Reyesuelo en problemas
Corría el año de 2008. Las tribus perredistas –todas de origen priísta– planeaban cómo eternizarse en el poder. Que si aquel ya le tocaba la gubernatura, que si a ese otro la diputación, que si aquel una presidencia municipal. En fin, los que faltaban eran puestos, porque perredistas dispuestos a “sacrificarse” por el pueblo brotaban hasta de las piedras. Veían pasar a la gente por debajo del hombro sintiéndose ya en ejercicio del siguiente puesto, desde luego superior al actual.
A través de un funcionario del gobierno estatal se estableció una cita con el señor Yuan Yee, por entonces presidente municipal de Loreto, para convencerlo de construir un relleno sanitario para la ciudad de Loreto y clausurar el basurero eternamente incendiado donde se depositaba la basura. Había recursos federales para tal efecto, sólo faltaba el terreno para lo cual se requería que el presidente municipal negociara su compra con el ejido eventualmente afectado. Tal como se había convenido, a las 12 horas en punto estábamos en la oficina listos para la entrevista. El lugar estaba desierto y esperamos que alguien se apareciera. Una secretaria se presentó, le dijimos el motivo de nuestra presencia y lo de la cita previa, entonces nos dijo: “el presidente ha organizado audiencias públicas, si quieren tomar turno los apunto pero hay varias personas antes”. Nos quedamos mudos. “¿Entonces qué, los anoto?”, reiteró la secretaria.
Hicimos un intento de protesta. “Pero señorita, hace una semana que concertamos la cita, venimos desde La Paz y todavía tenemos que ir a Santa Rosalía”. De nada valió, casi dándonos la espalda alcanzó a decir: “Pues si se animan allá los espero en la plaza donde está despachando el presidente”. Con la dignidad un tanto maltrecha y un coraje entripado nos acercamos a la placita a tomar nuestro turno. El sol caía a plomo, en medio de la plaza debajo de una sombrilla playera y detrás de una mesa metálica de jardín despachaba Yuan Yee. Quienes esperábamos turno lo rodeábamos a una distancia prudente, unos de pié y otros sentados en jardineras y sillas. Frente a Yuan, sobre la mesa, un frutero con manzanas, ciruelas pero sobre todo uvas que se derramaban por los bordes del frutero, daba un toque pintoresco al cuadro. En posición reposada, sumido en el asiento y ligeramente sesgado respecto al ciudadano en turno, con las piernas cruzadas, Yuan aparentaba escuchar. De cuando en cuando volteaba a uno y otro lado agitando su mano y sonriendo para saludar a parientes, funcionarios y amigos que caminaban a lo lejos. Periódicamente estiraba su manita para arrancar pequeños racimos de uvas que se llevaba a la boca mordisqueándolas con calma y discretamente limpiando el jugo que escurría por las comisuras de sus labios y diciendo “Anjá” a su interlocutor. El pelo largo y lacio se movía levemente con el viento y se lo reacomodaba pasando mechones de cabello detrás de sus orejas. Era la imagen de un reyezuelo feliz y contento en pleno ejercicio del poder.
Llegó nuestro turno. Continuó la misma tónica de escuchar sin escuchar hasta que una joven atractiva que pasaba a unos cinco metros provocó que Yuan saltara como canguro detrás de ella para saludarla y abrazarla con afecto. Nos vimos hablando solos mientras concluía el inesperado encuentro. A lo mejor para componer un poco la descortesía nos señaló el frutero y dijo: “Anden agarren con confianza, cómanse una frutita, están re buenas las uvas, ¿qué me decían del basurero?”. Como pudimos concluimos la explicación. Todo parecía indicar que era tiempo perdido. No había nadie que tomara nota de nada. La secretaria sólo indicaba a las personas que seguían en turno y Yuan sin papel, ni lápiz seguía saludando agitando su mano a diestra y siniestra. Apenas hizo un intento de enderezarse y nos estiró la mano para despedirse y decir: “Ahí estamos, ¿no? Me avisan cuando todo esté listo”. Nos volvimos a mirar con sorpresa y pensé «¿sabrá quiénes somos y a qué vinimos? »
Hoy el reyezuelo está en problemas, su cámara imperial está separada de los corredores por unos barrotes. A la borrachera de poder del PRD ha continuado una cruda de época. ¡Ah! el basurero sigue igual que antes. No, peor, ahora tiene el doble de basura al aire libre.