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Revista Tamma Dalama: La Organización social del Imperio Azteca. Escrito por: Dr. Ricardo Castañón Ruiz (1ra Parte)

en Lunes, 22 Enero 2018. Publicado en Revista Tamma dalama, Revista Universitaria Tamma Dalama, Tamma dalama, Tamma dalama, Universidad Mundial, Universidad Mundial, Universidad Mundial BCS, Vinculación Universidad Mundial

Dr. Ricardo Castañón Ruiz

Dr. Ricardo Castañón Ruiz. Profesor investigador de la Universidad Mundial, Campus La Paz, BCS. Licenciatura en Ingeniería Civil, con estudios de Maestría en Sistemas y Planeación y de Maestría en Construcción de la Universidad Iberoamericana campus Santa Fe, México D.F. Doctor en Ciencia Sociales y Políticas de la Universidad Mundial y candidato a Dr. en Ciencias Jurídicas, políticas y de la Comunicación de la Universidad de estudios de Teramo, Italia.

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RESUMEN

El trabajo expone como estaba organizado política y socialmente el Imperio Azteca. Para ello, revisa la composición político territorial, los regímenes de propiedad de la tierra y las diferentes clases sociales que lo componían. El trabajo, también abarca la organización jurídica y las bases de los códigos penal, civil y mercantil, así como los tribunales de justicia.

Palabras Claves. Azteca, Calpulli, Mexica, precolombino, Mesoamérica.

 

ABSTRACT.

The work was exposed as politically and socially organized the Aztec Empire. To do this, check the territorial political composition, regimes of land and different social classes who composed it. The work also covers the legal organization and the bases of the criminal, civil and commercial codes, as well as the courts.

Keywords. Azteca , Calpulli , Mexica, Pre-Columbian, Mesoamerica

 

1.- Antecedentes. La importancia de la cultura Azteca como civilización.

Cuando se habla de las culturas precolombinas dentro de un contexto global, se tiene la percepción que si bien fueron muy importantes, significativas y originales, no se destacan en sus aportaciones al “mundo civilizado” de los siglos  XIV, XV y en adelante.

“La humanidad” ya había descubierto la agricultura, dominado la ganadería, el trabajo con los metales como el bronce, el cobre y hasta el acero era ya muy elaborado. Los códices de conducta y gobierno, ya tenían antigüedad de más de 2000 o 3000 años. Y así podríamos seguir enumerando los avances en las diferentes áreas del saber y conocer humano, ya “habíamos” logrado.

Sin embargo, esta óptica <totalizante y generalizadora> que aun en día está muy en boga, impide ver las particularidades de cada caso, es decir de cada esfuerzo de desarrollo que el ser humano, desde diferentes lugares (tiempo y espacio). Esta falta de óptica adecuada, impide el estudio y comprensión, no solo de las diferentes culturas y pueblos, sino del propio ser humano y más en particular de la persona que somos. Sin este análisis especifico y detallado, no es posible la comprensión cabal, ontológica y antropológica de lo que somos. El ser humano se enfrentó y enfrenta a diversas circunstancias ecologías, físicas, ambientales, etc.-que se traducen en signos y rasgos de su ser en el tiempo, es decir, en su evolución. Somos una especie –como todas- en un constante proceso de perfección regido entre otros parámetros- por el medio ambiente que nos rodea.

De aquí la importancia de estudiar de manera particular cada cultura, con las herramientas metodológicas adecuadas, en este caso la Historia y la Sociología. Pasamos ahora a definir lo que vamos a entender como civilización y con qué parámetros “espacio temporales” la vamos a medir. Para ello nos apoyamos en primera instancia en Helio Jaguaribe[1]. Este autor denota dos significados para el término:

I.- Civilización como concepto socioantropológico, en donde se designa el estado de la sociedad que ha sobrepasado su condición neolítica y cumple tres de los cuatro requerimientos siguientes:

  1. Urbanización, mediante la edificación de un sistema habitacional considerablemente mas grande y mas complejo que la aldea neolítica; que combina uno o mas edificios religiosos, con un palacio o palacio-templo, casas residenciales, edificios de almacenamiento, instalaciones de abasto, agua y calles;
  2. Una cultura común, que incluye una lengua, una religión, una cosmovisión y un repertorio de costumbres y técnicas sociales;
  3. Un sistema político que presenta rasgos básicos del Estado ya sea insertado en un sistema religioso o separado de él;
  4. Un sistema de escritura.

II.- Civilización en su sentido histórico (de acuerdo a Braudel[2]), es un proceso sociocultural que cumple con cinco requisitos siguientes:

  1. Ocupación estable de un territorio especifico
  2. Por una sociedad especifica,
  3. Con ciertas características económicas,
  4. Con cierta mentalidad colectiva y
  5. Cierta continuidad histórica.

Siguiendo a Braudel, pero adaptándole un concepto histórico, vamos a definir civilización como un sistema sociohistórico con cuatro características esenciales siguientes:

  1. Es un sistema cultural compartido, con continuidad histórica, por una o mas sociedades que han alcanzado la etapa de civilización en su sentido socioantropologico;
  2. Ocupa de manera estable un territorio en el que hay uno o más poblados;
  3. Emplea de manera duradera, una o mas lenguas con una forma escrita, tiene una religión o cosmovisión especifica, así como técnicas autónomas para sus subsistencia estableen su modo natural y humano, incluidos los elementos de defensa propia, y
  4. Está dotado de las condiciones culturales adecuadas apara garantizar autónomamente su autorregulación.

De aquí seguimos que lo que significa históricamente civilización, el presente estudio no significa que las civilizaciones sean sociedades. Las civilizaciones son superestructuras culturales trasmitidas por una o mas sociedades.

A manera de verificación de las hipótesis planteadas en su estudio Jaguaribe nos ofrece en sus conclusiones resultado de sus análisis comparativos, que aquí trascribimos:

Las civilizaciones suelen surgir cuando las sociedades que han alcanzado sociológicamente la etapa civilizada y son reguladas por un régimen funcional de elite-masa generan una cultura especifica, distinta de las existentes y manifiestan una propensión expansiva sostenida para incorporarse nuevos valores utilitarios, como la tierra y otros recursos materiales, en condiciones naturales y operativas que permiten su subsistencia y expansión y que no enfrentan a estas sociedades a impedimentos externos.

Las civilizaciones tienden a desarrollarse si persisten las condiciones que favorecieron su surgimiento y autosostenibilidad, y que cumple con dos condiciones nuevas. En primer lugar, si adquieren una capacidad militar superior a las sociedades a las que se enfrentan, ya sea por su organización, disciplina y combatividad (como Roma), por su ímpetu, habilidad y elevada motivación ideológica (como el Islam) o por su clara superioridad técnica (como el actual occidente). En segundo lugar, si desarrollan una cultura favorable a su expansión, dotada de valores, instituciones y practicas apropiadas para ese fin.

Las civilizaciones entran en declive y se vuelven decadentes cuando pierden su autosostenibilidad, ya sea por la perdida de autooperacionalidad y/o de su autorregulabilidad. La autooperacionalidad puede ocurrir por una decisiva derrota militar, que priva a la sociedad de los medios políticos y militares necesarios para continuar sosteniéndose. También puede ser el resultado de un irrecuperable atraso tecnológico en relación a otra civilización contemporánea, cuyas normas tecnológicas se ve obligada a adoptar por la necesidad de sobrevivir o por una imposición externa. A su vez la pérdida de autorregulabilidad ocurre cuando una civilización pierde la convicción en sus valores o sus ideas básicas el mundo, habitualmente como resultado de haber sido invadida por una cultura ajena y más poderosa.

Por otro lado, si bien se ha apuntado a lo largo de este capitulo, que el proceso histórico no esta predeterminado teleológicamente en ningún sentido, por otro lado, podemos afirmar que el proceso histórico no es arbitrario ni improcedente. Ciertos factores estructurales tienden a orientar este proceso, en condiciones dadas y por un tiempo, en cierta dirección general.

También con base a las observaciones empíricas, podemos identificar ciertas tendencias a una mayor humanización de la vida social, provocadas más por los progresos técnicos y sociales que por el progreso moral. Todo esto nos lleva a reflexionar sobre el futuro posible de la humanidad y en el lugar que es factible o posible ocupar como civilización.

La clasificación de las civilizaciones a partir de su origen se lo debemos a Daniel Glyn[3] quien describe como civilizaciones primarias a las que surgen directamente sin ningún otro condicionamiento (contacto con otra, independientemente) de su precursora neolítica, y son las cinco siguientes: (1)Mesopotamia-Egipto –también conocidas como Creciente Fértil que circundan la península Arábiga ; (2) la China o Shang sobre el rio Amarillo; (3) la Harappa en el sureste asiático en la actual India; y dos en América: (4) la mesoamericana que comprende la Azteca y la Maya (algunos autores la toman por separado) y (5) la Inca en Suramérica.

Las civilizaciones secundarias de primer grado, si bien nacen de su neolítico tuvieron interacción y conocimiento con otras como la hebrea, los hititas, fenicia, persa, egeo y otros. Las secundarias de segundo grado, son aquellas que surgen de la desintegración total o parcial de alguna anterior, como la helénica que surge de las ruinas de la egea y Roma que surge de la Etrusca, en parte al destruirla.

Las civilizaciones terciarias, resultan de las transformaciones de una procedente civilización secundaria de segundo grado. Tal es el caso de Bizancio, que viene de la occidental frente a Roma; el caso del Islam, que toma elementos de las previas árabes que toma conceptos religiosas de la judaica y cristiana.

Desde esta perspectiva, se aprecia la importancia y la trascendencia de la Civilización Mexica <Azteca>, para el estudio del ser humano en sociedad.

2.  Antecedentes de la Cultura Mexica.

Los conceptos que a continuación se desarrollan de esta cultura prehispánica en el altiplano mexicano se centran en el último tramo de su historia. Como se vera más adelante, Los Aztecas, fueron una sociedad con una vida muy corta. Basándonos en sus registros desde el inicio de su peregrinación, hasta la caída en manos de los colonizadores mediaron poco más de 350 años.

Tomando en cuenta que prácticamente los primeros 100 años fueron de vida nómada hasta encontrar el sitio “destinado o señalado”. Otros 50 años de luchas con los “nuevos vecinos” y la ubicación final de la nueva ciudad en el año 1325.

De la organización de tribu a la consolidación como una ciudad con “barrios” o “calpullis” pasaron otros 50 años, dado que la elección del primer Rey fue precisamente en el año de 1375.

En solo, 145 años, pasaron de ser un pueblo más a ser un imperio con más de 20 millones de súbditos, con límites perfectamente administrados que comprendía desde la costa del Golfo de México hasta el Océano Pacifico, y del norte del estado de Hidalgo y Querétaro hasta Guatemala en el Sur como se aprecia en la Figura 1.

 

Figura 1. Mapa de la máxima extensión territorial del Imperio Azteca hacia finales de 1520.

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Es por ello, que en el estudio de las variables y conceptos de investigación se debe indicar claramente las fechas de que se trate, ya que la dinámica que alcanzaron fue altísima y si perdemos esta dimensión podemos llegar a conclusiones erradas. De ahí las frecuentes contradicciones que encontramos en la extensa literatura que sobre este tema se ha escrito.

2.1.- Breve Historia de los Aztecas.

George C. Vaillant en su libro la Civilización Azteca[4], nos dice que la mayoría de los investigadores sobre las culturas y civilizaciones en América Precolombina dividen su estudio en tres grandes etapas a saber:

A.- Periodo Preclásico

Que comprende del 15,000. al 100 a.C. Este enorme periodo se caracteriza por hallazgos arqueológicos en los tres subcontinentes en los que se puede dividir el Continente Americano <Norte, Centro y Sur>: en América del Norte, en el sudeste de los Estados Unidos con las denominaciones Cochise, Folson, Chiricahua y San Pedro. En el límite del Norte y Centro América, conocida como Mesoamérica en el Valle de México en Tepexpan, Chalco, Copilo, Zacateco, Cuicuilco; en Puebla y Morelos en Cholula, Xochicalco; en Oaxaca, en Monte Alban 1 y 2, y Monte Negro; en Veracruz y Tabasco en la Venta, Tres Zapotes, Trapiche; en las Tierras altas Mayas en las Charcas, en Majadas, en Miraflores en Arenal; en Tierras bajas Mayas en Mamom, en Chicanel y Holmul; en Chiapas en Chiapa 1, 2,3, 4. Y finalmente en Sur América, en Perú en la costa norte en Hueca Prieta, en Cahvin y el Salinar; y en las tierras altas de sur de Perú, en Paracas.

B.- El periodo Clásico.

Que va del 100 a.C al 800 d.C. en donde ya florecen las culturas y logran algunas un gran esplendor y son la base –en muchas maneras- de las posteriores. Aquí también las encontramos distribuidas en los tres subcontinentes: En Norteamérica, en el sudeste la Mississippi Inferior, la Hopwell también llamadas “culturas del bosque”; en el suroeste las Pueblo 1, la Basket Maker y Basket Maker Modificado; en Mesoamérica florecieron varias: en el Valle de México la Tlamilolpa, la Xolapan la Amantla; en Puebla y Morelos la Cholula, la Xochicalco 1 y 2 y la Teotihuacana; en Oaxaca la Monte Alban 3ª y 3b; en Veracruz y Tabasco en Tres Zapotes 3, en Tajin 1 y 2 y en Tierras Remojadas Superior 2; en Tierras Altas Mayas en Santa Clara, en Aurora, en la Esperanza y Pamplona; en Tierras Bajas Mayas en Tikal, en Tepec y Puuc; en la Huasteca Pánuco 2 y 3 y en Chiapas, Chiapa 5 al 10. En Sudamérica, florecieron en la Costa Norte del Perú la Mochica y en Tierras Altas del Sur, la espectacular cultura de Nazca.

C.- El periodo Postclásico.

Que va del año 800 a 1600 de nuestra era, en donde se ve interrumpido, enriquecido, confrontado, encontrado sojuzgado, subyugado, por el “arribo del resto del mundo” iniciando este por la Corona Española.

Siguiendo con la exposición, en este periodo florecen igualmente en los tres subcontinentes importantes asentamientos humanos que muestran avances culturales, destacándose las civilizaciones Mexica y Maya en Mesoamérica e Inca en Sudamérica.

En efecto, encontramos que en Norteamérica en el Sudeste la Mississippi Superior; en el Sudoeste las Pueblo 2, 3, 4 y 5; en Mesoamérica en el Valle de México Tula, Culhuacán, Tenayuca, Texcoco, Tlatelolco y finalmente Tenochtitlán; en Puebla y Morelos Cholula 3, 4 y 5; en Oaxaca Monte Alban 4 y 5; en Veracruz y Tabasco Tajín 3 y Zempoala; en las Tierras Altas Mayas Ayampuc y Chinautla; en Tierras Bajas Mayas, Chichén Itzá, Tolteca y Mayapán; en la Huasteca la Panuco 5 y 6; y en Chiapas, Chiapa 11 y 12. Finalmente en Sudamérica, encontramos en todo el Perú tanto en costas como en tierras altas a Los Incas.

La domesticación del maíz, se dio alrededor del año 3,000 a.C. en Mesoamérica. Desde este instante, dejaron de ser nómadas muchos de sus pobladores e iniciaron los asentamientos humanos en las zonas más aptas para esta actividad particularmente en las cuencas de los ríos que desembocan al Golfo de México de los estados de Veracruz y Tabasco. Cabe recordar que en este continente, no existió el ganado hasta el arribo de los conquistadores. Efectivamente no había ganado caballar (los caballos endógenos se extinguieron mucho antes), ni ganado bobino o caprino y menos porcícola, de ahí que tampoco hubiera animales de carga o de tiro. Los únicos animales domesticados eran el perro y los guajolotes (pavos en el resto del mundo). Cabe especial mención en Sudamérica con la llama y alpaca que pueden ser animales de carga pero solo se encuentran en Perú y Bolivia dado que son animales propios de la Cordillera de los Andes.

Los Aztecas o Mexicas –como se hacían llamar-, eran entonces de alguna manera herederos de muchas tradiciones y formas del vida de los que serian las culturas que les antecedieron en el Valle de México y lugares circunvecinos como la Teotihuacanas y Toltecana, las costeras del Golfo como los Olmecas, e inclusive de mas al sur como la Maya, particularmente en lo referente a la numeración y aspectos calendáricos y religiosos. Salvo, estos contactos intrínsecos de Mesoamérica, no se tiene registro de relaciones de algún tipo con cualquier otra cultura de su nivel de desarrollo. De hecho los Aztecas inician el conteo de su calendario con su arribo a este sistema de lagos del actual Valle de México –como se aprecia en la Figura 2 -aunque hayan registrado más como leyenda su salida de la mítica Aztlán.

Por tal motivo se considera en 351 años la vida del Imperio Mexica como toda su rica historia. Desde la partida de las siete tribus o clanes salen en el año 1168 de peregrinación a buscar la “tierra prometida” por el dios Huitchilopoztli y que de hecho “les acompaña” para indicárselas. Alrededor de 120 años dura esta búsqueda hasta llegar al sistema de lagos referido en el altiplano . Pasaron otros 40 años de muchas vicisitudes con sus vecinos, para que finalmente fundaran Tenochtitlán como su ciudad en el año 1325. Para 1375 nombran su primer rey o emperador Acamapich (a la muerte de Tenoch, el sacerdote) y para 1524 muere su último el décimo primero en manos de los conquistadores, el heroico Cuauhtémoc.

 

Figura 2. Sistemas de Lagos del Valle de México a la llegada de los Aztecas y la Ubicación de la “Gran Tenochtitlán.” Fuente: México Mágico. Evolución de la Gran Tenochtitlan. Ing. Manuel Aguirre Botello. Agosto 2012. www.mexicomagico.org/introtenoch.htm.

 

3.- Identificación de los elementos constitutivos de la civilización Mexica.

3.1- Composición Político-territorial

El Estado Mexica estaba conformado por las siguientes partes de acuerdo a Manuel M. Moreno[5] (quien a su vez lo toma de Fray Diego Durán de su Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme);

El país principal comprendía:

La ciudad de Tenochtitlán, verdadera metrópoli, sede del gobierno donde residían los poderes centrales.

Un territorio propio, anexo a la metrópoli, cuya existencia data de los triunfos iniciales obtenidos por las armas Mexicas sobre pueblos circunvecinos como Azcapotzalco, Coyoacán y Xochimilco.

Provincias dependientes en un numero “más o menos grande”, que se pueden clasificar como: dependientes, aliadas o “subyugadas”, sobre las que se ejercía una dominación efectiva, en donde esta dominación se traducía en: pagar tributos, prestación de servicios personales y en la obligación de cultivar la tierra para la metrópoli.

En esta última forma de dominación territorial cabían básicamente dos formas de gobierno: Cuando los pueblos sometidos se habían dado pacíficamente, por regla general conservaban su Tecuhtli o señor propio, es decir su soberano. Cuando un pueblo era rebelde, o sea se había conquistado militarmente, entonces la dominación se traducía en el reparto de la tierra del pueblo vencido y su adjudicación era a los vencedores. En este caso, los aztecas nombraban de entre sus nobles, un Tecuhtli que los gobernaba, asignándoles una carga muy onerosa en donde en realidad tributaban como esclavos en la Figura 3 se aprecia cómo se contabilizaba los tributos de cada pueblo, de acuerdo al “Códice Mendoza”..

 

Figura 3. Códice Mendoza. Se aprecia en la columna de la izquierda el nombre de lugar o pueblo de donde provenía el tributo que esta a la derecha. Las columnas muestran el tipo de producto y la cantidad del mismo. Esta figura es un ejemplo de la escritura y numeración practicada por los aztecas, que junto a la Maya y a la Zapoteca (Oaxaca) son los únicos ejemplos de su desarrollo en América.

Cabe destacar que el mismo Manuel Moreno[6], relata como se repartían las tierras de los pueblos conquistados entre los guerreros  en este caso de Azcapotzalco en donde el caudillo azteca Tlacaelel le dice al Rey: “Vamos y repartamos la tierra, pues la ganamos con la fuerza de nuestro brazo. Al rey le pareció bien y mandó que fuesen contados los señores que en la guerra se habían señalado para premiarlos según merecimientos”. Estas tierras pertenecían a los guerreros y a sus sucesores, añade el autor.

Ahora bien, el mismo autor Manuel Moreno, -rescatando el trabajo de Fray Diego Durán antes referido-señala que la propiedad de la tierra sufrió con el tiempo una evolución que coincide con las experimentadas en otras civilizaciones humanas.

La forma mas primitiva era la “comunal”, cuando su organización era tribal, para ir pasando en forma paulatina a regímenes de propiedad privada, debida a la expansión y conquistas militares, e iniciar así la formación de diferentes clases sociales.

3.2.- Régimen de propiedad de la tierra.

3.2.1.- Propiedades comunales. Calpullallis, altepetlallis o calpullis.

Sobre esta forma de propiedad Alonso Zurita[7] detalla la información. Los calpullis también conocidos como Chinancalli, -que es todo uno-, quiere decir “barrio de gente conocida o de linaje” y que provenían de los pobladores mas antiguos. Estos no se pueden enajenar, sino que se goza de ella –la tierra- de por vida. Se les puede dejar a los hijos como herederos. Calpulli es el singular del calpullec. Si alguna “casa” se acaba, es decir no tuviera herederos, quedan las tierras al común del Calpulli. El señor mayor o “chinancallec” a quien las ha “menester” del mismo barrio, es decir que “nunca jamás” se daban ni dan las tierras a los de otro barrio en propiedad, aunque si se podían rentar, para usufructo del propio Calpulli. Zurita agrega, que “si uno tenia tierras y las labraba, no se podía entrar a ellas, ni el principal se las podía quitar ni dar a otro y si no eran buenas, las podía dejar y buscar otras mejores y pedirlas a su principal y si estaban vacías y sin perjuicio se las daba en forma que se ha dicho”. Cada calpulli, tenía sus tierras propias y ningún calpulli tenia que ver en las tierras que pertenecían a los demás ni los otros podían inmiscuirse en lo relativo a sus terrenos. Se infiere que el producto de la tierra lo usufructuaba quien las sembraba. Por otro lado aclara Zurita que si después de dos años, quien poseía la tierra no la cultivaba la perdía a favor de la comunidad. Es decir, era una forma de propiedad comunal muy singular, ya que en los hechos se podía decir que era privada con garantía de inmunidad, salvo el caso de no trabajarla.

Desde el punto de vista jurídico, el calpulli, entonces era una persona moral, representada por el chinancallac.

Vale la pena destacar que esta celdilla social, entonces jugaba diversos roles como el jurídico, político, religioso, es decir era una célula de organización social que tejía la red social de toda la ciudad.

3.2.2.- Propiedad de los Nobles, pilles o pipiltin y tetecuhtzin.

Estas eran de carácter individual, que se podían enajenar, pero solo entre nobles y transmitir por herencia.

Sobre esta forma de propiedad, Fernando Alba Ixtlilxóchitl[8], nos dice: “Estas tierras Pillalli, que eran y pertenecían a los caballeros y descendientes de los reyes y señores referidos. Otras se llamaban Tecpallilli, que eran como las que se decían pillalli; estas eran de unos caballeros que se decían señores antiguos y así mismo eran los que poseían beneméritos.”

Por lo que toca a la naturaleza del dominio de estas tierras y el carácter del derecho ejercido sobre de ellas, Ramírez de Fuenleal[9] nos dice “se encuentran en los pueblos pocas gentes que posean en propiedad a menos que sean señores o descendientes de señores, ningún macehual o contribuyente las posee, o por lo menos, si hay algunos, no deben ser sino muy pequeño numero”.

Y continua, estos “títulos pasan a sus herederos. Los Macehuales las cultivan. Sucede lo mismo con otros nobles y jefe; tienen tierras patrimoniales que hacen cultivar; pero pocos macehuales las poseen. Moctezuma poseía en la mayor parte de los pueblos de la provincia y sobre todos aquellos que había conquistado, que distribuía a aquellos que se llamaban los valientes hombres de México. Retiran de sus tierras rentas de las cuales vivían”.

Fray Juan de Torquemada[10], confirma lo dicho por Ramírez. “Estas tierras se llaman pillalli, que quiere decir tierra de hidalgos y caballeros. Los dueños de estas podían de alguna manera venderlas o disponer de ellas. Sin embargo podían pasar a sus descendientes, pero si estos morían sin ellos el Rey o Señor lo era, y volvían a entrar en poder de los bienes reales”. Torquemada afirma que la venta podía ser a otro “principal”, pero a ningún macehual, que es “villano” y que si fuera el caso, quedaban perdidas y entraba el Señor poseyéndolas. Con ello se afirma muy poca capilaridad entre las clases sociales.

3.2.3.- Propiedades que se pueden llamar públicas.

Dedicadas al sostenimiento de los templos –teopantlalli-, gastos de guerra –milchimalli-, y a proveer de rentas para los gastos de gobierno –tlatocatlalli o tlatocamilli, y por ultimo los tecpantlalli, que se destinaban a los gastos del palacio o casa del gobierno –tepan-, donde residían lo poderes. Las propiedades de esta categoría eran de carácter colectivo.

De las tierras de los Tlatoque, -gobernantes-, o Tlatocatlalli, nos dice Ixtlilxóchitl[11]: había unas “suertes” –terrenos grandes- en la mejor ubicación de las tales ciudades y pueblos, que contenían 400 medidas de largo y ancho, ni mas ni menos, que se llamaban por una parte Tlatocatlalli o Tlatocamilli, que quiere decir tierras sementeras del señor y por otra Itonal intlacatl, que significa tierras que acuden conforme a la dicha o ventura de los Reyes o señores”.

Koshler[12] considera las Tlatocatlalli como pertenecientes al Estado Mexica; otro tanto ponía de las tecpantlalli, de las Teopantlalli y de las milchimalli. “Parte considerable de las tierras eran del Estado, sus productos correspondían al Palacio –Tecpan- del Rey, Hueytlatoani. Estas tierras se llamaban Tlatocamilli, cosa análoga con la de los templos, cuyos productos se destinaban al servicio religioso, cada templo mayor tenía sus propios bienes. También había en los Calpulli campos para la guerra milchimalli, que eran cultivados para el estado y en particular para las necesidades militares”.

Conviene no confundir las Tlatocatlalli, que tenían carácter colectivo y público, con las propiedades particulares de los tlatoques o Supremos señores.

Por ultimo dentro de la tercera clase de propiedades estaban las yoatlalli, las cuales eran ganadas por la guerra; de esta la mas principal pertenecían a las tres cabezas del imperio –la Triple Alianza-y lo demás que restaba se le daba y repartía a los señores y naturales que habían ayudado con sus personas y vasallos en la conquista de tales pueblos, y en proporción terminaba siendo un tercio de los pueblos o provincias conquistadas. Todo esto lo refiere Ixtlilxóchitl[13]

En grado inferior estaban las asignadas a un empleo, por ejemplo un juez. El usufructo de esta tierra se retiraba cuando el empleo cesaba y recaía en el sustituto. En estas tierras había indios que la trabajaban y las beneficiaban. Es ocioso decir que no se heredaban.

Estas tierras eran inalienables y no pertenecían a ninguna persona privada particular, bien esta fuera física o moral.

Con respecto a la proporción con que se encontraban las propiedades de carácter publico Fray Toribio Motolinía[14] apunta: “Con pocas excepciones todo el país pertenecía a los Señores y a los Jefes”. De aquí su inacabado apetito por agrandar el imperio y conquistar mas tierras y pueblos, ya que realmente despojaban a los pobladores de sus tierras y los terminaban esclavizándolos. La alternativa no era muy buena, ser sacrificados con un poco de “suerte” en el Altar Mayor, para así pasar como guerreros al otro mundo…

4.- Las Clases sociales.

Manuel Moreno[15], nos dice que una fuente importante para explicar la diferencias de clase en la sociedad mexica es la guerra, dado que era un pueblo guerrero. “La guerra somete al grupo conquistado, de ahí la diferencia entre conquistados y conquistadores, vencidos y vencedores, privilegiados y desheredados. Estas clases ya separadas, se entregan a trabajos distintos, de ahí la división del trabajo”.

Y sigue “La densidad material y moral de la población es la causa principal de la división del trabajo. Las diferencias del medio físico, las aptitudes distintas, las necesidades de la organización y las exigencias nuevas que trae consigo cada proceso técnico, se suman como causas accesorias a la causa eficiente y principal: la densidad material y moral, cuya eficacia refuerzan y estimulan”.

Cuando las clases devienen hereditarias forman las castas. El concepto de clase es inseparable del de jerarquía.

Entrando en materia, Cornejo[16] apunta las dos primeras funciones sociales que se diferencian son el sacerdocio y el guerrero. Luego el comercio y en fin la manufactura que termina derivándose en industrias primitivas. Posteriormente las profesiones liberales y las funciones burocráticas. Esto es particularmente claro en la historia social que nos ocupa.

Si bien es cierto que no es posible hablar de verdaderas castas en la sociedad azteca, sin embargo esta comprobado que los altos puestos de la organización política se trasmitían por herencia, en el sentido de que los designados para desempeñarlos necesariamente debían de pertenecer a determinada familia dinástica, y estaban reservados a determinados individuos, seleccionados entre los mas escogido de las clases privilegiadas –aristocracia, guerrera y sacerdotal-, las cuales debían reunir cualidades especiales, que contribuían a hacer de los altos puestos jerárquicos políticos, cargos verdaderamente privativos, e inaccesibles, por lo tanto, para la masa común del pueblo mexica, los macehuales. Para muestra baste decir que Moctezuma II, era nieto de Moctezuma I, Sobrino del Emperador Auitzotl, e hijo de Emperador Axayacatl; educado en el exclusivo Calmecac.

Moreno[17] divide las clases sociales de la sociedad mexica en dos: privilegiados y desheredados, cada una con características perfectamente delimitadas.

Para Sahagún[18] sin embargo hay cuatro. La militar, la sacerdotal, la de los mercaderes y el común del pueblo que comprendía desde los agricultores hasta los esclavos. De estas cuatro las tres primeras eran las privilegiadas con respecto a esta ultima.

4.1.- Los Macehuales o el pueblo.

4.1.1.- Los artesanos y obreros.

Tanto Cortés[19] como Sahagún mencionan una gran cantidad de personas dedicadas labores de obrero de la construcción (recordemos que había muchos tipos de edificaciones: vivienda, caminos, diques, acueductos, canales, templos, etc.) así como artesanos, trabajados dedicados al arte y otras muchas actividades. Cortés informa al emperador Carlos V “hay en todos lados mercados y lugares públicos de la ciudad de Tenochtitlán, todos los días, muchas personas, trabajadores y maestros, de todos los oficios, esperando quien los alquile para su jornal”.

Los hijos no estaban obligados a seguir la profesión u oficio del padre, pero generalmente la seguían.

4.1.2.- Los Mayeques.

Eran los desposeídos pues a diferencia de los demás tributarios no tenían tierras propias ni ajenas de acuerdo a Moreno[20]. No se podían mover a otras tierras, estaban perpetuamente ligados a la tierra que trabajan y esta era generalmente propiedad privada de un tecuhtli o señor, quien al heredarla a sus hijos incluía en ella a los mayeques, los cuales pasaban también como bienes hereditarios, con la obligación de servir y pagar tributo al nuevo propietario. Su situación era verdaderamente miserable, haciendo recordar a los pecheros de la edad media.

4.1.3.- Los Tlamemes.

Siguiendo con la explicación de Moreno[21], estas personas eran tratadas como verdaderas bestias de carga, que a falta de estos animales, eran los sustitutos. Su trabajo era de los más rudos, dado que tenían que llevar sobre sus espaldas, a distancias enormes, fardos pesadísimos.

4.1.4.- Los Esclavos.

La esclavitud entre los aztecas era más benigna que en otras latitudes como nos explica Moreno[22]. Los esclavos podían tener familia y patrimonio y podían obtener su libertad dejando un sustituto, siempre que su señor lo aceptara. Las principales fuentes de la esclavitud eran: a) las deudas. En este caso la entrega que el deudor hacia de su persona equivalía a una verdadera dación en pago. b) la venta que de si mismo o de sus hijos hacia un macehual para libarse de la miseria. Este caso fue muy socorrido con la hambruna durante el reinado de Moctezuma I cuando fueron años de sequia. c) Otra variedad era la esclavitud por pena y d) la esclavitud que incurría el capturado en la guerra. Este último terminaba siendo sacrificado en los diversos templos construidos para este espantoso final.

Para sustraerse de la esclavitud, nos dice Clavijero[23], el esclavo podía pagar sus deudas –era más un contrato-, cuando era por pena, este podía refugiarse en el Tecpan (templo), siendo el único que podía impedirle la entrada su amo.

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