• werr
  • wer
  • weeee

Y seguimos pidiendo la palabra: TU ALLÁ COMO QUÉ… ¿QUIÉN SABE? YO ACÁ COMO QUE TU TODO

Escrito por Erick Omisis Beltrán Orozco en Viernes, 09 Diciembre 2022. Publicado en Literatura

Los fumadores contaminan el ambiente aún cuando no están fumando

Me senté en una banca en un punto sombreado a esperarla. Lo vi a los ojos y no pude sostenerle la mirada. Era como el centro geométrico de un mandala cuyos patrones a extenderse eran animales considerados como plagas… que se acercaban para pillar un trozo de ese pan gigante y duro, que se comía de una forma despreocupada y brusca.  Él, era apenas iluminado por la luz del sol que a ratos se abría paso por entre el follaje de los árboles. Lo sabía y observaba con sospechoso interés. La gente se arremolinaba para pillar un segundo la imagen y desaparecer en el vulgar bullicio. Como si fuera una intervención de las artes vivas. Me moví de lugar porque el olor a mierda me traía jodido. Al grado de mal tripearme con que era yo y no él. La siguiente banca la escogí a lado del bote de la basura. Porque pegaba el sol y yo tenía, por si las moscas, la intención de orearme, matando así algún germen. Cuando un perro de un brinco se echó un clavado a la fuente, se sacudió y las gotas bailaron libres a  estrellarse en cualquier sitio; un señor deja que dancen en su cara; cerrando los ojos con una sonrisa que salpica, después sigue jugando a hacer formas con su bastón en el agua. Pensé en mi cámara recluida ¡¡Potísima madre!! Me entristecí un poco. Después me tumbé el rollo al recordar que ahora tenía casa; si que saqué la cajetilla de tabacos, la vacié en mi mochila y empecé a despegarla. Saqué mi pluma del bolsillo y anoté:

Lo vi a los ojos y no pude sostenerle la mirada…

Levanté la misma para ver si no andabas por allí, porque a veces creo que en todo estás vos… antes de investigarlo una voz me llamó sin llamarme. Un tipo hurgaba en el bote en pleno soliloquio. Se metía un dedo a la boca y lo sumergía en un vaso con un tercio de café, hizo un gesto. Quizá le pareció demasiado dulce. Lo tiró. Hurgó el inorgánico y con un gesto clownesco comenzó a bailar y canturrear mientras sacaba un periódico del bote con delicadeza, tomó un raspado moribundo y partió, como con el mundo conquistado…  escribí.

Él era apenas iluminado por la luz… Pequeñas reverberaciones de textos inconexos que a ratos se abrían pasó por entre el follaje cibernético de los árboles... ¿me ilumina o te ilumina en mi o lo ilumina a él...?

Volví a panear la plaza por las alturas para no posar mis ojos en otros y distraerme en formas que no suceden en tu constelación; escuché una fuerza desbordada que inundaba como música de antro los oídos de cada uno de los cohabitantes. Volvimos todos la cabeza coreográficamente para darle foco a un trajeado  que vomitaba ¡choncho! Dentro de la fuente. Eso provocó un asco colectivo que, a la pollock, configuró la plaza en pieza. El colorado líquido se desplazaba por los adentros de la fuente como sangre en un shot de heroína… Escribí

¡Verga! Ya no había espacio, así que duden de la veracidad de lo que les acabo de contar…

Prendí un tabaco y se me ocurrió escribir en uno, al ver que los chorros de la fuente eran rojos… Escribí

Me metía a su boca con un tercio de mate, hizo un gesto. Quizás le pereció demasiada agua…

El cigarro se acabó y prendí otro. Era el único medio que tenía para no colaborar en la pieza. Viendo el caos fumando como roacheado por alguna droga. Pensé: todo lo que yo hago es una mierda. ¿Teatralidad en un teatro?  ¡No mames! me paré decidido, después de saber que me estaba fumando el último cigarro, a decirle al bato que era el mejor exponente de las artes performáticas-vivas-callejeras  que nunca quiso ser, cuando leí en el tabaco que se consumía …

La vida que me suceda conti…

Lo apagué. Creí que tenía que ver contigo. Entonces el olor me fundió el cerebro y empecé a sentir la metamorfosis desde las entrañas… corrí  hacia el bato para decirle con señas, que era un ¡rifado!

- ¿Con señas?

-¡Claro! Mi voz era como un tapón que mediante un mantra yo me tripeaba…

-¿Cómo?

Me concentraba en respirar, haciendo un sonido como para  dentro, intentando que el café no me convirtiera en grifo. Estaba frente a él. Me tragué el café por segunda ocasión, respiré por la boca, le extendí la mano y lo vomité.

Acerca del Autor

Comentarios (2)

  • Laura Elisa Vizcaíno

    Laura Elisa Vizcaíno

    13 Mayo 2014 a las 12:15 |
    Escatológico, autorreferencial, redondo en la historia, redondo en la forma, redondo en la fuente: es un buen texto.
  • lucy orozco

    lucy orozco

    13 Mayo 2014 a las 16:30 |
    Esta padre la página invita a la creatividad felicidades¡¡¡

Déje un comentario

Estás comentando como invitado.