Taller de la serpiente: TENGO HARTAS GANAS DE SUICIDAR A LOS VECINOS
De conjurar porque un rayo salido de la nada los calcine
de meterles todos sus ruidos de una patada
por el hueco de la cola
y decapitar siete locuras a las doce de la noche
traspasando sus paredes cual fantasma
y rascarles la columna
con la cierra circular, cinco minutos
tengo hartas ganas de hacerlos florecer
en un templo de lluvia y sangre
de tomar trozos de sus muecas aún tibias
y exprimirlas a martillo hasta el cansancio
e ignorar que se hayan ido de vacaciones para siempre
a través de la tubería del desagüe
cuando vengan las preguntas
quiero taladrarles con sus propios dientes
todo el asco que me causan,
el coraje
en el cráneo, las rodillas y en los codos
para ayudarlos a partir amablemente de este mundo
—plagado de tristezas—
y aniquilar de un fregadazo
la luz fúnebre de este poema desgraciado
que me persigue con su ojo de buitre en mis adentros
hartas, despreciables ganas tengo de perder sus cuerpos
de prenderles fuego y escaldar la dolencia ciudadana
que aguarda cual granada sin seguro en la puerta a mi familia
cuando tosen
carraspean
hablan, se sacuden
salpicando repugnancias
sino fuera porque soy pinche piadoso tocando a su puerta
llevándoles la Palabra.