Personajes célebres sudcalifornios: PABLO L. MARTÍNEZ
Uno de los pocos sudcalifornios que se recuerdan en nuestra Rotonda de los Sudcalifornianos Ilustres es el historiador Pablo L. Martínez. Poco se sabe en el imaginario colectivo de él, además de que no le gustaba su segundo nombre y que gracias a él fue nombrado así el Archivo Histórico de nuestro estado, ubicado sobre la calle Ignacio Manuel Altamirano, cerquita del Teatro de la Ciudad (donde se ubica precisamente la rotonda). ¿Quién fue ete gran intelectual y qué aportaciones hizo a nuestro estado? Porque detrás de cada calle y de cada nombramiento, se encuentra un gran personaje con una inspiradora trayectoria para todos nosotros, orgullosos sudcalifornios.
Pablo Leucadio Martínez Márquez nació en el año de 1898 en el pequeño poblado de Santa Anita, en el municipio de San José del Cabo de nuestro estado antes llamado Distrito sur del Territorio de Baja California. Luego de estudiar la primaria en esta comunidad, con apenas 16 años, se hizo profesor en el año de 1914 y se especializó en las lenguas muertas latinas y griego antiguo, a cargo del sacerdote Celestino Grisciotti. A sus 19 años ya era director de la Escuela Elemental No. 3 para Niños en la capital de La Paz, cargo que ejerció admirablemente y que le ganó el cargo de presidente de la Asociación Popular de Jóvenes “Labor Omnia Vicint”, de esta misma ciudad.
Fue director de escuelas primarias en los pueblos de Todos Santos, San Miguel de Comondú y Los Cabos, así como de la Escuela Industrial de La Paz, donde fundó, en 1929, la Escuela Secundaria No. 14, ¡la primera secundaria de nuestra entidad!, en el año de 1930.
Además de un apasionado docente, fue un gran escritor que colaboró en múltiples revistas y publicaciones como Adalid, del profesor Jesús Castro Agúndez.
Por diferencias políticas con el gobierno de Juan Domínguez Cota, se fue a vivir a la Ciudad de México. Ahí, en 1945, se hizo miembro del FUS, o Frente para la Unificación Sudcaliforniana, gracias al cual se exigía que fuese un ciudadano nativo de nuestro estado quien adquiriera el título de gobernador de éste. En la capital del país, siguió expandiendo sus conocimientos académicos entrando a diversas escuelas y fundó la revista Baja California (1950-1952) y la revista Noreste (1952), de las cuelas fue director, siempre preocupado por impulsar la literatura sudcalifornia y dar a conocer al resto del país los avances de nuestra media península.
Con un cambio de gobierno, en 1953, recibió apoyo del gobernador del recién formado Estado de Baja California (1953-1959), periodo en el que se dedicó solamente a sus investigaciones históricas. Más adelante se volvió elPresidente de la Comisión Organizadora del primer Congreso de Historia Regional en 1956. En 1958 se hizo parte del Congreso Mexicano de Historia.
Tuvo varias obras que lo distinguieron como escritor, sobre todo del tono didáctico, como Caja gramatical, Loterías gramaticales, Método comondú para enseñar fácilmente la gramática española, y diversos dramas escolares como “Boda de gitanos” y “Las partes de la oración”.
Sus éxitos más reconocidos fueron obras historiográficas como: Efemérides sudcalifornianas (1950, con una segunda edición de 2013) y Historia de Baja California (1956). Este profesor trabajó exhaustivamente en la conformación de un árbol genealógico de nuestro estado, gracias al que reunió más de 14’200 extractos de llegadas, partidas, nacimientos, matrimonios y defunciones que se llevaron a cabo entre los siglos XVIII y XIX. Fue autor de los folletos !El magonismo en Baja California. Documentos” (1958) y “Sobre el libro Baja California Heroica (Contra la defensa de una falsedad histórica)” (1960). Su exaltación del espíritu sudcaliforniano y mexicano lograron traer a nuestro país las banderas que ondearon en campo de batalla nuestros soldados en contra de los invasores norteamericanos, que se entregaron al Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.
Murió en 1970 en la Ciudad de México, y tuvo una obra póstuma titulada Historia de la Alta California (1975). Sus restos fueron exhumados y conducidos a La Paz en mayo de 1990, en donde, luego de rendirle los honores correspondientes en el Congreso del Estado, se levó a la Rotonda de Sudcalifornianos Ilustres. Además del Archivo Histórico, varias instituciones escolares fueron nombradas como él para recordar toda su trayectoria y sus esfuerzos por la libertad y conformación cultural de nuestro joven estado.
FUENTE: Diccionario sudcaliforniano de Gilberto Ibarra, p. 537-538