Temas femeninos: ZONAS ERÓGENAS FEMENINAS
¿Qué son las zonas erógenas? Según algunas definiciones de la red, las zonas erógenas o de placer son todas aquellas partes del cuerpo humano que presentan una mayor sensibilidad, y cuyo estímulo tiene como finalidad y resultado activar sexualmente a una persona. De estas zonas algunas son innatas y otras son partes de nuestro cuerpo que se sensibilizan con el tiempo.
Debido a ciertos tabúes insertos en nuestra cultura, las zonas erógenas femeninas tienden a limitarse a la vagina o al clítoris, pero debemos aprender que el erotismo y el placer van mucho más allá de eso; por eso es preciso explorar nuestro cuerpo, descubrir y reconocer cada sensación, para poder disfrutar nuevas experiencias que nos lleven al éxtasis. La exploración la puedes hacer mediante la masturbación, juguetes sexuales o con ayuda de tu pareja.
A continuación te compartimos algunos puntos importantes para comenzar a conocer tus zonas de placer:
1.- Las zonas erógenas primarias, son aquellas que comúnmente conocemos se debes estimular para lograr llegar al orgasmo, es decir, el clítoris y la vulva.
2.- Las zonas erógenas secundarias, son aquellas que al ser acariciadas pueden contribuir a que las zonas primarias aumenten su placer, ya sea algunas partes de tu piel o mucosas, aunque estas zonas no son indispensables para lograr llegar al orgasmo. En este caso pueden ser son el pubis, las nalgas, los labios mayores y menores, la entrada de la vagina, el perineo, el ano y, por supuesto, los pezones.
3.- Por último se encuentran las zonas potenciales, estas te las podríamos dejar de tarea, ya que varían en cada persona y tienen el objetivo de activar las vibraciones de tu cuerpo y conectarlas con tus sensaciones, logrando la humedad vaginal y la excitación, es decir, provocan la erótica (placer) de una persona. Si quieres una idea, puedes experimentar con las orejas, el cuello o incluso los pies.
Ahora bien una vez que conoces los tipo de zonas puedes empezar a descubrirlos, lo primero que se te vendrá a la mente tal vez será ¿Cómo? ¿por dónde empiezo?, pues bien, lo primero es tener ganas y estar relajada, puedes estar en un lugar tranquilo, sin ruido o poner música que te agrade e inspire, puedes darte un baño antes de empezar y difuminar el perfume que te agrade sobre tu cuerpo, o bien colocar una vela aromática. Lo primero que pensamos es en el tacto, pero busca alguna diferencia, piensa algo que siempre hayas querido hacer o alguna parte de tu cuerpo que tengas curiosidad de explorar, si no es directamente con tus manos puede ser algún objeto sexual, una pluma o si estas con tu pareja, puedes probar con el tacto con sus labios, con su respiración o por esta ocasión puedes probar en vendarte los ojos para despertar tus otros sentidos.
Recuerda que tus zonas erógenas no siempre te provocan placer, esto dependerá de ti, esto dependerá de tu disposición, de tu mente relajada, de tu nivel de estrés. Si en ese momento no estas concentrada o te encuentras preocupada por algo, lo más probable es que la estimulación de las zonas erógenas en vez de excitación provoque desagrado o risa por tu falta de sensibilidad.
Algo muy importante que debes recordar es que las zonas erógenas son muy sensibles, y después del sexo no necesariamente suelen ser muy agradables al tacto, así que detente un poco después de llegar al final, recuerda que después del sexo viene esa etapa de relajación llamada “refractario” donde se deja de estar excitada y lo mejor es aprovechar es momento para comentar nuestros sentimientos, tal vez algunos besos o abrazos.