Revista Tamma Dalama: EMOCIONES Y CREENCIAS: CREANDO LAZOS escrito por Lesly A. Castro de la Toba
Lesly A. Castro de la Toba
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Mexicana. Licenciada en Psicología. Estudiante de la Maestría de Terapia Familiar y de Pareja por la Universidad Mundial.
RESUMEN
En el siguiente documento se podrán conocer los tipos de adopción y la importancia de la misma para poder lograr la inserción de un adolescente a un núcleo familiar que fomente un clima de afecto y apoyo emocional a través de la formación de apegos, los cuales son indispensables para la elaboración de relaciones saludables en el medio con el cual se mantienen en constante interacción: familia, escuela, sociedad. Se mostrarán las características que los futuros padres adoptivos deberán poseer para desempeñar de manera exitosa el proceso de pre y post-adopción. Otros puntos a tratar de manera general son los mitos y realidades de la adopción en jóvenes adolescentes, así como los sentimientos y emociones por los que atraviesa el adoptante.
INTRODUCCIÓN
El lector podrá conocer el concepto de familia, el significado de adopción y los derivados del mismo. Así como la relevancia de la elaboración de lazos afectivos para el adecuado funcionamiento de la familia. A través de la investigación en diferentes fuentes bibliográficas sobre la adopción se podrán conocer las distintas herramientas a desarrollar para fomentar una dinámica favorable y permanente en las familias. Además, se espera fomentar la adopción de los adolescentes que se encuentren en estado de vulnerabilidad promoviendo su inclusión en el sistema familiar mediante la resignificación de creencias y de valores; ya que al obtener un marco teórico sobre la cual basar su labor, las instituciones que se dediquen al salvaguardo del menor mostrarán una considerable disminución en este tipo de población.
LA FAMILIA COMO SISTEMA
En la teoría general de los sistemas Minuchin y Sharles (2004: p. 25) explican que la familia es un grupo natural que en el curso del tiempo ha elaborado pautas de interacción. Estas constituyen la estructura familiar, que a su vez rige el funcionamiento de los miembros de la familia, define su gama de conductas y facilita su interacción recíproca. Pérez y Arrázola (2013: p. 18) comentan que “la familia es un sistema social con dinámica propia, espacio
para el afecto y la participación a través de los roles conyugales, parentales y fraternales. En ella se comparten elementos esenciales de la vida y se tejen los vínculos afectivos cuando se vive una relación de confianza, diálogo, respeto, cariño y comprensión, forjando la estabilidad emocional de los niños y las niñas. Los vínculos afectivos son la expresión de la unión entre padres e hijos, aspecto que va más allá de la relación de parentesco y está presente en todas las tareas educativas, facilitando la comunicación familiar, la seguridad en los momentos difíciles, el establecimiento de normas y su cumplimiento”.
Siguiendo este orden de ideas, Rodrigo y Palacios (1998, apud. Muñoz, 2005) proponen tres dimensiones que consideran de vital importancia conocer para entender el papel de la familia en desarrollo de los hijos:
1) Identificar todos aquellos aspectos relacionados con las ideas o cogniciones paternas sobre el desarrollo y la educación de los hijos;
2) El estilo de las relaciones interpersonales, que afecta principalmente a las relaciones afectivas y al estilo de socialización de la familia;
3) Los elementos del contexto familiar que tienen un carácter más educativo, es decir, más relacionados con el desarrollo cognitivo y lingüístico de los hijos: el escenario educativo cotidiano y la interacción educativa familiar.
Es por esto, que la familia repercute de manera considerable en el desarrollo del individuo, puesto que proporciona un clima de afecto y apoyo emocional necesarios para una formación psicológica saludable, también aporta estimulación para que tengan la capacidad de relacionarse de modo competente con su entorno físico y social, y tomar decisiones respecto a la apertura hacia otros contextos educativos (Muñoz, 2005: p.149).
LA ADOLESCENCIA COMO PARTE DE LA VIDA
La adolescencia, según Erikson, comprende el periodo que va de los 12 a los 18 años de edad (Schultz y Schultz, 2005: p. 211), en esta etapa se presentan conflictos con el entorno que tienen que ver con la formación de la identidad del Yo, dando como resultado formas adaptadas o inadaptadas de manejar las crisis. Aquí, se comienza a formar la autoimagen del adolescente, es decir, se integra la percepción que se tiene de sí mismo, y la de los demás. Si este proceso se resuelve de forma satisfactoria, el resultado será una imagen congruente y constante. Para ello el adolescente ensaya diversos roles e ideologías tratando de seleccionar el más adecuado para él (Schultz y Schultz, 2005: p. 215). Sin embargo, para aquellas personas que no logran sobrellevar de manera satisfactoria la crisis de identidad manifiestan confusión de roles ya que no saben quiénes son, dónde pertenecen y hacia dónde quieren ir, por lo que en ocasiones suelen terminar adoptando una identidad negativa para la sociedad, como el crimen o las drogas (Schultz y Schultz 2005: p. 216).
Por lo anterior, es importante que el adolescente consiga lo que Erikson denominó como fortaleza de fidelidad, que tiene que ver con la autenticidad, sinceridad y el sentido del deber al relacionarse con los otros (Schultz y Schultz 2005: p. 216).
UNA FAMILIA QUE ADOPTA
La palabra adoptar proviene del latín adoptare, de ad que significa, a y optare, desear. Es decir, se recibe a la persona como parte de la familia sin que lo fuera de manera consanguínea necesariamente; este término, se utiliza en derecho con el fin de proteger a los individuos que se encuentran en estado de vulnerabilidad contribuyendo en el crecimiento de la familia y fomentando la permanencia de la especie. (Brena, 2005: p. 30).
Existen dos tipos de adopción: en la adopción simple el adoptado no deja de formar parte de su familia natural, por lo cual conserva todos sus derechos y no adquiere ningún parentesco con los miembros de la familia adoptante. En la adopción plena, el adoptado adquiere todos los derechos y obligaciones a los que se someten los miembros de la misma familia ya que existe un vínculo similar al biológico (Brena, 2005: p. 29). El adoptar no sólo implica responsabilidades y derechos, sino también contribuye a la creación de vínculos afectivos a través de las relaciones paterno-filiales.
En la revista Child Welfare Information Gateway (2011: p. 2) se explica que la mayor parte de los casos, él o los padres adoptivos deciden hacer parte de su familia a una nueva persona por distintas razones, ya sea el fallo de uno o varios procesos de fertilidad, por querer expandir el núcleo familiar, por ayudar a una persona desvalida, entre otras. En el caso de la infertilidad, las personas que han intentado tener hijos biológicos se han enfrentado a una serie de duelos generando sentimientos de pérdida, tristeza, enojo, desilusión y desesperanza (Child Welfare Information Gateway, 2011: p. 3).
CÓMO MANEJAR EL PROCESO DE ADOPCIÓN
A lo largo del proceso de adopción los futuros padres adoptivos se encontrarán tomando decisiones importantes. Esto suele generar desgaste emocional además de la experimentación de largos tiempos de espera y resultados inciertos. Es posible que se sientan ansiosos y tengan dificultad para continuar con su rutina diaria (Child Welfare Information Gateway, 2011: p.4). Por lo anterior es importante organizarse y recibir orientación para la toma de decisiones a lo largo de este proceso. Al llegar a la última etapa de adopción para algunos puede parecer sinónimo de descanso. Sin embargo, para otros el adaptarse a la paternidad o al conocido “periodo post-adopción” puede tratarse del origen de nuevos conflictos, y aquí donde radica la importancia de la identificación de las emociones (Child Welfare Information Gateway, 2011: p.5).
Con el paso del tiempo los padres pueden pasar de un sentimiento de emoción a un sentimiento de decepción o tristeza, a este fenómeno por J. Bond le denominó “síndrome de depresión post adopción”, afirmando que tiene su inicio a las pocas semanas de haber finalizado el proceso de adopción (Child Welfare Information Gateway, 2011: p.6). El peso de las responsabilidades y la rutina pueden provocar ansiedad en los padres repercutiendo en los lazos afectivos con el nuevo hijo cuestionando así sus habilidades de crianza, por lo que el apoyo de los profesionales podría ayudarlos a aumentar su autoconfianza para continuar con el cumplimiento de sus roles (Gateway, 2011: p.6). Por lo anterior, es necesario capacitar al o los nuevos padres para desarrollar las destrezas adecuadas y continuar con la educación del adoptando.
El crear un lazo afectivo entre ambas partes puede requerir de algún tiempo, dando paso a la evolución de nuevas identidades, de la misma manera que una pareja se ajusta al matrimonio después de haber sido novios por mucho tiempo. (Child Welfare Information Gateway, 2011: p.7). Pero para lograr estos lazos de manera sana en una familia que adopta, se requieren de seres humanos aptos para ejercer una patria potestad y convivencia con los hijos, y contar con las siguientes características psicológicas y emocionales (Zamora, 2010: p. 28):
• Ubicación en tiempo, espacio y persona
• Conciencia de sus actos, motivaciones básicas y consecuencias de los mismos
• Discernimiento ético y moral
• Capacidad para dar y recibir afecto de forma sincera, estable y relativamente incondicional
• Tolerancia a la frustración
• Sentido de compromiso social
• Visión a largo plazo en relación a la crianza
• Firmeza de carácter para imponer disciplina
• Disposición al perfeccionamiento humano propio y de los hijos
• Capacidad de diálogo y manejo de conflictos
• Capacidad de perdonar
• Capacidad de moderar egoísmo, rencor, deseos de venganza
• Capacidad para reconocer los derechos de los hijos y de la otra figura parental
• Identidad y orientación de género egosintónicas, definidas y estables.
CONCLUSIONES
En cada una de las etapas del desarrollo del ser humano, se enfrentan situaciones que podrían generar estrés a menor o mayor medida dependiendo la capacidad de enfrentamiento y las habilidades personales de cada individuo.
Al llegar los individuos a la etapa de la adolescencia cuestionan las creencias inculcadas por los padres, y las exigencias impuestas por la sociedad, ya que están intentando encontrarse a sí mismos. Por eso infiero que la adopción de adolescentes y su introducción en el sistema familiar es vital para poder promover mejoras en las generaciones futuras, ya que a través de la creación de vínculos afectivos efectivos, se logrará establecer en los jóvenes actitudes positivas hacia los otros, transmitiendo esto a lo largo del tiempo.
BIBLIOGRAFÍA
1. Child Welfare Information Gateway. (2011). “Impacto de la adopción sobre los padres adoptivos”. Washington, DC: U.S. Department of Health and Human Services, Children’s Bureau, pp. 3-8.
2. Brena I. (2005). “La adopción en México y algo más”. Cap. 2, pp. 29-32. Recuperado el día 1 de noviembre de 2015, disponible en: http://biblio. juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=1794
3. Muñoz Silva, Alicia. “La familia como contexto de desarrollo infantil” en la revista Portularia, Vol. V, Núm. 2, 2005, pp. 147-163.
4. Pérez Contreras, Blanca y Elcie Támara Arrázola. “Vínculo afectivo en la relación parento-filial como factor de calidad de vida,” en Tendencias & Retos. Vol. 18, Núm. 1, 2013, pp. 17 – 32.
5. Schultz D. y Schultz S. (2005). “Erik Erikson: teoría de la identidad” en Teorías de la personalidad. Cap. 6, pp. 211-216.
6. Zamora J. (2010). “Evaluación psicológica en los casos de custodia y guarda de menores. Bases y elementos” de la psicología forense” del Diplomado de psicología forense y dictaminación pericial.