Revista Tamma Dalama: “La Influencia de los Conocimientos Astronómicos en la Concepción Antropocéntrica y su impacto ideológico en la Edad Moderna y Contemporánea”. Escrito por Ricardo Castañón Ruiz (1ra parte)
Ricardo Castañón Ruiz.
Profesor investigador de la Universidad Mundial, Campus La Paz, BCS. Licenciatura en Ingeniería Civil, con estudios de Maestría en Sistemas y Planeación y de Maestría en Construcción de la Universidad Iberoamericana campus Santa Fe, México D.F. Candidato a Doctor en Ciencia Sociales y Políticas de la Universidad Mundial y de la Universidad de Teramo, Italia.
Resumen
El trabajo se propone demostrar que la concepción ideológica del antropocentrismo, está profundamente influenciada por la incidencia de los ciclos naturales resultantes de la rotación y traslación de la Tierra, el tipo y diversidad de la flora y fauna que rodea a la comunidad humana y el impacto e interpretación de la bóveda celeste a través de siglos, toda esta realidad anterior recibida e interiorizada por los sentidos y la experiencia humana.
Por consiguiente, el paulatino avance de los conocimientos científicos, en particular de la astronomía, ha venido modificando este marco ideológico.
Para probar lo anterior, el estudio hace un recorrido por los principales hitos de los descubrimientos astronómicos, y como estos fueron impactando en las diferentes disciplinas del saber humano, que tiene que ver con el cómo nos definimos, que son –al final- la fuente de nuestro comportamiento en relación a todo lo demás: los seres vivos, el planeta, el cosmos.
Palabras claves: antropocentrismo, astronomía, cosmología, universo, ciencia.
Índice:
- Objetivo.
- Introducción.
- El Firmamento y los primeros Sistemas Planetarios Geocéntricos.
- El Renacimiento y el Heliocentrismo.
- La Edad Moderna y el Universo Indefinible.
- Conclusiones.
1.-Objetivo.
Un tema siempre actual para los pensadores es la posición del ser humano en la naturaleza en primera estancia y en el universo en segunda.
Y es profundamente actual, porque la posición ideológica de ser el “Rey de la Creación” y de que “todo nos pertenece”, es decir el “antropocentrismo”, -mal entendido- nos ha llevado a una degradación del Medio Ambiente con gravísimas consecuencias para nuestro futuro incluido a todas las especies de plantas y animales que día con día se ven amenazadas en su existencia y/o lamentablemente desaparecen.
Este antropocentrismo tiene un profundo y diverso enraizamiento en nuestra ideología, en la forma como nos definimos y por lo tanto en cómo nos comportamos y decidimos como hombres y mujeres en forma individual y como sociedad.
El objeto de este trabajo es el demostrar que esta concepción ideológica, está influenciada de manera muy importante por, la percepción que tenemos de lo que nos rodea y posteriormente del estudio de los fenómenos cósmicos –astronómicos- y el desarrollo de las capacidades científicas que nos permiten entenderlos. En este sentido, del impacto que tiene la ciencia de la astronomía en moldear estas concepciones.
Como resultado de lo anterior, la humanidad está ahora más consciente de la importancia del respeto a los otros seres vivos en particular y en general a toda la naturaleza.
Por otro lado, se ha iniciado la búsqueda de vida fuera de nuestro planeta; se envían naves al cosmos con el objeto de buscar vida en otros lugares del sistema solar; se procura captar señales producidas por inteligencias que habitan en otras estrellas por medio de radio telescopios. Todas estas acciones, paulatinamente han llevado al hombre a evaluar y luego a reposicionar su concepto de sí mismo dentro de este marco de conocimiento mucho más amplio.
El soporte teórico de este documento es el estudio de la historia de la Física en la rama de la Astronomía.
2.- Introducción.
La historia evolutiva del ser humano se remonta a millones de años. El planeta tiene una edad de 4,500 millones de años. La vida en la Tierra, se inicia hace 3,590 millones años con los primeros seres unicelulares, pasando por dos severas extinciones masivas producto de choques de meteoritos, la última de hace 70 millones de años en donde el mundo dominado por grandes reptiles cedió su lugar a uno en donde prevalecieron los mamíferos. Los primeros homínidos aparecieron hace 50 millones de años y finalmente la rama de la que se tiene registro como primer ancestro del hombre, es decir nosotros, fue hace 5 millones años. Dentro de este contexto, todas las especies vivas están sujetas a un proceso constante de evolución y perfeccionamiento de acuerdo a la dinámica del medio ambiente que les rodea. Ya lo probó Charles Darwin con su histórica publicación “El Origen de las Especies”[1]en la segunda mitad del siglo XIX, que la vida en la tierra es producto de la “evolución” es decir del perfeccionamiento en la adaptación de todas las formas de vida a las condiciones –siempre cambiantes- de la naturaleza. La vida y sus características entonces están sujetas al clima dependiente de las condiciones elípticas y traslativas del planeta alrededor del sol, al grado de inclinación del eje de la Tierra, de las condiciones físicas del núcleo terrestre en constante movimiento, y del bombardeo de los meteoritos, todo ello produce una morfología terrestre diversa, un clima estacional, diferentes tipo de suelos en cuanto a su composición físico-química. Esto ha dado como resultado a millones de especies animales y vegetales interactuando intensamente. Que para permanecer –ser viables, sustentables- deben de adaptarse mediante mutaciones constantes por medio de diversos mecanismos biológicos que están en sus sistemas reproductivos codificados como información genética.
Pero, a diferencia de todos ellos, el ser humano (el homo sapiens sapiens, última etapa de la evolución de nuestra especie con registro de hace 200,000 años) desarrolló una inteligencia más sofisticada mediante la expansión del cerebro–y con ellas funciones añadidas de aprendizaje, memoria y un caudal de emociones- que redundó en un mecanismo extra de adaptación, que es la cultural–por supuesto entre otras características distintivas de nuestra especie.
Efectivamente, el hombre se ha venido adaptando biológicamente en millones de años al medio ambiente y culturalmente en miles de años. Esto produjo que nuestras especie se haya expandido por todo el mundo en relativamente poco tiempo (70,000 años a partir de que salió de África), a pesar de lo diversas que puedan ser las condiciones físicas de cada lugar en específico –desde el gélido polo norte, pasando por los bosques, selvas, sabanas o hasta los calcinantes desiertos como el Sahara o de Sonora, en nuestro país.
Con estas capacidades intelectuales, el ser humano pudo pasar de ser caza recolector a dominar la agricultura lo que permitió asentarse en forma permanente en lugares propicios para su desarrollo individual y social. Ya establecido, tuvo la oportunidad de diversificar y especializar sus tareas y paulatinamente el desarrollo métodos de construcción, del manejo del agua, de regirse, de operar números hasta la invención de la escritura que permitió el desarrollo de las primeras civilizaciones hace aproximadamente 8,000 años en diferentes puntos del planeta. Todo esto dicho de manera por demás sintética.
Pero para entender el origen de nuestras concepciones cosmogónicas, es necesario remontarnos a los inicios como especie. Durante miles de años de estudio y contemplación de lo que nos rodea –seres vivos, medio físico y los cielos-, fijaron entre muchas cosas dos grandes ideas que se arraigaron profundamente en nuestra forma de pensarnos dentro del TODO; que somos la única especie con libre albedrio, y que todo el cosmos gira en torno a nosotros. Efectivamente, no hay otra especie que tenga un cerebro tan desarrollado como el nuestro –con neocortex-, que nos posibilita hacer lo que hacemos y no hay otro lugar –visible- que sea más imponente que nuestro planeta, la experiencia sensorial no dice que estamos en “el centro de todo”. Estas dos ideas se reforzaron entre sí, dando lugar –primordialmente- al antropocentrismo que permea en nuestras ideologías –religiones entre otras cosas-, y por ende en nuestros actos.
Vamos a estudiar en los siguientes apartados del trabajo, el cómo el avance de los conocimientos astronómicos, ha ido mermando este reforzamiento. Veremos, como nos hemos opuesto y hasta luchado para evitar ser desplazados del “centro de la creación”. Nos costó decenas de miles de año ubicarnos ahí y solo cientos el ser destronados.
Finalmente, antes de entrar en materia, unas líneas a cerca de la Astronomía. Es la rama de la Física que estudia los astros, pero, con la enorme dificultad, de que éstos no se pueden tocar, o meter a un laboratorio –hasta hace muy muy poco tiempo-. Lo que sucede allá arriba, solo se puede ver, estudiar, entender, analizar y luego tratar de predecir. NO manipular. Un buen astrónomo, puede predecir un eclipse –por ello en la antigüedad se les requería para que predijeran de todo, hasta llegar a extremos de hacer cartas astrológicas para las personas o naciones-, pero no puede hacer que ocurra un eclipse. Por este hecho metodológico, es el que los conocimientos científicos derivados de la astronomía sean irrefutables en el tiempo y no obedezcan mandato alguno de autoridad científica, política o eclesiástica.
En conclusión, se podrán acallar, silenciar, menospreciar o hasta soslayar los descubrimientos astronómicos, pero, finalmente emergen a la vista de todo el mundo.
3.-El Firmamento y los primeros Sistemas Planetarios Geocéntricos.
El ser humano, vio y sintió con respecto a los cielos que:
i) La Tierra es inmensa y plana.
ii) El Sol sale y se oculta en un día, girando en torno a la Tierra.
iii) La Luna gira en torno a la tierra periódicamente.
iv) Todas las demás lucecitas (estrellas) de los cielos nocturnos están fijas entre sí, pero giran en torno a la tierra.
v) Repentinamente aparecen luces (cometas o meteoros).
vi) Todo gira en torno a la tierra y ésta está fija.
Pasaron muchos, muchísimos años y notamos que:
vii) El sol con respecto a las estrellas fijas tarda 365 ¼ en completar un circulo completo respecto al fondo estelar fijo, es decir, hay periodos. El año.
viii) La Luna tarda 27 1/3 días en dar una vuelta completa respecto al fondo estelar (ciclo lunar que es casi mensual).
ix) Que hay otras 5 “estrellitas” que se mueven sobre el fondo estelar fijo que también son planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno). Pero que son “pequeñitos”.
x) Que solo el Sol y las estrellas son luminosas.
xi) Que las sombras que proyecta el Sol sobre una estructura fija a lo largo de un año, cambia en forma periódica, es decir, el año tiene “estaciones”.
Como se “demuestra a la vista de todos” es decir, fuera de duda, la Tierra es el lugar más importante de este contexto. Todo gira en torno a ella, ningún otro astro tiene esa cualidad. Es lo más grande. Por lo tanto es lo más importante, luego, no era difícil pensar que “somos –el ser humano- la criatura más importante”, amén de que ninguna otra especie animal tiene habilidades y capacidades como nosotros.
A estas conclusiones llegaron en la antigüedad–prácticamente en todas las culturas y ciertamente en las civilizaciones primarias-, y refuerzan o sustentan el antropocentrismo.
Como apunta IsaacAsimov[2] otra cosa hubiera sido, si por ejemplo, Venus fuera mucho más grande y hubiera tenido una o dos lunas visibles proporcionales a la nuestra, o bien si Saturno estuviera a simple vista –digamos ocupando el lugar de Marte- con todas su majestuosidad, más aún, si un cumulo estelar –galaxia- hubiera sido posible verla en plenitud. Nos hubiéramos ubicado muy diferente en el contexto de la creación, es decir difícilmente se hubiera desarrollado este antropocentrismo.
Una vez que se inventa la escritura en Mesopotamia alrededor del 3500 a 4000 años a.C., (vale la pena destacar que las diferentes civilizaciones primarias China, India y Mesoamérica tuvieron de manera independiente su escritura en diferentes fechas de aparición) se inicia un proceso más acucioso y metódico de acumulación del conocimiento. El hombre empieza a heredar de forma más organizada y sistemática los saberes de quienes lo antecedieron –mucho más allá de la tradición oral o pinturas y diagramas rupestres-.
Sin embargo, a partir de la cultura griega, se inicia el estudio sistemático de la naturaleza y del hombre, es decir científico. Llegamos invariablemente a las escuelas de Platón y Aristóteles como los primeros en exponer sistemas planetarios, organizados y basados en observaciones sistemáticas al menos en occidente.
Así, con Eudoxo de Cnido (406? – 355 a.C.) dicípulo de Platón, astrónomo y matemático, quien fue el primero en aplicarse al problema cosmológico planteado por su maestro: encontrar un sistema de movimientos circulares que explicase el aparente movimiento de los planetas. Como resultado de estas investigaciones encontró la duración precisa del año y realizo un tratado sobre las estrellas. La figura 1 muestra este sistema que se llama Platónico por su maestro, como se aprecia, la Tierra es el centro del Universo.
En 340 a.C. Aristóteles declaro que la tierra estaba compuesta de 4 elementos; tierra, agua, aire y fuego. Todo totalmente comprobable –por los sentidos-, sin embargo para los cielos –pensando en el espacio exterior- dijo que había un quinto elemento, el éter (brillante) en griego. Esta concepción duró al menos 1000 años.
En 343 a.C. se inicia la construcción de Biblioteca de Alejandría, promovida por Tolomeo, uno de los generales herederos de Alejandro Magno que se reparten su vasto imperio a la muerte de este. Cabe decir, que el mismoAristóteles fue maestro de Alejandro y Tolomeo, de ahí la amplia cultura de estos y de su permanente promociónal enriquecimiento de dicha biblioteca monumental, iniciativa que se mantuvo más de 1,600 años, hasta que finalmente el Califa Omar, líder religioso musulmán, sucesor de Mahoma, manda quemar su acervo, dado que su contenido profano (el conocimiento hasta esa fecha acumulado), no estaba en consonancia con los dictados del Corán, ello en el año 642 d.C.[3]
Esta biblioteca, fue casa de innumerables sabios, particularmente en lo referente en áreas como la geometría, matemáticas, astronomía y ciencias naturales.
Precisamente Euclides (323 – 265 a.C.) que fue maestro en la biblioteca (aunque su vida permanece en mucho desconocida), fue el más grande matemático de la antigüedad, sus libros “Elementos”, “Geometría” e “Introducción a la Astronomía” son la piedra fundacional del estudio matemático de los astros. A partir de Euclides, el cielo deja de ser campo de poetas y filósofos, para ser también de geómetras. Ahora la idea es observar, medir y calcular.
Aristarco de Samos (310 – 230 a.C.), también profesor de la prestigiosa biblioteca, desarrollo un método que permitía calcular la distancia entre el Sol, la Luna y la Tierra que se muestra e la Figura 2. Sus operaciones se basan en la trigonometría y fueron inexactas, dado lo primitivo de sus instrumentes, en el cálculo de la distancia real media de estos astros, pero aun así, demuestra que el cosmos es mucho más grande de los que se tenía concebido. Cuando anuncia que la distancia de la Tierra al Sol es de 20 veces más grande que la tierra a la Luna (en realidad es de 400 veces), y que el Sol es mucho más grande que la tierra (es 350 veces más grande su diámetro), fue acusado de herejía y sometido a juicio. Este es uno de los primeros ejemplos de la resistencia del hombre –o de alguna jerarquía religiosa- a ser removido del lugar central en su “cosmovisión”.
El gran sacerdote lo acusa de haber convertido a la Luna y la Tierra en “canicas” – minimizando así la importancia de los dioses (Hestia y Helios) de los cuerpos celestes. Finalmente, Aristarco, quita a la Tierra del centro de todo y pone al Sol, dado que era “imposible que algo tan grande y lejano girara tan rápido ante algo tan pequeño. Todo lo anterior basado en la geometría y en observaciones.
Sus observaciones las compilo en dos tratados “Las Magnitudes y las Distancias” y “La Hipótesis”. Su proceso judicial fue largo, lo defendió Arquímedes, obteniendo para él una sentencia benévola del exilio. No se tiene registro a hacia donde fue.
La casta sacerdotal, vio peligrar sus creencias de que la Tierra era el centro del universo y que era el cuerpo celeste más importante (todo antes de Cristo). Al final, Aristarco tendría razón tal y como sucedió más de 2000 años después con Galileo.
Conón de Samos (280 – 220 a.C.), escribió 7 libros sobre astronomía e informes sobre los eclipses. Eratóstenes de Cirene (284-192 a.C.) recopilo un catálogo de estrellas, y midió la inclinación del eje terrestre. Calculó el tamaño de la Tierra concluyendo que la circunferencia era de 40,000 km y su diámetro de 12,800 km, siendo correctos. Hiparco de Nicea (180 – 125 a.C.) fundó la astronomía de precisión. Estableció tablas de los movimientos del Sol y la Luna. Realizo el primer catálogo de estrellas clasificándolas por magnitudes según su brillo. Sentó las bases de la trigonométrica esférica. Calculo la distancia de la Tierra a la Luna en donde descubrió que era de 30 veces el diámetro de la tierra, lo cual es esencialmente correcto.
Estos últimos astrónomos siguieron aumentando el acervo de observaciones astronómicas de los astros y su metodología matemática, todo ello, fundamental para el ulterior desarrollo de la astronomía. Solo faltaba el genio, que pudiera reunir todo en un sistema matemático coherente que explicara las observaciones pasadas y que permitiera predecir las observaciones futuras.
Finalmente, Claudio Ptolomeo (85 – 165 d.C.) nacido en Ptolemaida (alto Egipto), con una vida en realidad desconocida, dado que no anota nada de ella en sus libros y manuscritos. Hizo sus observaciones en la Biblioteca de Alejandría del 127 al 165. Su obra fue la cima astronómica de la antigüedad.
Su “Composición Matemática” o “Gran Síntesis” conocida como “Almagesto”, que fue traducida al árabe por el astrónomo Tabit Ibn Qurraen el siglo IX “Muy Grande”, fue la obra fundamental de la astronomía hasta la llegada de Copérnico y Kepler en el siglo XVI. Exponía un sistema del mundo, un modelo matemático, que se ajustaba a las observaciones astronómicas, un catálogo de estrellas, hipótesis y estructura del universo. La explicación del movimiento de los 5 planetas conocidos, tablas matemáticas muy precisas y pronóstico de eclipses.
Su sistema del mundo, mantenía a la Tierra en el centro del universo según se observa en la figura 3. Se destacan las trayectorias de los planetas como círculos perfectos y sus distancia entre los planetas eran relativamente cerca uno de otro, (no había telescopios para medir de otro modo las distancias). Era entonces un universo perfecto, dado que “Dios, su creador no lo podría hacer de otro modo”.
Esta concepción también fundamentada de Ptolomeo, fue tomada como la base probatoria del cristianismo, dada su perfección y subsistió por más de 1300 años. Es la confirmación “científica” del antropocentrismo en lo referente a la astronomía. Nada cambio y se sostuvo contra viento y marea hasta el renacimiento y los nuevos descubrimientos de Copérnico y Kepler.
4.- El Renacimiento y el Heliocentrismo.
Alrededor del Jubileo de 1,500 años del cristianismo, el mundo occidental estaba por dar un nuevo paso a la evolución cultural de la humanidad.
La Edad Media duró aproximadamente 1000 años, pero entre los años 1450 y 1550 vivieron personajes como Martín Behaim, Gentile Bellini, Rodrigo Borgia, Diogo Cao, Cassimiro IV Jagellon, Cristóbal Colon, Cosme I de Medicis, Bartolomé Días, Alberto Durero, Erasmo de Rotterdam, Martín Lutero, Isabel de Castilla, Juan II de Portugal, Nicolás Maquiavelo, Maximiliano I de Habsburgo, Miguel Ángel, Paracelso, Girolamo Savonarola, Solimán El Magnífico, Américo Vespucio, Leonardo de Vinci que habrían de revolucionarlo todo: ciencias, artes, política, filosofía y religión y así dar inicio a la modernidad.
En efecto, se descubre América, se circunnavega el Globo, se avanza en la medicina, se desmonopoliza el Cristianismo, se expanden las artes, se detiene el expansionismo islámico, se cambia conceptos sobre las formas de gobierno y la política, es decir, se separa la religión de las ciencias y el arte. La fe tiene su espacio y la ciencia y actividad humana el suyo.
Como parte fundamental de ello, la astronomía habría de destronar a la Tierra del centro de todo y colocarla en un lugar menos preponderante y por lo tanto al hombre y su importancia.
Estos cambios, no fueron fáciles ni dóciles. Los astrónomos habrían de sufrir dos traumas, dado que la educación académica en aquella época recaía en las instituciones educativas de la Iglesia Católica Romana.
Los más connotados astrónomos tuvieron que ir contra sus propios paradigmas: Copérnico, Tycho, y Galileo lucharon contra sus creencias cristianas. Tycho se negó a admitir sus propias observaciones; Copérnico espero hasta poco antes de morir para publicar sus descubrimientos; y son famosos los juicios y acusaciones que pesaron sobre Galileo. La correspondencia de Galileo con su hija[4] muestra la dura lucha que éste sostenía con sus colegas y, a su vez, la de ellos mismos con el status quo, donde las amenazas eran cosa cierta.
Entrando en detalle de los hallazgos más importantes mencionamos cuatro grandes personajes y sus aportacionesastronómicas:
Nicolás Copérnico (1473 – 1543)[5]astrónomo polaco nacido en Torún. Estudio matemáticas, astronomía, medicina y derecho en Cracovia y en Bolonia. Fue nombrado canónigo de Frauenburrg. Señalo que el sistema geocéntrico no permitía predecir correctamente el movimiento de los planetas. Abandono el sistema Ptolomeico y demostró que el Heliocéntrico es el real. Escribió “De Revolution i bus orbium celestis”, contribuyó a que la cosmología se independizara de la Teología. En la figura 4 se muestra su sistema Planetario. El sistema Ptolemeico, aunque explicaba en general todos los movimientos de los planetas (de ahí su fortaleza), contenía una serie de excepciones y adecuaciones –como el movimiento “retrogrado” de los planetas que había de matizar mediante una serie de explicaciones poco convincentes. Copérnico resuelve estos problemas con su sistema.
TychoBrahe. (1546 – 1601) Nacido en Dinamarca. Durante mucho tiempo el “astrónomomás famoso del mundo”, así nombrado por él mismo. Era aristócrata lo que es una singularidad entre los científicos, -de ahí probablemente su soberbia-. Durante muchos años fue el campeón de la Iglesia dado que defendía el geocentrismo vs el heliocentrismo ya publicado por Copérnico. Tenía la más grande colección de observaciones astronómicas de la época. Creó una ciudad para realizar sus observaciones astronómicas llamada Urania (cerca de las costas que separan Dinamarca de Suecia), finalmente, dado su carácter, se enemistó con el Rey y terminó sus días exiliado. Sin embargo, fue el creador del Sistema Geo-Heliocéntrico, un sistema muy singular y último bastión de la colocación de la Tierra al centro del cosmos, que se aprecia en la figura 5. Al final, tuvo que aceptar a Kepler como ayudante dado que este era un excelente matemático y geómetra, abriéndole su archivo único por su riqueza de observaciones astronómicas de los dos hemisferios –norte y sur- que derivaron en las famosas Leyes de Kepler.