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Recomendación fílmica: EN LA PUERTA DE LA ETERNIDAD

Escrito por Johnny Antu-Hap en Jueves, 27 Febrero 2020. Publicado en Johnny Antu-Hap, Cine, Cultura, Johnny Antu-Hap, Recomendación Cinefila, Recomendación fílmica por Johnny Antu-Hap, Recomendaciones

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La última película realizada por Julian Schnabel, quien también es director de la celebradísima "La escafandra y la mariposa", sobre la vida del pintor Vincent Van Gogh, bien podría ser llamada con toda justicia una de las mejores películas de los últimos dos años, pero vayámonos por partes, a que viene este tan osado comentario, ahora se los explico.

Schnabel hace a bien retratar a Van Gogh desde una perspectiva tan diferente del pintor holandés, una perspectiva que nadie jamás lo había hecho, o que, si lo había hecho, no tan a fondo y tan magistralmente. ¿Cuál es esta perspectiva? La real. Y cómo se define esta perspectiva, retratando al mismo tiempo al artista, al hombre, y aún más importante: al enfermo en sus últimos días de vida, algo que nadie más había hecho como Schnabel.

Primero hablemos de las diferentes formas que Schnabel emplea para retratar su película visualmente. Vemos en las tomas empleadas una liberación de lenguaje, un desprendimiento y una visión tan poco ortodoxa que al principio sin saber si te molesta o no, no te hace quitar la vista de la pantalla. Luego al ver cómo es que se va desarrollando todo, una vez que Schnabel nos muestra sus intenciones, y nos muestra al van Gogh que quiere que conozcamos, no al artista consagrado, o el artista que poco era comprendido en su época (algo que otros trabajos ya nos habían mostrado) el director nos muestra el por qué era una especie de excluido y rechazado. Nos muestra su mirada, sus miedos, sus demonios; pero también somos testigos de su liberación y de su conexión con la naturaleza, (en este tratado la edición juega un papel más que primordial, y es de una manufactura impecable) y lo vemos de una manera tan real, porque es como si viéramos a Vincent realmente, y esto es gracias al más que extraordinario trabajo del estupendo actor Willem Dafoe.

Dafoe no se conforma con darnos un Vincent que hable sólo el lenguaje de la película (la película al ser mayormente una producción norteamericana, se tenía que hablar en inglés, pero aun así vemos pequeños diálogos en francés) nos muestra realmente el retrato de una persona que padece de sus facultades mentales, una persona que realmente la pasaba mal cuando no podía pintar, pero la película no sólo va de él, mucha importancia tiene su hermano, la única persona en el mundo que realmente creía ciegamente en el talento de su hermano como artista y que sabía que tarde o temprano sería reconocido, a pesar de lo que Van Gogh dijera sobre ser un artista para las personas del futuro. Theo Van Gogh refleja la otra línea argumental de la película que es desarrollada de una manera magnífica, la de la real hermandad, la de los lazos que hacen a los hombres hermanos, es una muestra extraordinaria de lo que pasa de igual manera, pero planteado en diferente circunstancia en Camille Claudel 1915. Tal era la conexión entre Vincent y Theo, que fueron enterrados juntos. Hay muchas cosas en esta película, y todas son abordadas con la importancia adecuada, que esto no se logra si no es por el magnífico guion escrito por Schnabel y por el extraordinario Jean-Claude Carriére, que nada más hay que ver la etapa francesa de Buñuel para darse cuenta del extraordinario guionista que es.

Me da mucha pena que hoy día a Dafoe, como el gran actor que es desde hace ya más de 20 años, no se le reconozca como tal por la industria de su país, y que no se contemple que el reconocimiento y prestigio, en Europa y los amantes del séptimo arte como tal, ya lo tiene desde hace años. (Para ser claros y andar sin rodeos: aún no me puedo creer que no se le haya dado el óscar a mejor actor y en su lugar se lo hayan dado a una nula actuación de un tipo que ni siquiera cantó en su película) Mi parte favorita no es una sino varias, y esta es donde Schnabel nos ponía en la cámara la mirada dañada de van Gogh, (desde luego reconocer el trabajo en la fotografía de Benoit Delhomme) y ni que decir de la música de Tatiana Lisovskaya, Sublime. Por supuesto es una película que estará en el conteo final de mis películas favoritas del año. También resulta curioso que la idea de esta película se diera a raíz de unos dibujos que hizo Vincent y que fueron descubiertos hace apenas pocos años.

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