Personaje de la cultura popular: Cupido
Durante el mes de febrero, en muchas partes del mundo es normal ver adornos de rojizo color, corazones de todos los tamaños o alguno que otro pequeño querubín, armado con flechas y arco dorado aludiendo al amor, éstos últimos representantes un personaje de la cultura popular: Cupido, quién tiene origen en la mitología romana, el dios del deseo amoroso.
Según las versiones más conocidas, es hijo de Venus, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad, y de Marte, el dios de la guerra, de ahí que posea arco y flechas, un equivalente de Eros de la mitología griega, sin embargo ¿Quién es éste Dios?
[Escultura "Eros y Psique" de Canova, también conocida como "El beso" conservada en el museo del Louvre en París]
Lamentablemente por la variedad de versiones su origen es un verdadero enigma, sin embargo la versión de su origen más conocida proviene de la fuente griega de Simónides de Ceos.[1]
De acuerdo a esta última versión, Cupido nació en Chipre, como su madre, quien tuvo que esconderle en los bosques y dejar que fuera amamantado por fieras que sólo con él eran piadosas. Venus no osaba tenerle consigo, temiendo el rigor de Júpiter, quien, previendo todo el mal que el niño haría al universo, pretendía fulminarlo al nacer.
El Destino, sin embargo, permitió que Cupido se mantuviera a salvo. Se formó hermoso como su madre, y audaz como su padre, e incapaz de ser guiado por la razón, a la manera de sus selváticas nodrizas. En el bosque fabricó un arco con madera de fresno, y flechas de ciprés. Tiempo después, Venus le regaló arco y flechas de oro. Las flechas eran de dos especies: unas tenían punta de oro, para conceder el amor, mientras que otras la tenían de plomo, para sembrar el olvido y la ingratitud en los corazones. Además, se le concedió el poder de que ni los hombres ni los dioses, ni su propia madre ni aun su propio pecho fuesen inmunes a las heridas que produjeran sus flechas, como prueba el amor hacia Psique, al que él mismo se vio sometido. La nereida Tetis, el día de sus bodas con Peleo, obtuvo para Cupido el perdón de Júpiter, y la gracia de ser admitido entre los dioses patricios.
Venus se preocupaba porque su hijo no maduraba y no crecía, así que consultó con el Oráculo de Temis, que le dijo: «El amor no puede crecer sin pasión». Venus no entendió estas palabras hasta que nació su otro hijo, Anteros, que es el dios del amor correspondido y la pasión, o amor que corresponde al primero, y con el que Cupido no siempre está unido. Por eso se representa a Cupido como un niño con alas, para indicar que el amor suele pasar pronto, y con los ojos vendados para probar que el amor no ve el mérito o demérito de la persona a quien se dirige, ni sus defectos, mientras se fija en ella. Cupido además va armado con arco, aljaba y flechas, unas de oro para infundir amor, y otras de plomo para quitarlo. Cuando Anteros y Cupido andaban unidos, éste se transformaba en un joven hermoso, pero cuando se separaban volvía a ser un niño con los ojos vendados, un amor «travieso y ciego», como era representado.
[Cupido reaviva la antorcha de Himeneo. Obra de George Rennie]
Como dato curioso, Cupido fue precisamente el nombre que el poeta Virgilio, en la Eneida, dio al dios hijo de Venus. Aunque en la actualidad la imagen de éste personaje se ha ido transformando dejando atrás al pequeño dios romano desnudo, representado ahora por un querubín en pañales gracias en mayor medida a la religión cristiana, aún conserva mucha carga simbólica como embajador del amor.
Eros: Dios griego primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad. En algunos mitos era hijo de Afrodita y Ares, pero según El banquete de Platón fue concebido por Poros (la abundancia) y Penia (la pobreza) en el cumpleaños de Afrodita. Esto dando una explicación a los diferentes aspectos del amor.