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Las preguntas de Rut

Escrito por Alejandro Daniel Álvarez Arellano en Lunes, 29 Diciembre 2014. Publicado en Cuento, Literatura, Narración

Rut es una niña pequeña que vive en una ciudad rodeada de llanuras con mezquites, huizaches, cardones, choyas y muchos arbustos espinosos con veranos muy calurosos pero inviernos muy benignos. Rut está en la edad en que se empieza a hacer preguntas inquietas. La temporada navideña aumentó la inquietud y las preguntas. Rut no entiende muy bien la abundante propaganda que difunde la imagen de un ser benefactor, a quien llaman Santaclós, muy gordo, barbón y cachetón que viste un grueso traje de lana roja con gorro, guantes y botas, al que apenas se le ve parte de su cara. ¿Cómo es que soporta andar vestido así ese señor? Pregunta Rut en medio de la cena navideña.

Pero la cosa no para ahí. Al ver transportarse a Santaclós en un trineo jalado por unos renos en medio de fuertes nevadas Rut no puede menos que recordar la imagen de algunos rancheros montados en sus caballos y a las liebres, coyotes y algunos venados corriendo en el terreno pedregoso a lo lejos cuando viaja por carretera con sus papás y hermanos. ¿No se romperá el trineo de Santaclós deslizándose entre tantas piedras de los cerros? Pregunta, jalándole la camisa a su papá.

El colmo, piensa Rut, es que una persona de ese tamaño quiera meterse a una chimenea. Y es que en la ciudad donde vive Rut las casas no tienen chimeneas y la única que conoce Rut es la de una termoeléctrica que avienta unas lenguas de nubes negras que afean el claro cielo de su ciudad. Se va a llenar de cenizas negras ese Santaclós si insiste en meterse a esa chimenea, le dice Rut a su mamá.

¿Y tú crees que en ese saco que carga en la espalda caben todos los regalos para todos los niños del mundo? Pregunta Rut a su hermano mayor.

Mira Rut, le contesta su hermano, a mí me gustaría un ser fantástico que en la Noche Buena anduviera en bicicleta bien iluminada, con cachucha de beisbolista, pantalones de mezclilla rotos a la moda, con camiseta estampada de la Pepa, y que sólo repartiera los avisos para ir a recoger los regalos a una empresa de mensajería al otro día a la hora que uno quisiera.

Al terminar la cena Rut concluye: -Los Reyes Magos con su caballo, camello y elefante no la pasarán tan mal aquí en nuestra ciudad como Santaclós ¿verdad mamá?

 

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