Filantrofagia

A todos nos han preguntado alguna vez acerca de cuál sería el libro o los cinco libros que nos gustaría llevar en caso de quedar en una isla desierta y ya hemos dicho que una de esas obras sería la de Jacques Derrida y nos referimos a la de Donne (le) Temps y La Fausse Monnaie esto es, “Dar el tiempo y la Moneda falsa” en los que hay párrafos de altísimo nivel de reflexión acerca de las inclinaciones del ser humano hacia el engaño o la falsedad. Y siempre pensamos en este famoso filósofo francés argelino de la Deconstrucción cuando de hablar de los falsos filántropos se trata.

Los que se dedican a crear fundaciones dizque caritativas o dizque promotoras del arte o de la obra de algún artistilla o dizque para apoyar al medio ambiente o a los derechos de los huérfanos etc., etc., esos simuladores de bondad son en realidad defraudadores del fisco. Hacen que sus “fundaciones” reciban la autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para deducir de impuestos sus operaciones, donativos o negocillos ruines. Son viles farsantes o falsificadores de lo que sería la verdadera filantropía, en donde la mujer o el hombre de bien buscan compartir discreta o secretamente parte de su fortuna económica o patrimonial con otros seres en situación de infortunio.

Aquí en México si hubiera diputados de a de veras, estarían haciendo, con carácter de ya, una modificación a todas esas leyezuelas que le permiten a los infamantes falsarios de la bondad y de la solidaridad hacerse publicidad en los medios de comunicación pantereando el bien que dizque hacen  llevando regalillos, equipos, ropa, comida o computadoras o lo que se le ocurra, a personas necesitadas o menesterosas, pero para tomarse la foto y expiar su mezquindad, pero en realidad es con nuestro dinero con lo que hacen sus “piadosas” acciones. Sí, con nuestro dinero, pues es lo que dejan de pagar de impuestos que usted estoica lectora y vos elector lector y nosotros los pobres marinos, sí pagamos sin escapatoria.

Ellos no, hacen la Fundación equis o la asociación civil a modo para que todo lo que reciben o dan de dinero sea deducible de impuestos. Una farsa ruin, execrable y vil. Y adicionalmente se autonombran directivos de esos bodrios dizque filantrópicos y se otorgan sueldos y prebendas, celulares, vehículos, viajes y todos lo que a ustedes se les ocurra en sus brillantes y sagaces mentes. Hay algunos que hasta la comida de sus casas y el sueldo de sus secretarias o sirvientas y choferes meten en la nómina de la Fundación. Vea cómo han proliferado en los directorios de las “instituciones de beneficencia”, observe cómo se regodean viscosos en la Junta de Asistencia Privada o sus similares.

Es de escándalo ya la cifra de evasión fiscal real que suma decenas de miles de millones de pesos escamoteados al erario por estos lobos disfrazados de ovejas. Hay quien confunde al Filántropo con el Misántropo y no me refiero al de Moliére, pero el misántropo que está decepcionado del ser humano se convalida al ver lo que hacen estos despreciables lucradores  con el dolor. Si ellos entregaran al fisco los miles de millones de pesos que le escamotean, el Estado podría realizar acciones importantes frente a la mayor pobreza de la historia de México como la que estamos padeciendo en la actualidad.

Como advierte  el economista Julio Zamora Bátiz: “lo que pudiera pasar si se continúa eligiendo la cómoda y supuestamente rendidora política de repartir prebendas a los diferentes grupos sociales en vez de invertir en el desarrollo económico y la creación empleos”. Hay una verdadera plaga de Organizaciones no gubernamentales que está carcomiendo, no sólo la confianza colectiva, sino la posibilidad real de que triunfen las políticas auténticas de desarrollo social. El barco cruje, cuidado.

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Ramón Ojeda-Mestre
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