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México enfermo

Escrito por Ramón Ojeda Mestre-QEPD en Martes, 25 Octubre 2016. Publicado en Columnistas, Opinión

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La ineficiente conducción del país no solamente se manifiesta con el flagelo de la “nepotización” política que es un fenómeno perverso del acceso al poder, consistente en nombrar a parientes, esposos, hijos, primos, tíos, hermanos, favoritas, ahijados, sobrinos, etc. En México es escandalosa ya la “nepotización” que antes solo se evidenciaba en el ámbito de la iniciativa privada o en las antiguas monarquías.
 
Esta nepotización, que tanto agravia y crispa al pueblo en todo el territorio, se manifiesta ya, de manera desafiante, en el Ejecutivo federal, en los Ejecutivos de las entidades y municipales y en exceso en las Cámaras de Senadores y Diputados y en el poder Judicial donde los jueces son parientes de magistrados que a su vez son parientes de ministros de la Corte o de integrantes de los otros Poderes, sino que llega a tocar a los organismos “ciudadanos” como el INE.
 
No es una aristocracia, la nepotización es un vicio de la antidemocracia que se agudizó a partir del viraje abrupto al neoliberalismo o libremercadismo a ultranza que devino en el más purulento lucroteísmo. La nepotización epidémica que se refleja en los pésimos resultados para eliminar pobreza e inseguridad, es un tumor que la teoría ubica en la tiranía de Pisístrato, que para aferrarse al poder en Atenas, entregó la mayoría de los cargos a familiares y amigos.
El nepotismo es la preferencia que tienen funcionarios públicos para emplear a parientes y cuates, sin importar el mérito, sino su alianza y en países donde se ejerce la meritocracia (darwinismo social) su uso es negativo y se considera corrupción.
 
Así, la impudicia que vemos con los parientitos, con una visión esquizoide de la realidad social, deriva en esta Nepotización pirrúrrica que ha estocado gravemente al sistema y ahora también se contagia al vicio de entregar las obras públicas, a los familiares y a “contlapaches” personeros del Ejecutivo, es de un cinismo y de una vesania sin precedentes.
 
Papas y obispos católicos criaban sus hijos naturales como “sobrinos” y les daban preferencia. Algunos Papas elevaron a sus parientes a Cardenales, para continuar una dinastía papal. El Papa Calixto III, de la familia Borgia, convirtió a dos de sus sobrinos en cardenales; uno de los cuales, Rodrigo, usó esta posición para llegar a ser Pontífice (Alejandro VI). El mismo Alejandro VI promovió al joven Alejandro Farnesio, hermano de su amante Julia Farnesio, como cardenal, que llegaría a ser Papa Pablo III. Pablo III también practicó el nepotismo al promover como cardenales a sus dos nietos (de catorce y dieciséis años).
 
México está enfermo en su caterva gobernante, Partidos y “representantes”. México padece esa nepotización que hace que lo mismo Presidentes que gobernadores, alcaldes, diputados, senadores y funcionarios, sean parientes de otros detentadores del poder o del Gobierno. Véase la impresionante lista de gobernadores nepotálgicos. Con el Dr. Eduardo López Betancourt en el Congreso Internacional de Filosofía del Derecho, donde se trató la axiología en los procesos de juridificación, que es el tema de los valores en el ejercicio público y antes en la Universidad de Guanajuato con el maestro Dante Acal, participamos en conferencias de grandes juristas, uno, el director de Derecho Eduardo Pérez Alonso, autor del mejor libro sobre Acciones Colectivas y el brillante Roberto Lara Chagoyán, director del Centro de Estudios Constitucionales de la Suprema Corte. En todos los casos, la crítica a la pus aflora en un solo clamor: ¡ya basta!
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Ramón Ojeda Mestre-QEPD

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