Temas masculinos: LA VISITA AL URÓLOGO
Para las mujeres es totalmente normal visitar al ginecólogo al menos una vez al año desde que inician su vida sexual en pareja, e incluso desde que tienen su primera menstruación. Hay múltiples factores por los cuales revisar nuestros aparatos sexuales: para prevenir enfermedades, tanto las que afectan nuestro cuerpo como aquellas que sin provocar síntomas son transmisibles (como el VPH), para vigilar el buen funcionamiento, para elegir anticonceptivos seguros y efectivos, etcétera. Sin embargo, esta práctica no es tan común en los varones con su homónimo médico: el urólogo. ¿A qué se debe?
Pues bueno, primero que nada, el primer punto, y por en el que la mayoría de nosotros nos refugiamos, es que gestar y cuidar un embarazo es mucho más complejo y peligroso que simplemente aportar el esperma. También otro punto importante es que el ciclo menstrual produce cambios y desajustes hormonales que si no ocurren con normalidad, pueden afectar la calidad de vida de la mujer (aunque créanlo o no, nosotros también tenemos nuestras propias hormonas que nos afectan el estado mental). El último punto por el cual nos excusamos es simple y sencillamente, por miedo. La masculinidad tóxica nos lleva a rechazar la salud por hacernos los fuertes, porque ir con el médico es señal de debilidad. Además, el médico urólogo no es uno cualquiera, es aquel al que se le confía nuestra virilidad: nuestro pene… y algo aún más delicado, nuestra heterosexual, es decir, nuestro recto.
Afortunadamente, en los hombres no es tan riesgoso postergar la visita al urólogo. Cuando NO hay antecedentes de tumores urinarios o de cáncer de próstata en los lazos familiares, es recomendable es comenzar las visitas periódicas a partir de los cincuenta años.
Además de ayudar a prevenir enfermedades mortales como el cáncer, la visita el urólogo nos puede ayudar a aliviar molestias menos graves, como la hiperplasia benigna de próstata (es decir, un agrandamiento de ésta), el déficit de testosterona y la disfunción eréctil.
Si no deseamos acudir a revisiones anuales con el médico, debemos por lo menos visitarlo a los siguientes síntomas: molestia o ardor al orinar, dolor en los testículos o el periné (el espacio entre el ano y los testículos), presencia de sangre en la orina o en el semen, dificultad para conseguir o mantener erecciones o cualquier dolor genital. Algunas enfermedades como la diabetes o problemas cardiovasculares o metabólicos pueden propiciar la disfunción eréctil.
Un urólogo no sólo se encarga de las molestias externas, sino también nos ayuda a resolver los problemas hormonales y a orientarnos si nuestra molestia tiene un origen psicológico. Por ejemplo, la falta de libido, muchas veces puede estar ocasionada por déficit de testosterona o por trastornos mentales o emocionales.
Querido lector: te pedimos por favor que cuides tu salud. La visita al médico no te incomodará más que por la brevedad de la cita, mientras que el cáncer de próstata si no se detecta a tiempo, te puede quitar la vida. El cáncer de próstata es la segunda causa de muertes en hombres por cáncer, y es muy triste que esta situación podría reducirse si fomentáramos una cultura de la prevención. Te prometemos que ni tu masculinidad, ni tu orientación sexual, ni tu virilidad se verán afectadas por un simple chequeo médico, que además ni es tan invasivo ni tan horroroso como lo cuentan, ¡que oye! ¡Las mujeres soportan que les arranquen carne de la pared vaginal, les estrujen las mamas con placas metálicas y les rasguen la vulva para sacarle a tus hijos!