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“Los suicidas” de Antonio di Benedetto

Escrito por Héctor Alejandro Narro Flores en Lunes, 23 Diciembre 2013. Publicado en Literatura, Opinión

 “Porque destruirse a sí mismo es privilegio de la absurda condición humana” (ADB)

 

Condenarro           

La obra de Di Benedetto siempre resulta por demás interesante y, al mismo tiempo un ejercicio intelectual de gran valía. El tema que aborda, en la modalidad de novela, nos permite acercarnos, de una forma peculiar a ese momento al que todos llegamos, cada quien en su oportunidad de forma única, aunque similar a muchas otras. La muerte. Aquí, Di Benedetti plantea el trabajo de un periodista que recibe la orden de una historia sobre suicidios, derivada la historia de un par de amigos que por acuerdo se dieron muerte.

A lo largo de su narración, la novela nos enfrenta a una variedad de personajes y personalidades, todas inmiscuidas de cierta forma en el tema del suicidio, de la muerte en general, o, en determinado momento en la pérdida de la vida, aun cuando el motivo o razón de que cada uno se suicide, por “mérito propio”, por común acuerdo, sea fraternal, amoroso, de valor, o cualesquier pretexto, motivo o razón; ningún suicida que haya logrado su objetivo podrá explicarlo, no obstante las muecas, expresiones y/o cartas de despedida que permitan a familiares y autoridades fundamentar una teoría en particular, lo cual hace concluir en que estaba loca(o).

Nuestro protagonista, único del cual nunca sabemos su nombre, se ubica como una víctima más del suicidio, su padre lo hizo a la edad de 33 años, edad que está por cumplir el incisivo periodista qué, junto con su fotógrafa asignada, Marcela, tratan de resolver el enigma del suicidio y todo lo que conlleva, tanto en lo familiar, como en los círculos de amigos de los suicidas y la misma autoridad, cuya primera acción es no dar información alguna a la prensa.

Con un lenguaje sin tecnicismos, elocuente, mordaz, con el sarcasmo particular de nuestro autor argentino, un conocimiento del pensamiento, la filosofía y la condición de la raza humana, nos lleva de la mano por ese misterio del origen de la muerte por mano propia.

En un arranque de genialidad, como lo es el mismo autor, nuestro personaje, ayudado por una colega de la agencia de noticias, intenta discernir, en el ámbito religioso primero y filosófico después, los motivos y las posturas en derredor del suicidio: “Judaísmo: adverso al suicidio, bajo el fundamento ‘por tu sangre y tu vida exigiré un reconocimiento; lo exigiré de cada bestia y de cada hombre’; Karaita Kirksani: ‘no matarás’” incluyendo algunos fundamentos del judaísmo e incluso cristianos, menciona a Kant, Reines. Por otra parte, apunta  sobre el brahmanismo y budismo que lo toleran y, basados en la reencarnación lo hacen más aceptable; el islamismo lo condena.

En las corrientes filosóficas define; Pitágoras, Platón, Aristóteles, Dante, Lutero, Calvino, Shakespeare, Spinoza y Napoleón lo rechazan, en tanto Confucio, Buda, Diógenes, Séneca, Montaigne, Voltaire, Hegel, Nietzsche lo admitieron; sin embargo, Kant y John done hacen sus descargos, mientras que Hume y Josefo presentan contraposiciones.

Me queda claro que Di Benedetto llevo a cabo una investigación sobre el tema, que forma parte de una trilogía, o al menos así lo puedo comentar de forma personal, y posteriormente podrá el lector refutarme o no, mediante la cual nos da oportunidad de convencernos que la vida y la muerte son dos extremos de lo que hacemos entre el inicio de ambas, los motivos que en determinado momento nos lleven a mantener y acelerar una u otra, de pie a destacar que el suicidio si bien no es una solución, puede ser un razonamiento de lo irracional que resulta el pensamiento humano cuando se canaliza hacia una sola dirección, partiendo de un punto incierto, ello al concluir que Di Benedetto, lo confirmo, es parte integral del club de pobres locos peligrosos irreverentes irrelevantes, irremediables pero irresistibles y reales prófugos de la injusticia que el suicidio le provoca a la vida y a la muerte per se.

 

“El suicidio no es contrario a la naturaleza, ya que ésta deja librada la perspicacia del individuo cómo disponer de su vida”. (David Hume)

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Acerca del Autor

Héctor Alejandro Narro Flores

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