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La rebelión de las plantas

Escrito por Francisco Amador García-Cólotl en Jueves, 13 Agosto 2015. Publicado en Cuento, Cultura, Literatura

 

Él se me quedó viendo fijamente y noté cierta condescendencia en su mirada. Luego quiso aclarar, así, en frío, y más resignado que racional, aquella duda que más que eso era sentencia del juicio que concebía personal y autónomo, pero que parecía venir de un vocero de los enclaustrados en el poder: ¿Para qué te rebelas? Si no tiene caso andar de grillo. ¿Qué le podía contestar? Pensé para mí y, en una línea de tiempo que empezó a enrollarse como serpiente, vinieron a mi mente las imágenes de los dominantes en la historia de la humanidad: los más fuertes físicamente golpeando a los débiles desde la prehistoria, para arrebatar comida, hasta los imperios aplastando lo que se les interponía para lograr sus fines; luego los que tenían el conocimiento y las armas, ausente el primero en las masas, dominando desde la oscuridad a los más ciegos; después aparecieron los religiosos, recluidos en el estudio, mantenidos por la plebe, buscando el conocimiento para ejercer su dominio desde la palabra; ahora, la visión hegemónica del éxito, occidentalizada, homogeneizadora y rapaz, conduciéndonos al consumo desmedido como terapia psicológica. Volteé hacia la derecha, esquivando la expresión ganadora, superior, de mi interlocutor; bajé la mirada y observé algo curioso en la banqueta; una planta, apenas perceptible, se rebelaba ante la imposición sobre lo natural. Aquella plantita me dio una luz para responder y pensé en señalarla y hacerme pasar por alguien que sabe. No lo hice, mejor asentí y traté de idear una analogía para más tarde. La plantita se rebela a la imposición de la pesada mezcla fraguada hace varios años. Yo deseo, algún día, rebelarme ante la imposición del pensamiento imperante. Quisiera que una idea mía fuese una planta que no se deja matar; una rebelión chiquita contra la porquería de la dominación y sus tácticas. Ya cuando nos despedimos, se me ocurrió una posible respuesta: si la planta se rebela contra lo que la aplasta, aunque fuera por simple casualidad de factores, muestra que tiene vigor y busca una grieta para emerger de la banqueta. Alguien la pisará, lo sé, pero su impulso es innegable. Así las ideas deberían rebelarse contra lo que las achata y aplasta. Entiendo que cada quien tiene manos diferentes; cada quien tiene una perspectiva que varía porque se transita en diferentes caminos y concibe la realidad de acuerdo a su educación, instrucción, iniciativa propia y posición económica. Así como a la planta no le gusta la banqueta y cuando sea árbol la romperá, una idea puede romper el estado jerárquico y el velo alienante que hace preguntar a las personas que si por qué nos vamos a la grilla. Esta dominación, aunque no se muestre violenta es tanto, o más, como lo fue la religión; se apropia de lo que sea para sacar provecho, hasta de la propia disidencia, la cual convirtió en negocio. Cada día los soldados y lacayos de los dominantes perfeccionan las técnicas de todos lados para mantener el statu quo y seguir destruyendo lo que se oponga en pos de la ganancia.

La serpiente se ha enrollado; los conflictos sociales vuelven con otras caras. ¿Volverá Guillotine a ser muerto por la guillotina? En esta vida se busca la felicidad dirían los griegos. Yo, como la planta, no puedo ser feliz debajo de esa losa que está punto de asfixiarnos.

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