Y seguimos pidiendo la palabra: YO YA TE AMABA
¡Yo ya te amaba!
Fue tal vez en Cartagena
o en Cartago nuestro amor
y entre racimos.
O no sé bien si fuera en Persia
de Hafiz y sus alfombras
mirando árboles esbeltos
que tocaban cielo y se
inclinaron
junto a manantiales que ya no
existen
y de ellos bebíamos.
También estábamos
Desnudos
como ahora,
también resplandecía tu risa
como ahora.
Era un palacio, nuestra choza
era un palacio
de fina pedrería
porque tu cuerpo desnudo
daba destellos
entrechocándose dulce
contra el mío.
Yo no sabía entonces
qué hacer con tantos dones
como ahora
y fue en aquel festín frutal
donde te dije
que lo recordaría.
Yo ya te amaba, te olfateaba,
te lamía,
en Cartagena o en Cartago,
o tal vez en Persia de Hafiz y
sus alfombras.
¡Lo recuerdo apenas, mi
desnuda!