Homenaje a esta tierra
A ti que me has dado tanto
quiere ofrecerte un poema,
quisiera poder bordarlo
con blanca espuma y arena.
Tus playas de arenas blanca,
de arenas negras y ámbar
de suave arenilla blanda
y la dura arena grave.
Además tienes tus islas,
tus montañas y tus valles
huertos de dulzura extrema
y desiertos solitarios.
Entre esa gran variedad
de sal y azúcar mezcladas,
se alimentan los ensueños
de la juventud dorada.
Se mecen en las palmeras
los imborrables recuerdos
y el cántico de las aves
nos retorna a tus misterios.
Qué impetuosos son tus vientos,
qué contraste con tu paz,
qué olas tan altas se cruzan
para poderte alcanzar.
Y al final, como una perla,
extraída al viejo mar,
nos regalas a la vista
tu luz, como manantial.
Hacia tus miles de estrellas
que brillan en noches claras
las aguas del mar se alzan
como queriendo alcanzarlas.
Los cardones centenarios,
siempre elevando a los cielos
sus brazos lisos y fuertes
dando gracias al eterno.
Oh! inmensa naturaleza
que tienes tantos contrastes
¿ por qué a Baja California
las aguas dulces negaste?
Son las lágrimas del mundo
las que bañan tus esteros
para dar consuelo al triste
y bálsamo a sus quimeras.
Madre adoptiva de muchos
que buscando su camino,
voltearon hacia tu ruta
y aquí encontraron destino.
La ilusión que a ti me trajo
se convirtió en realidad,
la que fue una idea incierta
germinada en soledad.
He cultivado mil flores
de tu selecto jardín,
he sembrado la semilla
que alegrará mi existir.
Tierra pobre en tu riqueza,
agua rica en tu pobreza,
cobijas al que a ti llega
le das amor, paz y entereza.
Quienes vienen y se funden
en tus aguas cristalinas
encuentran la sal y miel
que da sabor a sus vidas.
Se quedan bajo tu sol,
se duermen con tus arrullos,
te conquistan con trabajo
y aquí rehacen sus vidas.
Tanta paz, tanta belleza,
magnánima les prodigas
que logras que sólo exista
Sudcalifornia en sus vidas.