Y seguimos pidiendo la palabra: LA MAR ASOMBROSA
¿Y si somos sólo las moléculas
de la gota de brisa en una piedra de la playa
que rueda, explota y se recrea eternamente?
Las generaciones se reponen y transforman
pero reposa intacto el mismo elemento.
Hojeaba un atlas histórico mundial:
historias viejas nunca resueltas,
historias nuevas sin respuestas,
conflictos sepultados por otros conflictos.
Como si cada veintena de años volviera de nuevo la mar
a recoger favores y malestares y renovar la arena.
O cada cien, quinientos, mil años, resucitaran
problemas, héroes, villanos y sus circunstancias.
Y cada que algo suceda, algo habrá
como condición para amar,
para rebelarse o estar desnudos
en el espacio laberíntico que tiene
por final —inesperado—: ¡LA NADA!
Irnos y volver en la eterna sorpresa de encontrarnos
los mismos seres maravillados por la existencia.
Comentarios (1)
Dinora
Felicidades por esa forma de ver la vida. También creo que somos esas moléculas. Espero seguir leyendo su poesía.