Recomendación literaria: MADERA LA MAÑANA, de Juan Manz
Es un gran honor para mí poder compartir con ustedes el gozo de este libro, cuando leí que el invitado especial sería el maestro Juan Manz vino a mi mente Transhumo de mirada,y recordé el placer que sus letras regalan.
¿Cómo podría ser posible olvidar la belleza?
Presiento que ya vienes
Reconozco este aire
Que se agita
A cada exhalación tuya
Lo puedo adivinar
Por el olor que transpiras
Como si fuera tu modo
De rezumar el alma
Inició a leer el libro de Juan Manz, " madera la mañana " y es definitiva esta emoción, y con apremio lo despojó del vestido plástico que lo aísla de mí. El prólogo de Hernán Bravo Varela no tiene desperdicio y lo leo en breves minutos con la premura de ya llegar a las letras de Manz .
Madera la mañana se llama y el solo nombre me remite a la musicalidad, al casar y descasar palabras, al juego eterno del poeta con las letras. Y es que no hay nada más noble que la madera, tan maleable y caprichosa como la palabra, como el alma, como la poesía, como la piel de mujer.
Con palabras precisas como si de una gubia se tratara va labrando su poesía y así de repente forma estas estructuras juguetonas y entrañables que son su poesía, música para los ojos.
Las madres presumen orgullosas los logros de los hijos, los que viajan resumen su alegría en imágenes congeladas , pero Manz va más allá, Él nos transporta con sus letras a nuevos derroteros, a nuevas sensaciones lúdicas que va creando letra a letra, como gotas de un ámbar precioso y Nos lleva a flotar en un universo onírico lleno de estampas y sensaciones , como un hábil e inspirado artesano moldea y cincela las letras y juega con su sonoridad.
Y la imaginación que se manceba con la ráfaga ligera de sus letras emprende vuelo y me lleva como el canto de las sirenas a perder la deriva y me hundo gustosa en el humedal de sus imágenes.
Hacedor de espejismos, letras que conjuran visiones entre el gozo y la nostalgia de lo no vivido, esa sensación de déjà vu al repetir en voz alta sus letras en la soledad de la estancia y al terminar cuando cesa la última reverberación del sonido notar una fría orfandad que queda en el ambiente, como un buen sueño interrumpido.
Sabines escribe que no hay peor nostalgia que la de llorar por lo nunca vivido, pero como no sentirse expulsada del paraíso cuando llegó al punto final de sus letras.
¡Qué gozosa experiencia ha sido este chapuzón en el universo de Manz! Letras que se vuelcan ebrias de placer avasallando las páginas, planeando en los sentidos y reconfigurando nuevos significados, letras que juegan en la superficie, que como notas aparentemente dispersas se conjugan en armonía total, plena , madura que conmueve y deja con ganas de más , tal como el goce perfecto que siempre es ansia , que nunca es saciado .
Gracias Juan Manz, por esta magia onírica de tus letras. Por esta música que está detrás de mis ojos gracia a tu conjuro norteño. Este libro es una celebración que nos hace recobrar el placer de leer poesía.
Maestro, todo mi respeto y admiración
Gracias.
BCS , agosto 2016
MCE Sofía Chiquetts