Finitud programada
En un solitario departamento
ella se debate en la difícil y triste disyuntiva:
sumergirse en el mar o abrir la llave del gas.
Absorta escucha en la radio
“Gracias a la vida”, de Violeta Parra
y abraza su “Desesperación”
cuadro original, regalo de cumpleaños.
Lee a Storni y a Plath. Fuma. Bebe. Escribe.
Temblorosa marca el día en el calendario.
Ansiosa programa la alarma en su reloj de pulso.
No sabe todavía el cómo,
sólo que ya ha reservado día y hora
para su juicio final.
"Morir es un arte, como todo..." Sylvia Plath