Islas, sal y rupestres
Estoy seguro de que si se confirman los rumores de que el Secretario de Semarnat se va de embajador al Vaticano lo primero que hará será apersonarse en la Capella Sixtina para pedir perdón a Dios por no haber terminado y publicado el inventario o listado del Patrimonio Insular de México, digo, suponiendo que sea católico apostólico romano, pues no me cabe en la sesera que nombren un embajador ante el estado/iglesia que no profese esa creencia.
Nada más porque tengo información confidencial de fuentes que no estoy autorizado a revelar, conozco que ese Dios todopoderoso es tan magnánimo, que seguramente le otorgará su indulto, gracia, remisión, absolución, clemencia, merced, amnistía, descargo, indulgencia, remisión, condonación, piedad, misericordia, compasión, exculpación, liberación, exoneración o manumisión. Yo no, nunca le perdonaré que se vaya de sus lujosas oficinas si no entrega a los mexicanos ese documento fundamental que permita saber cuántas islas tenemos, dónde están, cuál es su superficie, qué estatus jurídico poseen, qué características tienen o cuál es su potencial aprovechamiento y riesgos.
No lo exoneraré, no, no, es más, ahora que asista al Congreso Mundial de Antropología de la Sal, en Iasi, Rumanía, hablaré con los científicos y hechiceros de todo jaez para que me digan cómo convertirlo en estatua de sal si sale de la Semarnat sin cumplir ese compromiso gubernamental, por más que me he hincado ante Mariana BoyTamborrell, la de Zona Federal Marítimo Terrestre, ante Alejandro del Mazo el de Áreas Naturales Protegidas, ante el gran Rafael Pacchiano el subsecretario estrella e incluso ante Quintero el Comunicator. No se olvide que en materia de sal México tiene la salinera más grande del mundo y que desde antes de la llegada de los europeos ya éramos una potencia en sal, allí está el museo de la sal en Cuyutlán que lo recuerda y en Guerrero Negro el maestro Javier Lazcano, bibliófilo implacable, custodia los parques microbiológicos que incluso la NASA estudia para que podamos generar vida en Marte y otros planetas. Salud.
Me niego o rehúso a lavar la ropa sucia en casa. Sí, allí denunciaré internacionalmente, al tal secretario de Semarnat, lea el programa en Internet y verá que estamos apuntados Jesús Montaño de la Universidad de Colima y yo como mexicanos, para dar conferencias y ponencias, y luego, al acudir al Congreso de la IFRAO sobre Pinturas Rupestres en Cáceres, España, volveré a sacar su efigie y fenotipia, para acusarlo ante todos los expertos en artes cavernícolas bajo la influencia ancestral de los Picapiedra ydel Cavernario Galindo, único luchador que ha valido la pena y no como esos acomplejaditos enmascarados que son tan feos y tan repugnantes que ni se atreven a salir sin esas grotescas máscaras, pobres, allá ellos.
Serán testigos cerca de 400 conferencistas que habrá en ese Congreso en donde se lucirán nuestras máximas exponentes rupestrólogas María de la Luz Gutiérrez y Harumi Fujitaal igual que otros 23 mexicanos que expondrán ante la comunidad académica mundial. Si todo esto no amilana al de Semarnat y se aplica a terminar el inventario de la islas de México, lo exhibiré ante la COP de París y ante cuanto foro chiquito o grande me plante, como hice en Ciudad Juárez, donde Sami Schmidt me invitó a hablar ante el Colegio de Chihuahua y ante la Casa de la Cultura Jurídica de Xalapa, donde el ilustre jurista veracruzano, Berlín Valenzuela, presidió la sesión. Chéquelo en YouTube o cheque su mail para que vea, señor Semarnato.
