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Nanotecnología: alcances estratégicos

Escrito por Alejandro Toledo Patiño en Martes, 15 Octubre 2013. Publicado en Ciencia, Noticias, Tecnología

La próxima revolución

 

En la anterior colaboración se vio que lo nanotecnológico ya está aquí aunque no sea perceptible, precisamente por ser una tecnología invisible a simple vista. La aparición del motor de vapor, del ferrocarril, de la electricidad, del motor de combustión o de la computadora fueron, en sus respectivas épocas,  procesos más que evidentes para todos. No ocurre así, al menos no hasta hoy día, con la tecnología enana y molecular. De ahí que tal vez corramos el riesgo de subestimarla y de verla como “otra más” que se viene a sumar a todas aquellas tecnologías que hacen más confortables nuestras vidas, más veloces nuestros autos, más rápidas nuestras computadoras y gadgets, más productivas a las empresas…y ¿acaso eso es todo?

Para poner en evidencia que su  importancia es probablemente mucho mayor, sirva tal vez  anotar que a diferencia de las revoluciones tecnológicas que tuvieron lugar en el pasado, y que  se abrieron paso a partir de iniciativas empresariales e innovaciones personales -como ocurrió con el motor de vapor, el ferrocarril, el automóvil y la computadora- la nanotecnología está siendo impulsada activamente por las comunidades científicas  y desde los poderes públicos y militares. Es algo semejante a lo ocurrido en sus respectivos inicios con la tecnología espacial y la energía nuclear, ambas también consideradas como “science push” y no “market push”, términos que se utilizan para hacer referencia a las instituciones propulsoras de los cambios tecnológicos (la ciencia y el mercado).

En lo que ha transcurrido del siglo XXI es un hecho que las nanociencias y nanotecnologías son consideradas por los gobiernos y los centros de investigación públicos, privados y militares, como una revolución en el conocimiento científico y en las capacidades tecnológicas de la humanidad, un salto en lo que con otros términos también se designa como el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad. De hecho es considerada decisiva en la gran convergencia que involucra activamente a la biotecnología, a la informática y a las ciencias cognitivas. En tal sentido el dominio del universo nanométrico  es considerado por las elites científicas, políticas y militares del mundo actual como algo decisivo y estratégico en la competencia comercial, industrial, militar y espacial de las próximas décadas.

 

¿Por qué? ¿Qué la hace tan importante?

En principio, como se  ha visto, se trata de una tecnología que tendrá efectos en la industria, los servicios, la salud y la vida cotidiana. Una tecnología de propósitos generales que aportará un nuevo horizonte de mejoras económicas respecto a tecnologías ya existentes; que ofrece y tiene ya una amplia variedad de usos en un variado número de aplicaciones industriales y de otros sectores; una tecnología que desarrollará un espectro de tecnologías e innovaciones complementarias que incluyen nuevos mercados, productos, y procesos, nuevas formas de  organización industrial, de entrelazamientos económicos y de encadenamientos productivos. En esto coinciden todos los estudiosos del tema.

 

Moderados y radicales

Existen, no obstante, dos visiones sobre la forma y los alcances del impacto nanotecnológico en las próximas décadas. Están los científicos que presagian un “progreso incremental” y los que postulan que ocurrirá un “impacto revolucionario”.

Los primeros sostienen que la nanotecnología no dará lugar, en la mayoría de sus aplicaciones, al surgimiento de productos radicalmente nuevos, es decir que sean diferentes en esencia a los que existen en la actualidad, sino que en su mayor parte constituirá solo un insumo sustancial de productos ya existentes tal y como ocurre hasta el momento. Su presencia en la mayoría de los bienes no será evidente para los consumidores: su pequeñez hará de ella una revolución industrial invisible.

Tengamos presente que el uso del carbón, la máquina de vapor, el petróleo, la electrónica-informática, fueron innovaciones que transformaron los modos de producir, transportarse y comunicarse, modificaron los productos que consumimos, como los consumimos, y hasta alteraron los paisajes de la civilización (ciudades, fábricas, ferrocarriles, carreteras, grandes puertos, canales, presas). De acuerdo a esta visión escéptico-moderada, con la nanotecnología no habrá modificaciones de tales dimensiones.

En cambio, los que prevén un impacto revolucionario de lo nano consideran que provocará una profunda transformación de las condiciones de vida y trabajo de las personas:

  • sensores integrados a la ropa para vigilar la salud, monitorear el entorno ambiental (temperatura, presión, contaminantes en el aire), además de contar con la capacidad de acceder, desde la vestimenta, a información de todo tipo en el momento deseado;
  • fabricación de máquinas y estructuras de toda clase, desde casas hasta aviones, construidas con las características y propiedades deseadas;
  • tratamientos y dispositivos para erradicar discapacidades físicas y mentales y para potenciar las múltiples inteligencias que alberga nuestro cerebro;
  • robots con la capacidad de interactuar con las personas (algo que Kirobo -el robot japonés diseñado y lanzado recientemente al espacio a fin de acompañar y ayudar a los astronautas que se alojan en la estación espacial internacional - ha dado el primer paso);
  • veloces interfaces entre cerebro humano y máquinas (los primeros prototipos han permitido ya interactuar con la mente tanto en juegos electrónicos como en sillas de ruedas);
  • fábricas inteligentes en lo que se refiere a la eficiencia energética de los procesos de trabajo así como a las variaciones de las condiciones de oferta y demanda de insumos y bienes finales;
  • agua potable barata y accesible a toda la humanidad;
  • transportes rápidos, seguros y de alta desempeño energético.

De acuerdo a esta visión  radical –y que se apoya fundamentalmente en las expectativas de la nanotecnología bottom-up-  un experto ha puesto en los siguientes términos su impacto previsible : “tiene el potencial para incrementar nuestras capacidades físicas más que lo hecho por la revolución industrial; para expandir nuestra capacidad de aprender y comunicar más que lo hecho por la imprenta; para acelerar nuestra habilidad de viajar más que lo hecho por el barco y la rueda; para ampliar los lugares y ambientes en los que podemos vivir más que lo que ha permitido hasta ahora el uso de ropa. Ella podría inducir cambios biológicos tan grandes en el organismo humano que la diferencia entre humanos y chimpancés sería mayor que las diferencia entre humanos y cangrejos.¨ (Hall: Nanofuture: what´s next in nanotechnology?, 2005)

Si esa puede ser su trascendencia, es  obvio el interés de los gobiernos, ejércitos y empresas por alcanzar su dominio. En esta y próxima colaboraciones abordaremos estos aspectos.

 

La carrera mundial por lo nano

A la cabeza del financiamiento público en pos de patentes, nuevos procesos, aplicaciones y productos nanos se encuentran los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Dentro de este trío hay una clara ventaja y liderazgo de los Estados Unidos. En un segundo grupo se ubican países como Corea del Sur, Taiwán y China. En todas estas regiones y países el financiamiento público y privado para la investigación y desarrollo en nanociencias y nanotecnologías vive un auge sin precedentes desde inicios del siglo.

Los Estados Unidos encabezan la lista de los países cuyos gobiernos más recursos han dirigido a este sector durante las dos últimas décadas. En segundo lugar, con aproximadamente la mitad de recursos que la primera economía del mundo, se ubica Japón, la tercera economía del orbe. Con aproximadamente una cuarta parte del financiamiento estadounidense se encuentra Alemania (la cuarta economía del planeta), seguida muy de cerca por Francia (la sexta) y luego Corea del Sur (décima).

Estos cinco países constituyen el pelotón de avanzada en la carrera nanotecnológica que tiene lugar a nivel mundial. Posteriormente se encuentran otros cinco países cuyo financiamiento conjunto en la primera década del siglo era apenas el equivalente al de Corea del Sur sola: se trata del Reino Unido, Bélgica, Austria, Finlandia y Noruega.

Los Estados Unidos, la Unión Europea y la dupla Japón-Corea constituyen las tres principales regiones del (primer) mundo en las que, en términos absolutos, existe mayor capacidad para sufragar investigaciones, experimentos y proyectos. 

 

En anterior colaboración se comentó sobre el uso militar de la nanotecnología y de los riesgos de lo que algunos expertos llaman una carrera nanoarmamentista. Pues bien, en el caso del financiamiento público en  los Estados Unidos destaca que haya sido  el Departamento de Defensa, después de la Fundación Nacional para la Ciencia, la dependencia federal con mayor cantidad de fondos desde el inicio de la Iniciativa Nacional Nanotecnológica (NNI) lanzada por Bill Clinton en el año 2000: mientras que su presupuesto acumulado durante 2000-2007 fue de 1925 millones de dólares (MD), el del Departamento de Energía sumó 1303 MD, el del Departamento de Agricultura 155 MD y el de la Agencia de Protección Ambiental únicamente 42 MD.

En la siguiente colaboración se verá qué países, regiones y empresas detentan el dominio de esta revolucionaria tecnología.

Acerca del Autor

Alejandro Toledo Patiño

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