Niño Dios, una tradición presente

Desde el siglo XVI, al menos en México, el Niño Dios es venerado y festejado en diversas épocas del año pero es precisamente durante la época navideña en que su presencia toma un significado muy especial.

Es durante la Noche Buena cuando algunas familias cristianas colocan la figura del Niño Jesús en el pesebre (el nacimiento), a éste evento se le conoce como “arrullar al niño”. El arrullo al niño consiste en ir pasando la figura del niño entre las mujeres más jóvenes de la familia mientras le rezan y le cantan, cómo si lo estuvieran durmiendo. La tradición dicta que cada miembro de la familia besará al niño antes de colocarlo junto a María, lugar en el cual estará hasta el 2 de febrero.

Otra de las tradiciones navideñas que tienen que ver con el Niño Dios tiene que ver directamente con los niños, pues ellos escriben una carta al Niño Dios en la que piden todo aquello que esperan para navidad; normalmente al inicio de la carta los niños escriben contando lo bien que se han portado durante el año:

“Querido niño Dios, éste año me porté bien con mi familia en especialmente con…”

Posteriormente escriben sus buenos deseos, los cuales van desde la paz y amor para el mundo hasta los juguetes y/o artículos que esperan recibir para navidad. Ésta carta se coloca días previos a la Noche Buena sobre el árbol de navidad o junto al pesebre, para así cuando el Niño Jesús amanece en el pesebre, los regalos también.

Por otro lado, en muchas partes del mundo se ha abierto un gran debate acerca de cuál personaje debería entregar los regalos durante la Navidad. Sin embargo, a pesar de los comentarios a favor o en contra hacia cada personaje, la última palabra se encuentra en cada uno. Incluso en algunas ocasiones, ambos personajes se dan cita bajo el mismo techo. Pero de algo sí estamos seguros, la tradición del Niño Dios sigue estando presente. 

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