Recomendación fílmica: AD ASTRA
Ad Astra es la séptima película, del peculiar director norteamericano James Gray, cuyo estreno mundial se realizó en el Festival de Venecia recién terminado este mes. La película es una pieza más en el tablero de este director de películas tan distintas entre sí, pero con un hilo conductor, como suele haberlo en la obra de los artistas, pero no con eso quiero decir que la película sea un gran trabajo, tampoco quiere decir lo contrario.
Después de un accidente ocurrido en la antena espacial terrestre, por la cual en un futuro no definido los humanos intentan establecer un contacto con seres de otros planetas, cae desde la atmósfera hasta tierra el ingeniero astronauta Roy McBride, un hombre que todo el tiempo está hablando para si mismo, es contactado por sus superiores para explicarle el motivo de este accidente y el riesgo que corre la humanidad con lo que han descubierto: su padre, Cliffor McBride, una leyenda entre los astronautas, quien 20 años atrás se embarcó en un proyecto llamado Lima, al planeta Neptuno con la finalidad de contactar vida inteligente en el espacio exterior. Pero luego de dejar de enviar señales, todo mundo pensó que la misión había muerto, incluso Roy, hasta que empezaron estas descargas de antimateria que de no ser controladas, pueden poner en riesgo la estabilidad del sistema solar, y repercutir con la vida en la Tierra. La misión que debe seguir el mayor Roy mandar un mensaje a su padre desde una estación subterránea en Marte en donde no ha sido dañada la comunicación por las descargas, y con este fin dar con el paradero de su padre, pero durante el viaje, y al emitir ese mensaje, se da cuenta gracias a terceros que sus superiores tienen planes muy en concreto para su padre y que no le han sido revelados, de ver ese hombre de pensamientos y emociones contenidas, empezamos a notar como brota el ser humano que él creía no era, y que tenía la esperanza que aún en la distancia su padre si lo fuera, ahora si embarca por cuenta propia en la misión de descubrir que fue lo que pasó a su padre.
Carlos Boyero, en su crítica escrita el 20 de septiembre para el portal de El País sobre la película, menciona la similitud de esta película, y la extraordinaria Apocalipsis Now con el relato El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, ahora, yo no he leído el relato (cosa que corregiré a la brevedad posible), por lo que mi crítica no se enfocará en ese contexto, pero sí con ciertas similitudes y no-similitudes que guarda esta película con la de Coppola, y el otro contexto que a mi parecer es el más importante-poderoso: la soledad a la que se somete un hombre por los traumas en su niñez a raíz de la la falta de su padre.
Gray, a diferencia de Coppola, nos muestra en un principio a su navegante, al enviado, al buscador, como una persona de emociones mesuradas, de temperamento controlado, (y esto lo comprobamos en las constantes revisiones que le hacen para medir su estabilidad psicológica, pues muchos casos son los que hemos visto en otras películas con la demencia que viene en el aislamiento y soledad en el espacio, y lo vemos todo el tiempo repitiendo que está bien y que no se puede permitir perder el control por lo que siente y el trabajo que realiza), y esto se deja saber en los primeros minutos de la película: un hombre que habla en el pensamiento (pensamientos que claramente van dirigidos al espectador, para conocer y en su momento sentirse identificados con el protagónico, y en su debido momento avanzada la trama, no necesitar de estos para saber por lo que pasa el personaje) que apenas y tiene interacción con sus compañeros, un hombre que se siente tranquilo y en paz solo con la inmensidad del espacio. Coppola nos presenta a su protagónico completamente diferente, pues como olvidar esa escena en la que se nos presenta al capitán Willard, destrozando todo a su paso en su habitación por los traumas que le ha ocasionado la guerra. La cosa interesante en el personaje de Roy es el como se va dando su cambio de personalidad a raíz de irse adentrando a la oscuridad del espacio y los desafíos que se van presentando, las pérdidas humanas que va dejando a su paso, sean causa suya o no, lo trastocan, y van haciendo que sus emociones lo desestabilicen y empiece a cometer locuras que quizá su padre también cometió y que en la Tierra ninguno de los dos se atrevió a cometer, en aras de buscar lo que ya se tenía. Este cambio se va presentando como el típico caso de las cinco etapas del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Cada una de ellas se va presentando de determinada manera y van dictaminando el tiempo y la trasformación del corazón de un hombre y sanar además la relación con el padre del que es una imagen y semejanza (ciertas partes de la película se toca el tema religioso en los tripulantes que lo llevan a marte, algo que podría ser muy insignificante, pero podría cuantificarse como similitud con Apocalipsis Now con el hecho de que el Coronel Kurtz era considerado por los camboyanos a su servicio un semidios) al cual muy a pesar de sus intenciones, sin llegar a asesinarlo (como si ocurre en Apocalipsis Now), no puede salvar.
Técnicamente la película es impecable, sonido correcto, visualmente correcta, como lo fuera una Gravity, pero no tan impresionante o innovadora como lo es para mi Interstelar, y ni que decir la más grande joya de este género en el cine: 2001 Odisea al espacio. La fotografía de Hoyte van Hoytema nunca decepciona, es destacable cómo los colores que emplea en determinadas circunstancias hacen que entone cada emoción y etapa de duelo por la que atraviesa nuestro personaje protagónico, como por ejemplo, el rojo cuando abre su corazón y manda el mensaje que hace que encuentren la señal de su padre, o ese blanco resplandeciente al ver morir a un hombre en la Luna, o el azul cuando llega a neptuno y alcanza a distinguir el objetivo, o el amarillo cuando entra sin permiso a la nave que va en busca de su padre; y esto no hace más que hacer lucir aun más a nuestro protagónico, y justamente ahora toquemos ese punto. Brad Pitt siempre me ha parecido un buen actor, sin embargo nunca lo consideré de los más destacados, la única actuación que yo considero destacada (y seria) de Pitt es la que hace en El Curioso Caso de Benjamin Buttom, y con esto no quiero decir que no me guste en Fight Club, o en 12 Monos, o en Seven; sin duda alguna es extraordinario, pero considero no es en estas películas la actuación que lleva la voz cantante del proyecto, pero este año si bien en Once upon a time in Hollywood tiene una buena actuación (para mi el mejor de la película, como ya lo mencioné por acá), es en esta donde firma a mi parecer su mejor actuación hasta ahora, (en determinada parte incluso se le ve venido a menos físicamente) y la película está hecha para ello, desde sus lineas, sus monólogos y sus escenas emotivas lo confirman.
(De los pocos problemas que tengo con la película es que ciertas escenas nos las quieren meter a fuerzas con la música de acompañamiento y hacer que el espectador que aún no se ha amoldado del todo con el viaje del protagónico con sus diálogos y sus pensamientos de lo que dejó en la Tierra, empatice con la historia y el protagónico)
James Gray con su corta y discreta filmografía que empezó hace 25 años (con sólo 25 años de edad hizo su ópera prima en 1994 con la película Little Odessa) me parece ha mostrado una versatilidad y un dominio del arte tras la cámara que valdría bien la pena ponerle un poco más de atención. Su película anterior a esta, la ciudad perdida de Z es extraordinaria, un cine expedicionario por demás fascinante, y también tiene entre sus películas una adaptación a Noches Blancas de Dostoyevski, que si bien no se puede presumir ser mejor que esa joya del cine italiano como lo es la dirigida por Luchino Visconti en 1957, o la también excelente Cuatro noches de un soñador del maestro Robert Bresson, tampoco es una copia barata de estas, es interesante la puesta hecha por Gray, y con la actuación del siempre soberbio Joaquin Phoenix (quien además ha protagonizado otras tres de sus películas aparte de esta). Y lo comento porque con sólo estas dos de sus películas vistas, y leyendo sobre las otras, veo que el hilo conductor entre estas, a pesar de los diferentes géneros de estas, siempre hay un sentido de búsqueda y soledad en sus personajes, y este camino que se hace por encontrar los hace cambiar en el transcurso de la película, y me parece ahí reside el verdadero valor de estas, más que en el final como tal.
Finalmente creo que la película es un ejercicio bastante interesante sobre los acontecimientos que vive a diferente escala un humano para sensibilizarlo y hacerlo darse cuenta que el contener las emociones y dar valor a la soledad sólo porque sí, o un estado de prioridad, no vale la pena, ese viaje interno para sanar las cosas que no estaban en nuestras manos y nos hicieron ser como somos. Cómo el hecho de buscar lo que creíamos perdido, como la figura de un padre ausente nos hace sacar tanto el odio, la rabia, la ira contra él por no haber querido estar, y la empatía al ver que quizá en circunstancias muy parecidas, habríamos hecho lo mismo. Y el hecho que de todo viaje por muy lejos que este sea, siempre se vuelve más introspectivo, y sana el interior, como el interior de esas bitácoras que a todos nos acompañan y sólo nosotros sabemos lo que está escrito en ellas.
Aun así me parece aún más interesante la puesta, la forma, la propuesta y la narrativa de Claire Denis y su High Life, o el poder de esa última parte de la relación padre-hijo en la extraordinaria Parasite, pero por supuesto siempre se aplaude una película bien hecha, pues muchos directores interponen la técnica sobre el discurso, y James Gray no lo hace, expone la fragilidad del ser humano a través de la relación padre e hijo, en un género que ayuda mucho a atenuar la metáfora de la soledad, como también lo expuso Claire Denis, pero más inclinado al lado de la supervivencia como especie a través de la procreación y sexualidad; el tema del espacio siempre ha ido de la mano con la soledad del hombre y el existencialismo, y Gray crea un buen drama espacial revitalizando ambas partes de una manera sencilla. Esta película nos hace revivir otras extraordinarias películas y nos hace dar lectura a la obra de un director, y descubrir nuevos textos que leer, y eso se agradece, y que sin ser la gran propuesta, o la gran trama, nos hace al menos ver una semana más una buena película, y hace que nos mantengamos alejados de tanto churro inservible para el arte cinematográfico.