Temas femeninos: LOS CUIDADOS DESCUIDADOS
¿Cuándo te preguntan a qué te dedicas sueles responder que al hogar? ¿Tus días empiezan muy temprano y terminan tarde? ¿Quisieras que el día tuviera más de 24 horas? ¿Has tenido pocos o ningún momento de descanso? ¿Sientes que no haces nada o los demás no notan lo que haces? ¿Te sientes frustrada y cansada todo el tiempo?
Ser mujer es una experiencia social, es decir la idea que tenemos sobre lo que es o debe ser una mujer se construye a través de la interacción con otros y otras al ser parte de una sociedad. Los “puestos” u oficios relacionados a este rol son comúnmente: ser hermanas, madres, hijas, esposas y empleadas del hogar. ¿Qué tienen en común todos estos rostros de ser mujer?
El cuidar de otros. Las mujeres crecemos cuidando o sabiendo que el cuidado está a cargo de nuestra madre o de alguna otra mujer, a veces empleadas del hogar. Estamos desde pequeñas a cargo de nuestras hermanas y hermanos, a veces incluso siendo más pequeñas que estos últimos. A veces también somos las responsables de las tareas domésticas. Conforme el pasar de la vida, nuestros entornos cambian y en muchas ocasiones, estos cambios modifican los tipos y situaciones de cuidado a nuestro cargo. Por ejemplo, cuando alguien de la familia enferma y las nosotras debemos reestructurar nuestras rutinas, tiempos y espacios para poder cuidar de él o ella. O bien, como cuando ocurre el nacimiento de una hija o hijo, también representa para nosotras una reestructuración radical de la vida en torno a su cuidado.
Dentro del estudio de los cuidados, se distingue entre el Cuidado directo, que comprende la atención de bebes y niños/as, atender y estar al pendiente de personas enfermas y la atención a adultos mayores) y el cuidado indirecto, el cual corresponde a todas aquellas actividades relacionadas con el trabajo doméstico y la organización y gestión de las labores del hogar.
Si bien el trabajo de cuidados es algo que ha acompañado a la mujer desde los inicios de la vida en sociedad, no fue sino hasta los setentas que se comenzó a observar como tema de estudio desde la antropología, ciencia que estudia las manifestaciones sociales y culturales de las comunidades humanas. Y, Recientemente, se ha procurado su estudio principalmente en Latinoamérica, donde la brecha o diferencia de géneros es mayor debido a la idea moral de las familias tradicionales que siguen los valores de abnegación y devoción de la madre, responsabilidad del padre y obediencia de los hijos, así como la tipificación de los roles de género (el hombre “jefe de familia” proveedor de recursos y la mujer “cuidadora del hogar y los hijos”).
Según en INMUJERES, en México la mayor parte de las labores realizadas en los hogares por las mujeres. El cuidado es un trabajo exigente que obliga a la reclusión en el hogar. La cantidad de población mexicana que requiere de cuidados son aproximadamente 30.4 millones de menores de 15 años; 6.8 millones de enfermos temporales; 3.5 millones de enfermos crónicos; 1.2 millones de personas con discapacidad y una gran parte de los 10. 6 millones de personas adultas mayores.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre el Uso del Tiempo (ENUT) realizada por el INEGI en 2014: 71% de las horas que se dedican a las labores de cuidado no remuneradas en México son realizadas por mujeres, niñas y adolescentes y por cada hora que aporta un hombre a las actividades de cuidado no remunerado, las mujeres aportan casi tres.
Es por eso que en México como en casi toda Latinoamérica se habla de una crisis de los cuidados porque la provisión del cuidado se basa en labores gratuitas, precarias e invisibilizadas, los arreglos para cubrir las necesidades de cuidado son injustos e insatisfactorios. Se trata de un problema público y de desigualdad de género, pues los roles tradicionales de género han naturalizado que sea responsabilidad primordial de las mujeres.
Las mujeres que han reconocido y comenzado a compartir su testimonio en cuando a las experiencias de los cuidados y los estudios en cuanto a esos discursos han demostrado que los principales sentimientos que presenta una mujer que es explotada en el trabajo de los cuidados es de frustración y culpa. En tanto a descuidarse a sí mismas o dejar de lado las cosas que ella quería hacer o no tener tiempo para hacerlas más como no tener los medios suficientes para poder conseguir un cuidador remunerado, en el caso de los cuidados directos a algún familiar enfermo.
La culpa es un tema basto, pero actualmente hay cada vez más mujeres que rompen el tabú y comienzan a nombrar sus experiencias como “madres arrepentidas”.
Actualmente, la situación de la pandemia por COVID-19 ha puesto en evidencia las problemáticas en la organización de los cuidados. Es un buen momento para comenzar a observar nuestras propias dinámicas de cuidados y cómo estas nos impactan a nosotras las mujeres de manera física y emocional.
Fuentes:
Instituto de liderazgo Simone de Beauvoir, “Cuidados”, Observatorio de género y covid-19 en México. 01/08/21. https://genero-covid19.gire.org.mx/tema/trabajo-de-cuidados/
OXFAN, Trabajos de cuidado y desigualdad, OXFAN ORG. 01/02/21. https://www.oxfammexico.org/sites/default/files/Trabajo%20de%20cuidados%20y%20desigualdad%20en%20Me%CC%81xico_OXFAM%20ME%CC%81XICO.pdf
- Tags: Autocuidado, Salud, Sociedad