La tinta del aliento: EL LOCO DEL SACO

Mi primer día en un bar, porque han de saber
que las letras a veces no dan de comer,
gentes vienen y van y me toca atender
a un hombre que lleva en su mano una rosa
y colgando del brazo, un saco de mujer…….

“Le llevas dos copas y le sirves al saco”
-me dijo el cantinero, nada debes temer,
y que no te sorprenda si acaricia la prenda
del amor de su vida,
la que fuera algún día su adorada mujer.

Mientras que lo atendía
me acerqué lentamente temiendo interrumpir
el diálogo demente, ese extraño vivir…..
su mirada era dulce cuando la presentó…
esta dama señor……..es un ángel de Dios

¡Mire que chulos ojos! Claros como la miel
Y aunque casi no coma, sonrosada es su piel
no existe en el mundo quien recoja del viento
el suspiro que llevo tan dentro de mi ser…

La amo tanto, tanto, como nadie imagina
amar en la vida tan sólo una vez….
se lo que dice la gente, lo que murmuran de mí,
que estoy loco por ella, que no existe mi estrella
¡Pero no es así!…

¿Verdad que usted la mira tan clarito como yo?
¿Verdad que no es mentira que invento mi corazón?,
Yo sé… que si me quedara sin esta mujer
¡Que dolor sería señor!, 
Entonces de verdad, podría enloquecer…….

Un nudo en la garganta me cortaba la voz,
y hablándole al saco, respetuosamente le felicité:
“Siendo tan hermosa es fácil comprender
que este caballero viva enamorado
y rendido a sus pies”…