Temas femeninos: Las grasas trans y el riesgo de cáncer de ovarios
Hay alimentos que son muy sabrosos al paladar como las hamburguesas, pizzas, milanesas o papas fritas, sin embargo, abusar de estos ricos platillos puede traer graves consecuencias a la salud femenina. Un estudio científico reciente, elaborado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, reveló que niveles altos de ácidos grasos trans pueden estar asociados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer en los ovarios. Este tipo de grasas se encuentran en alimentos procesados industriales y en comestibles fritos; según los criterios la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de grasas trans deben representar menos del 1% de las calorías diarias ingeridas, aunque evitarlas es realmente difícil, ya que muchas veces abusamos de las frituras y la comida rápida.
El cáncer de ovarios es uno de los tipos de cáncer más común y mortal para las mujeres, tan sólo en el año 2018 hubo 295,414 casos nuevos y 184,799 muertes en todo el mundo, en México representa la segunda causa de muerte oncológica en mujeres, además de que el país tiene el tercer lugar a nivel mundial en canceres ginecológicos. Algunos de los síntomas del cáncer de ovarios son: dolor fuerte en el abdomen bajo (vientre), sensación de “llenarse rápido”, estreñimiento frecuente, sangrado vaginal anormal, sensación constante de querer orinar u orinar más de lo normal. Por esta razón es importante acudir con tu ginecóloga o ginecólogo de confianza si estos síntomas aparecen y son persistentes, ya que una atención temprana puede salvar vidas.
El estudio antes mencionado proporciona nueva evidencia de que la reducción en el consumo de alimentos ultraprocesados, como la comida chatarra, podría ayudar a reducir el riesgo de cáncer de ovario y muchas otras enfermedades crónicas, incluidos otros tipos de cáncer, problemas cardiacos y obesidad, padecimientos que están relacionados con un mayor consumo de ácidos grasos trans. Así que, si queremos cuidar la salud de los ovarios, es conveniente disminuir o desaparecer de nuestra dieta los alimentos “grasosos” y no olvidar nunca el chequeo ginecológico de rutina.