Las perlas del muladar: los niños
Los ojos de los niños
desprenden el amor
de las cuencas oceánicas;
en donde te conocí, mujer,
que incendias mis sentidos
con tus matices de impotencia.
¿Quién tiene derecho
a desgarrarlos frente a ti,
a macular la esperanza
que tienen en las palabras,
en las canciones rosas,
en la bruma perpetua de tu boca?
Deja que sus células
calcinen tu vientre,
que las máscaras
de mar nocturno
enlacen sus cuerpos
y luego se deshagan
en la arena fría de la costa.
Las caracolas desconocen
la tibieza del mar
donde sus sangrientas imágenes
se despiden del mundo.
Quizá algún día
dejemos de navegar
en fragatas de fuego
para no quemar sus virtudes
ni tirar las cenizas
sobre las algas marinas.
¿Acaso entonces podremos existir al descubierto?
Comentarios (6)
Cecilia
Andrés
Ale Chávez
Dinorah
Dinorah Beltrán
Excelente!