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Sierras, cerros y volcanes de BCS: CUEVA LA PINTADA, SIERRA DE SAN FRANCISCO, MULEGÉ, B.C.S.

Escrito por Turista Sudcalifornio en Miércoles, 25 Septiembre 2024. Publicado en Pinturas rupestres de BCS, Sierras, cerros y volcanes de BCS, Sitios de Interés Cultural en BCS, Sitios de Interés Turístico en BCS, Sitios Históricos de BCS

Lugares INAH - Cueva La Pintada

A lo largo de la majestuosa Sierra de San Francisco, en la zona centro de la península de Baja California, se han encontrado cientos de pinturas rupestres. Allí, reposando sobre una cañada de entre 50 y 60 metros de profundidad, se localiza la cueva La Pintada, el mural más amplio e impresionante de esta zona, y por ende el más relevante en términos arqueológicos. Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993, La Pintada es una de las cuevas más grandes de la Sierra con una dimensión de 175 metros de un extremo a otro y una de las muestras más extraordinarias del arte rupestre.

Tal vez atraídos por la presencia del oasis y la abundancia de agua en la región, así como la diversidad de vegetación y fauna, en esta gran rasgadura de la cañada fue donde se asentaron algunos de los más antiguos grupos nómadas de la Península y decidieron plasmar ahí todo aquello que era interesante o importante para ellos.                                                            

Según el INAH: «No se cuenta con fuentes históricas que expliquen el proceso de creación de estos murales, sólo hay algunas referencias de parte de los cronistas que relatan que, cuando se cuestionaba a los indígenas californios sobre el origen de las pinturas, referían una leyenda transmitida de padres a hijos, según la cual hace muchos años, huyendo desde el norte, una raza de gigantes había llegado a la región. Una parte de ellos continuó hacia el sur siguiendo la costa y los otros se internaron en las montañas y fueron los autores de las pinturas».

 

El extenso mural de La Pintada está repleto de imágenes que ofrecen una creativa descripción del mundo cotidiano y religioso en el que se desenvolvían los indígenas ancestrales. Las pinturas se preparaban con pigmentos naturales; los colores rojo, naranja y amarillo se obtenían de los óxidos de hierro, muy abundante en la zona; el negro es óxido de manganeso y el pigmento blanco es yeso, propiamente dicho. Los pigmentos se reducían a polvo en metates o morteros, que aún se observan dentro de la cueva, y se les agregaba algún aglutinante para darles consistencia y permitir su aplicación. Esta fórmula fue tan exitosa que ha permitido su permanencia en el sitio, así como la extraordinaria conservación del color.                                                                                                                                                             

En la pared y el techo de la cueva aún se pueden apreciar figuras de hombres con tocados de una o tres puntas, probablemente efectuando uno de sus rituales o representado a los hechiceros o chamanes del grupo, así como siluetas femeninas y escenas cotidianas de caza. También se dibujaron figuras humanas alzando los brazos al tiempo que exhibían sus largas lanzas y puntiagudas flechas. La aparición de venados, borregos cimarrones, liebres, conejos, pumas, zopilotes, codornices, peces, tortugas, lobos marinos y hasta ballenas, nos proporciona pistas sobre su movilidad hacia las costas cercanas.                                                    

Una de las figuras más enigmáticas y que más llama la atención de la Cueva La Pintada, es la de un misterioso “animal compuesto”: la parte superior correspondería a una ballena, la inferior a una foca.                                                                                                                      

No todas las pinturas del Gran Mural son de grandes dimensiones, ya que éste incluye algunas pequeñas como se aprecia en este conjunto de dos aves, una figura humana y un conejo. La escala mide sólo 10 centímetros.                                                                                                     

Sin duda La Pintada es un lugar emblemático cargado de historia, sin mencionar la diversidad y magnitud de las pinturas que exhibe, es una herencia invaluable de los antiguos pobladores sudcalifornianos.

Las pinturas rupestres de La Pintada se encuentran abiertas al público en general, pero se recomienda la contratación de un guía experimentado para disfrutar al máximo de la experiencia y conocer más datos interesantes. Para llegar se toma la carretera Transpeninsular con dirección a San Ignacio (Mulegé, B.C.S.), y a 9 km al Este se sigue la desviación que aparece a la izquierda, y un camino de terracería de aproximadamente 60 km te llevará hasta el poblado de San Francisco de la Sierra.

 

FOTOS: INAH  / Ma. de la Luz Gutiérrez / Mauricio Marat (Tercera fotografía interior) 

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