Familias sudcalifornias: FAMILIAS NUMEROSAS
Muchas parejas son criticadas por decidir tener una familia grande, más cuando su situación económica no les permite llevar una vida holgada o de calidad… “tres son multitud” comentan algunos, sobre todo en la actualidad donde se promueve mucho el control de natalidad con el fin de que sean pocos hijos, pero mejor atendidos.
Sin embargo, recordemos que hace algunas décadas la cultura mexicana nos hablaba de lo contrario, padres de familia con un gran número de hijos; así nos criamos la mayoría de las persona que tenemos más de 40 años, con muchos tíos y primitos correteando por la casa, jugando a las escondidas y a los colores, mientras el frente de la casa del abuelo se rodeaba de sillas para la familia, donde pasaban las horas de pláticas de lo sucedido en la semana, acompañados de un rico café u otra bebida.
La decisión de tener pocos o muchos hijos es de cada quién, lo cierto es que en la actualidad las parejas con muchos hijos son fuertemente criticadas con comentarios como “No tienes televisión”, “no has oído hablar de métodos anticonceptivos”, “Qué irresponsables son”, etc. generalmente enfocados en el nivel económico suficiente, que no todos tienen.
Una de las muchas familias que se encuentran en ésta situación, recibió una pregunta que decía: ¿Y se consideran personas responsables teniendo diez hijos? la madre texana, Catherine Musco García-Prats, respondió: "No medimos nuestro sentido de responsabilidad por el número de niños que tenemos, sino por lo que hacemos con ellos". Obviamente le damos la razón en el sentido de que poco o mucho sea el tiempo que puedes pasar con tus hijos, si esos momentos son realmente de amor y calidad formarás hijos responsables, amorosos y sintiéndose parte del núcleo familiar.
Lo cierto es que para que una familia de ésta magnitud funcione, sobre todo y más difícil aún, de aquellas parejas que deciden vivir juntos y que ya cuentan cada una con hijos de otra pareja, “parejas reconstituidas”, debe existir principalmente mucho amor, comunicación, disciplina, paciencia y respeto.
Unos de los puntos que debemos tener en cuenta para mantener una buena relación familiar y de pareja son:
Hogar y Capital:
Uno de los aspectos importantes que hay que tomar en cuenta cuando queremos tomar la decisión de unir nuestra vida —e hijos— a una pareja con sus hijos, es la cuestión de la vivienda; qué vivienda habitarán, cómo se organizarán las habitaciones sobre todo de acuerdo al capital con el que contamos, si hay que realizar una remodelación o en su caso mudarse a una nueva casa. Así mismo en la cuestión del capital, si los dos obtienen ingresos, si van a tomar la decisión de manejarlo por separado o como se dice, con el método “de pozo común”, ésta última con mayor éxito que la primera.
Psicólogos, sentimientos y más:
Obviamente cuando decidimos vivir en pareja, es porque generalmente la relación ya tiene tiempo, por lo que se supone que ha existido ya una convivencia de la nueva pareja con los hijos, sin embargo es importante que los niños lleven un tratamiento psicológico de adaptación, como para asegurarse que el cambio se está asimilando de manera correcta, ya que obviamente los hijos siempre tienen una esperanza de reconciliación entre los padres y esto podría herir sus sentimientos en lo profundo; así también, se deben establecer límites y situaciones con las parejas anteriores en cuanto a llamadas, visitas, etc. a fin de evitar malos entendidos, por lo que deberá de haber respeto mutuo entre la pareja, muy buena comunicación y mucha disciplina con los hijos, pero todo con amor se puede.
Rol de “Padres” Nuevos.
Este punto es muy importante, ya que muchas de las personas tienden a ser celosos de la pareja, cuando exige el cumplimiento de alguna regla o conducta al “hijastro”, aquí es donde vienen los problemas, porque desde un principio debemos definir qué rol debe jugar cada quien con la familia, y debemos hacérselo saber a los hijos, de manera que no haya confusiones ni malos entendidos, sobre todo evitar bloquear el canal de comunicación con los pequeños. En el caso de los matrimonios con hijos en edad temprana, es una situación de adaptación más fácil que con hijos adolescentes, ya que se encuentran en una etapa sensible a las expresiones de afecto y sexualidad y pueden sentirse afectados por un romance activo en la familia.