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Homenaje a Sor Juana Inés de la Cruz: Sor Juana cabaretera

Escrito por Héctor Domínguez Ruvalcaba en Martes, 12 Noviembre 2013. Publicado en Cultura, Literatura

Colaboración especial

Fantasma recurrente e inquietante, transparente y misterioso, el de Sor Juana siempre vuelve a darnos lecciones de osadía. Ella nació a nuestra modernidad durante el período postrevolucionario en los sonetos surrealistas de Bernardo Ortiz de Montellano y las investigaciones eruditas de Ermilo Abreu Gómez–-lo que motivó un soneto irreverente y jocoso de Salvador Novo: "Antes que el documento se nos pierda/ en las fauces oscuras del mañana/ has de saber querido Ermilo que Sor Juana/ como todas las demás cagaba mierda."

            Convocada a la fiesta surrealista, y a las imágenes pedestres del carnaval satírico, la musa moderna tiene menos de parroquial que de ícono de la desobediencia. La monja poeta––como la virgen de Guadalupe en la tradición insurrecta nacional––se abre paso en el imaginario mexicano de final del siglo XX y principios del XXI como una imagen militante de la diversidad sexual, instalada completamente en el pedestal de primera poeta queer de nuestras letras, que escribe poemas de amor a la virreina. Es un amor que la monja asume con soberbio desafío frente las leyes de Dios y del reino: "Y si es culpable mi intento,/ será mi afecto preciso,/
porque es amarte un delito/
de que nunca me arrepiento."

            En su monumental obra Sor Juan Inés de la Cruz o las trampas de la fe, Octavio Paz da marcha atrás a lo que hubiera sido una polémica salida del clóset de la décima musa. En la mente finalmente mustia del poeta, dichos poemas de amor no pueden significar más que escarceos platónicos que nunca indicarían una relación lésbica. Paz bordea muchas veces el punto escabroso de la disidencia de género, para echar mano finalmente del recurso de sublimación, la vía higienizante del psicoanálisis que le asigna a la poesía el papel de mantener al poeta en la suspensión de las ansiedades carnales, a fin de poblar los sueños diurnos de exquisiteces retóricas. La crítica de Paz en todo caso intenta conjurar la evidencia sáfica en la obra de Sor Juana, como si de librarla de un apuro se tratara.

            La cineasta argentina María Luisa Bemberg da el paso definitivo en su Yo la peor de todas, donde la intimidad entre la poeta y la monarca se despliega sin titubeos. La identidad lésbica de la décima musa se da por sentado. El arte del performance le dará a la mayor exponente de la letras coloniales una función emblemática en el teatro cabaret desde los años noventa. Destaca entre estos trabajos "Sor Juana en Almoloya" protagonizada por Jesusa Rodríguez en el año 2000, donde a la usanza del género de cabaret político, el personaje de Sor Juana parafrasea algunos pasajes conocidos de su obra para abundar en las críticas de los políticos del momento: Vicente Fox, Carlos Salinas y su hermano Raúl, etc. La condesa de Paredes, virreina de la Nueva España le hace literalmente una visita conyugal y expresamente pone en duda la teoría del safismo sublimado para llevarnos a un concreto acto carnal homoerótico. Muchas Sor Juanas cabareteras y criticonas han pasado por los escenarios del burlesque mexicano en los últimos veinte años. Recientemente, tuve la oportunidad de ver una versión de César Enríquez Cabaret en el teatro El Vicio de Coyoacán. Desde la efigie del billete de doscientos pesos, Sor Juana habla de los avatares del papel moneda en tiempos en que el dinero circula entre los ámbitos legales e ilegales, sin faltar, por supuesto, la nota queer que la asimila a las políticas del cuerpo de nuestro tiempo. De esta manera es que Sor Juana se mantiene en nuestra imaginación como la inteligencia del ingenio verbal disidente, y entre nosotros permanecerá como uno de los pilares que sostienen nuestra rebeldía.

 

Texto inédito del Dr. Héctor Domínguez Ruvalcaba

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