Temas femeninos: EL FALSO EMPODERAMIENTO FEMENINO
¡Hola! Hoy queremos platicar contigo sobre una situación que debemos corregir entre todas: la idea de que entre más “producidas” y arregladas estemos, es porque tenemos un mayor amor propio porque nos “cuidamos”, o bien, la noción de que trabajar mucho y apenas tener tiempo libre, es ser “luchona” y “chingona”. Estas concepciones del llamado “empoderamiento” son totalmente falsas y en realidad, nos hacen muchísimo daño, ¿pero por qué?
Primero, tenemos que comprender que la definición básica del concepto de empoderamiento. Según el diccionario de la Real Academia Española, éste es:
1. Adquisición de poder e independencia por parte de un grupo social desfavorecido para mejorar su situación.
Si agregamos el adjetivo “femenino”, podemos entender que se refiere a la supuesta independencia que las mujeres tienen en relación al sistema que las oprime: el patriarcado. Una labor que han hecho las feministas es la de reconocer los límites entre el sexo biológico y la socialización de este género: se nace mujer, hombre o intersexual, pero no se nace femenino o masculino, porque eso se va construyendo en nuestra identidad conforme crecemos e interactuamos con personas que nos dicen qué es lo que debemos y no hacer, lo que “nos corresponde” según nuestro sexo. Por lo tanto, un verdadero empoderamiento de las mujeres, que las ayude a dejar de sentirse condicionadas y limitadas por el patriarcado, es aquel que no busca rendirle cuentas ni satisfacer sus necesidades e ideales de feminidad.
No estoy diciendo que las cosas femeninas sean malas, pues nos guste o no, terminamos adoptándolas y haciéndolas parte de nosotras mismas (o rechazando las que de plano nos incomodan mucho, “traicionando” el género). Lo que digo es que maquillarse más, maltratarse más, exigirse más, sólo para obtener aprobación masculina es lo menos empoderado que podemos hacer. Se nos hace creer que una mujer que sube fotos en traje de baño, que se tuvo una transformación increíble después de meses de gimnasio o dieta, o que tiene 3 trabajos para mantener soltera a los hijos que su padre abandonó sin dejar pensión, es una mujer empoderada, pero la realidad es que este tipo de actitudes terminan alimentando los roles de género.
Un verdadero empoderamiento es el que viene desde nuestro interior, y no le rinde cuentas a nadie. Nadie nos va a decir cómo hacerlo porque es nuestra labor personal descubrir qué aspectos de nuestro cuerpo, nuestra personalidad y nuestra vida dedicamos a las relaciones con varones sólo por miedo al rechazo o porque no sabemos otra forma de hacerlas, y es nuestra propia responsabilidad amarnos, aceptarnos y reconocernos como valiosas sin tener que demostrarle nada a nadie, incluso sin tener que cambiar nuestra apariencia física o nuestro modo de vida. ¡Encuentra la forma que más te guste y que te produzca mayor felicidad! Recuerda que tú eres la dueña de tu vida, ¡y nadie más!