Ser músico. Una labor sin el prestigio merecido
Todo empieza desde que se establece el gusto por la música en la niñez o adolescencia y se elige el o los instrumentos para su dominio. Después, viene el género musical, el cual queremos tocar. Hace falta un buen curso, un buen maestro, la inversión monetaria bastante fuerte para la compra del instrumento y sus accesorios, la práctica diaria, el conocimiento y estudio de notas musicales, armonías, tablaturas, afinación y mucho más. Después viene lo mejor, encontrar amigos para formar la primera banda.
Es obvio que se trabajará con los gustos en común y de las influencias en las que coincidan, se invertirán horas de ensayo personal y de ensamble con la banda. Todos deben de coincidir en horarios específicos para poder llevar a cabo los ensayos y afinar detalles. Se debe de nombrar a la banda, tomar decisiones y salir a ofrecer el concepto al interesado y al público en general, ya sea original o versátil. Después llegan las primeras presentaciones, en donde la banda demuestra su largo trabajo y tiempo invertido.
Aquí nos encontramos con una de las injusticias más grandes, el trabajo de músico. Y es que al parecer, todos los organizadores de eventos culturales, sociales, conciertos, escuelas, institutos, fiestas, nochadas y dueños de restaurantes, ignoran todo lo que conlleva esta labor. No es posible que hoy en día, una persona quiera en su fiesta una banda de rock para amenizar el ambiente y no se le ofrezca ni el sueldo razonable ni justo por horas trabajadas. Y ni hablar del espacio físico y de tiempo para la presentación, del mediocre equipo de sonido o la ausencia del mismo, el dejarle la responsabilidad a la banda de llevarlo todo sin el apoyo económico que genera el transporte al lugar.
Ser músico implica mucho más de lo ya mencionado. Se requiere un talento especial, ya que no se trata de ir a pararse y tocar, se necesita carisma, atracción audiovisual y buena interpretación de cada tema. También, se necesita un equipo de trabajo que organice el traslado y acomodo de los amplificadores, las luces, la batería, el cableado, la electricidad, los instrumentos, así como el retiro de todo esto al finalizar el concierto o presentación.
A la próxima que usted quiera una banda en su fiesta o bar, sin importar el género y si exige profesionalismo, demuéstrelo tomando en cuenta todos estos aspectos, ya que si usted necesita un plomero, un cerrajero, un electricista, un doctor, un taxi o cualquier servicio, se le cobrará tal cual y usted no le dirá: “Te pago con cena o bebidas” como le diría a un músico.