Los padres y sus prohibiciones, los hijos y sus decisiones.

Prohibir o permitir, es uno de los dilemas que enfrentan los padres día a día en estos tiempos de modernidad y equidad. La familia como fuente de organizaciones tiene un origen entre lo que se puede y no. Un estudio realizado revela que existen temas que muestran con claridad los corredores en los que padres deciden y otros que son concesionados a los jóvenes, regresar tarde a casa e iniciar noviazgo son respectivos ejemplos.

Alumnos de la Universidad de Tijuana (UDT) realizaron un estudio para conocer algunos aspectos de la vida familiar de jóvenes, con el fin de identificar temas en los que los padres conceden decisión a los hijos. El tema está ligado, por una parte, a la intención de brindar protección, y por otra a permitir que vivan experiencias que ayudan a su proceso de madurez.

En el reporte de la investigación se da cuenta que tener novio(a) o vestirse de una u otra forma son dos decisiones que, en la mayoría de las familias, concierne a los jóvenes. Aunque parezca un tema superado, en algunos hogares los padres limitan el uso de cierto tipo de prendas (partiendo de la idea de que uno de los estímulos tempranos que los sistemas de formación infantil promueven es, que desde niños, los hijos empiecen a experimentar el poder de decisión sobre su vestimenta). Así lo manifestaron cinco de cada cien jóvenes, quienes aseguraron necesitar permiso. Por su parte, un 2% expresó que le prohibían usar determinado tipo de prendas.

En éste sentido, el párrafo anterior nos indica, que el noviazgo tiene una serie de implicaciones que involucra riesgos en distintos niveles y desde distintas perspectivas, pero al mismo tiempo oportunidades para padres e hijos. La encuesta, deja claro que para algunos padres, tutelar o controlar esa vivencia implica medidas restrictivas, así lo expresaron el 24% de los jóvenes entrevistados quienes confesaron necesitar permiso para iniciar un noviazgo. Interesante también que un 4% tenga prohibido tener pareja.

El ejercicio investigativo, tiene un 90% de confianza y un margen de error del 5%,  fue realizado en conjunto con el sistema CONALEP de Baja California Sur,  los datos fueron recolectados de una muestra representativa de la población del centro CONALEP, La Paz. Con respecto a salir de casa, los estudiantes dijeron no tener restricciones, sólo para los casos en que había que regresar muy noche o de madrugada, para ese efecto un 11% dijo no tener permiso para hacerlo. En contra parte, 2 de cada 10 jóvenes aseguraron que es su decisión llagar tarde o no. Lo cual habla de dos medidas opuestas sobre el tema, para unos existe total libertad y mientras que otros no tienen ninguna oportunidad.

Los entrevistados también hablaron de la postura de su familia con respecto a fumar e ingerir bebidas embriagantes, a la gran mayoría se les tiene prohibidas ambas cosas, aunque existe mayor restricción en la primera. Interesante es que el 20% de los jóvenes aseguraron que era su decisión beber y para un 15% fumar, es decir, hay una franja de  familias que no han logrado establecer un acuerdo al respecto, ya sea por falta de dialogo o de reflexión.

Sin duda que padres e hijos deben ocuparse en establecer reglas y límites, para generar una mejor convivencia y formación así como evitar riesgos, para ello, se necesitan canales efectivos de comunicación para retroalimentarse. Vivir experiencias es bueno para los jóvenes, que se generen entornos seguros es tarea familiar.

A los padres les corresponde modular y a los hijos ganarse la confianza. No deben confundirse las reglas con los límites, ambos son importantes, pero no debe perderse de vista que debemos trabajar para que sean temporales. Debe eliminarse la dicotomía  Prohibición-decisión, para que la familia asuma de forma colectiva su carácter formador, ello permitirá explorar nuevos espacios para la fortaleza familiar.