LA NO-VIOLENCIA PARA COMBATIR LA INDIFERENCIA.
"El mundo está cansado del odio”. M. Gandhi.
Mohandas K. Gandhi es un personaje histórico no sólo fundamental en la vida política e independencia de su país, sino también inspirador de movimientos sociales en todo el mundo. Uno de los conceptos más importantes e interesantes de Gandhi es la no-violencia.
A partir de este personaje, reconocido por muchos activistas por el bienestar de los animales, haré mi siguiente reflexión, ya que estimo de suma importancia señalar que para combatir la indiferencia hacia el sufrimiento de otras especies animales, es necesaria la no violencia en su forma más positiva: amor y paciencia.
Ante la indiferencia del sufrimiento de miles de perros y gatos en México, la práctica de la no violencia de quienes defienden los intereses de estas especies, exige el mayor valor posible. Primero porque hay que decir la verdad por muy severa o impopular que pueda parecer en ese momento. Y segundo porque la ignorancia más vulgar tiene que desaparecer sin ira y sin rencor.
Una de las verdades más severas, que exponen quienes defienden el interés de no sufrir de los animales de compañía, es que somos las sociedades las que mantenemos en estados de miseria, abandono, dolor y muerte a miles de perros y gatos cada año. Esta realidad es palpable y cuantificable en los centros antirrábicos o de control canino en todo el país, en donde se implementa la muerte de miles de animales de compañía. Pero echarles la culpa no sirve de nada, ya que son las mismas comunidades las que pueden poner solución a esta situación.
Por otra parte, el cambio de enfoque y prácticas de los gobiernos para el control de población de perros y gatos, ha sido una tarea titánica y de pocas personas comprometidas. El modelo de “antirrábico” tiene ya poco que ofrecer para controlar la población: los viejos esquemas de pensamiento ya no caben dentro de una nueva consideración moral hacia los animales de compañía.
Para convencer a aquellos que afirman que los animales de compañía y su sufrimiento no merecen nuestra atención, debemos dejar de lado el odio, ya que el odio es la forma más sutil de violencia. Y la violencia no puede ser combatida con violencia. Sólo podemos terminar un problema de indiferencia, con el amor, nunca con el odio.
Quienes pedimos que termine la indiferencia hacia el sufrimiento de los animales de compañía, no podemos volvernos indiferentes ante las problemáticas propias de cada actor relevante para la solución. Sin duda existe una ignorancia institucionalizada, y para contrarrestarla miembros de la sociedad civil buscan nuevos planteamientos que tienen como reto integrar en vez de juzgar y separar.
Juzgar y pasar por alto la capacidad de razonar y dialogar para plantear nuevas alternativas, tampoco hace mucho bien a la causa, ya que lo que se pretende es una reforma interior y no una imposición.
Esta reforma interior se dará sólo con mucha paciencia de los portavoces de las organizaciones que buscan prevenir la crueldad y violencia hacia los animales de compañía. Así como con inteligencia para exponer las complejas relaciones que tenemos con estas dos especies animales, planteando la posibilidad de que sean basadas en la no violencia, la paz y el respeto.