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Y seguimos pidiendo la palabra: JUAN

Escrito por León Eduardo González López en Viernes, 23 Diciembre 2022. Publicado en Literatura

Juan Agustín Mineros Rocas, era un muchacho de 16 años obsesionado por la música, el arte, los juegos de video y de una chica en especial… Blanca.

Era su amor secreto, él no le decía a nadie sobre ella.
Siempre la esperaba en los recesos, siempre buscándola, siempre siguiéndola como su sombra, aunque vaya dilema, Blanca ni siquiera sabía de la existencia de Juan.
Un día Juan pasó ocho horas jugando videojuegos. No comió, no durmió, no hizo absolutamente nada más que jugar.
Su cuarto estaba oscuro, iluminado solamente por la luz de la pantalla de su ordenador; el cuarto con calcetines sucios por doquier, comida medio podrida, sudaderas sudadas hasta no poder más y el olor de Juan que hacían una mezcla mareadora, y que con sólo pasar al lado del cuarto ya querías vomitar, claro que a nadie en su casa le importaba eso… básicamente porque los papás de juan nunca estaban, trabajaban día y noche sin vida social y sin nada más que deudas por doquier. Cuando estaban, el papá de juan lo humillaba, lo golpeaba y lo dejaba con moretones por todo su cuerpo.
Don Guillermo tenía una mentalidad ruda, en la que solo él y nada más que él era hombre y todos los demás eran unas niñitas con una paleta que tenía que quitar.

La señora Sofía era muy inteligente, aunque siempre se dejó pisotear por quien sea.

Juan tenía dos ejemplos totalmente contrarios, y no sabía a quién seguir, a su papá o a su mamá.
Es por eso que él se dijo a sí mismo…seré yo.

Mala idea, juan era muy fanático de cosas pocas morales según algunos, cuando estaba solo, en su computador veía pornografía, pasaba miles de horas en los juegos de video que estaban llenos de sangre  escenas fuertes y cuerpos de personas sangrando, esos eran sus gustos.

Nadie le hablaba, porque con que iniciaras la conversación con un simple “Hola”, él decía sin vergüenza cosas como:
“Me gustaría matar a tal persona”, “me ayudarías a matar a tal persona”, “necesito dinero para invertir en un imperio de drogas TU TRABAJARÁS PARA MÍ”.
Esas frases no eran de lo más lindas, por eso… NADIE le hablaba.

Pasó el tiempo y Juan pasó de tercer semestre a cuarto semestre, y pasó a duras penas, todo se le complicaba, tenía muy poca atención para las clases siempre prefirió ver debajo de las faldas de sus compañeras que trabajar en clase.

En un fin de semana entero no durmió más que cuatro horas por pasar el tiempo jugando sus videojuegos, llegó el lunes a su escuela como un zombie, se quedaba dormido en todas las clases y se sentía orgulloso de sí mismo pues él creía que hacer eso era insuperable.

Para el miércoles ya se sentía mejor, pero eso indicaba para él…que podía repetirlo, por eso jueves, viernes y sábado paso su tiempo jugando su videojuego preferido “inmortal corpses”, que trataba de salir por las calles matando gente en las noches sin ser atrapado por la ley.

El domingo casi no durmió porque se quedó viendo un maratón completo de trece horas y media de una caricatura que terminaría su última temporada.

Todo ese tiempo mientras veía el maratón, comía papitas y refresco, bolsas y bolsas de papitas, su cuerpo se resentía. Juan sentía su piel más seca y su cabello se caía, los ojos estaban rojos y empezaba a alucinar cosas

 

 

 

 

 

Día -7

Lunes.

De 5 de la mañana a 2 de la tarde estaba en la escuela.
30 minutos de camino.
2:32 de la tarde, comía una rebanada de queso, un vaso de leche y tomaba un tazón gigante donde ponía sus papitas saladas.

2:40 prendía su ordenador y jugaba hasta las 3 de la madrugada.

Dormía dos horas.

Día -6

Martes

De 5 de la mañana a 2 de la tarde estaba en la escuela.
30 minutos de camino.
2:32 de la tarde, comía una rebanada de queso, un vaso de leche y tomaba un tazón gigante donde ponía sus papitas saladas.

2:43 prendía su ordenador y jugaba hasta las 2 de la madrugada.

Dormía 3 horas.

Día -5

Día -4
Día -3
Día -2

Lo mismo de siempre.
El pobre de Juan estaba loco ya, alucinaba cosas.
Imaginaba que Blanca estaba en todas partes semidesnuda

La sed que tenía Juan…era impresionante, su boca y garganta estaban más secas que un desierto.
Su orina ya no era tan liquida y le dolía al salir.

 

Subió de peso 4 kilos, diabetes, presión alta y colesterol.
Ya estaba en las últimas.

Eso ya no era vivir.

 

¿Paro de jugar?

No.

 

 

Día -1

Domingo

Juan no se paró de su cama, le dolían los riñones, el corazón palpitaba como loco, como si estuviera haciendo ejercicio, la oscuridad le aterraba, así que abrió todas sus ventanas y prendió sus luces, hablaba solo ¿por mañoso? No lo sé, pero él ya no era Juan.

 

Día 0

Fue a la escuela, habló con blanca menos de 7 segundos, le fue suficiente.
Llegó a su casa todo dolido del cuerpo, se le iba el aire, se bofeaba fatalmente.

Se sentó en su sala con un dolor en el pecho y en el brazo izquierdo, y murió.

 

 

Al llegar la mamá de Juan, pegó un grito horrendo.

 

 

 Todos los vecinos la escucharon.
Juan estaba pálido.
Sus labios muy secos, agrietados y con sangre.
Sus ojos rojos y sus ojeras gigantes y oscuras.
Las manos y pies súper gordos e hinchados.
El pelo estaba muy fino y caía con facilidad.
Murió por una droga: los videojuegos, la tecnología o como quieran decirle, al final es lo mismo.

¿Murió feliz?

 

Comentarios (1)

  • Leon

    Leon

    01 Febrero 2015 a las 19:13 |
    Muchas gracias, no es un cuento de otro mundo, el mensaje que quiero a dar es que moderemos las cosas, en este ejemplo fueron los videojuegos, computadoras, comidas chatarras, no dormir, y otras cosas mas, que como todo en exceso es malo.

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