Temas femeninos: MATERNIDAD ¿SUBROGADA?
La explotación de las mujeres no se crea ni se destruye, sólo se transforma, y en nuestro sistema que privilegia a las clases adineradas, quienes tienen capital suficiente, pueden comprar los cuerpos de otrxs y utilizarlos a su gusto.
Como si fuera poco, quienes tienen más poder tienden a tener una visión sesgada de la realidad en la que privilegian sus deseos personales por encima de los derechos humanos, a tal grado de modificar la ley a su conveniencia para no salir perjudicados.
Hoy quiero platicarte de un tema que ya tiene varios años en la mirada de las feministas y en el centro de sus debates, pero que recientemente ha ido llegando a la opinión pública por las implicaciones morales y el oscuro trasfondo que conlleva: la maternidad subrogada.
¿Qué es la maternidad subrogada? Imagínate que tú y tu pareja, o bien, tu soltera o soltero, te mueres por seguir “tu plan de vida” y, aunque te sea biológicamente imposible, decides tener hijxs. Cualquiera pensaría que lo más adecuado es adoptar: una forma de no producir más daño ambiental en un mundo híper poblado y al mismo tiempo, de poder darle la oportunidad a un infante de tener una familia amorosa. Lamentablemente, para muchos ricos esa no es una opción, pues el objetivo de la reproducción para ellos, más que poder ejercer la paternidad/maternidad, es ver sus genes en un ser humano, y esto aunado a todos los prejuicios y supersticiones absurdas con los que Hollywood ha empapado a la adopción. ¿La solución? ¡Compra uno nuevecito! Y al mismo tiempo, ¡olvídate de todos los engorrosos trámites del proceso adoptivo! Espera…¿qué?
Ni más ni menos: la maternidad subrogada consiste en conseguir a una mujer fértil, de preferencia joven, que se deje implantar un óvulo (previamente fecundado in vitro con los gametos de los compradores), para después quitarle al bebé. Aunque la madre subrogada (así se le conoce a la prestadora de vientre), o el “vientre subrogado” que es como se le llama para remarcar lo deshumanizante de la práctica, se anote como “voluntaria” para “ayudar” a estas pobres parejas, sabemos que en estos tiempos, y con las condiciones deplorables que viven las clases bajas y trabajadores de muchos países, tal libertad es un “no tengo otra opción”. Aunque no es un trabajo como tal, las mujeres reciben compensaciones que pueden llegar a los 200 mil pesos, lo cual es NADA si se considere que se les hace parir (por cesárea, para que los papis puedan elegir el cumpleaños) y luego se les obliga a desentenderse totalmente del bebé, para siempre, sin derecho a reclamo, y en muchos casos, se les tiene vigiladas y secuestradas durante el embarazo, sin derecho a tomar ninguna decisión sobre su cuerpo, y a veces, ni su dieta. Si el embarazo es de más de un producto, los compradores tienen facultad para hacer abortar a la mujer.
En Europa e India, este asunto adquiere dimensiones terroríficas: granjas creadas para que las jóvenes se alimenten con lo que se les dice, para limitar su consumo de drogas y alcohol, para que no tengan relaciones sexuales, y en general, para poder tener total control sobre el ellas.
Esta práctica también se da en México, sólo que no es un tema que nos escandalice porque casi no se conoce. En nuestro país tan sólo hay 4 estados con regulaciones: Tabasco y Sinaloa, donde está permitida, y Querétaro y Coahuila, donde se prohíbe. De hecho, anteriormente se permitía que extranjeros vinieran a subrogar los vientres de mujeres mexicanas, opción que preferían por ser mucho más barato que en sus países (similar a lo que ocurre con Ucrania y los “clientes” españoles), hasta que en el 2016 (¡SÍ, apenas en el 2016!) se cambió el código civil marcando que esta práctica sólo podría ser realizada por parejas mexicanas: de 30 casos mensuales que se registraba en la empresa REPROGYN (la única se mantiene), menos de 10 eran mexicanos y el resto de otros países.
Para poder ser una prestadora de vientres, se realiza una evaluación psicológica, social y física, aunque a nadie se le hace raro que la mayoría de las postulantes sean de colonias populares, con bajos ingresos y baja escolaridad. Poco se sabe (o poco importa) las consecuencias que esta práctica puede dejar para la salud de estas mujeres, que muchas veces acceden porque tienen hijos o familias que sacar adelante.
Lo más complejo de todo este aparato que parece propio de la Ciencia Ficción (la protagonista de El cuento de la criada del Premio Nobel Margaret Atwood, es una de las muchas mujeres secuestradas para gestar y parir a los hijos de los ricos), es que tiene un tremendo blanqueado, o sea, que parece más inocente y bondadoso de lo que es: Miguel Bosé, Ricky Martin, Sarah Jessica Parker, Kim Kardashian y Elton John son algunos de los famosos que deben sus hijos a estas prácticas de explotación moderna, y que sin duda abogarían a favor de que esta no se prohiba ni castigue… aunque conociendo nuestra historia, seguramente la culpa sería de la pobre mujer que necesita dinero y no de quien lo paga… ¿no les recuerda un poco a la prostitución?
