Y seguimos pidiendo la palabra: ADELYNN
Despierto y miro a mí alrededor, esperaba que todo hubiera sido un sueño, que aquellas voces en mi cabeza que me inducían a hacer cosas malas hubieran sido tan solo una pesadilla. Pero, desgraciadamente, no lo eran.
Todo está tal cual lo dejé hace un par de horas, cuando decidí tomar una siesta para escapar de aquellas voces; la puerta aún está cerrada, los papeles siguen desperdigados cerca de la mesa, la silla sigue volteada en un rincón, y yo, yo sigo en la esquina más alejada de la entrada, usando mi bolso como almohada.
Me levanto y camino hacia la puerta, tengo que salir de aquí antes de que alguien venga y descubra todo el desorden que he creado.
Salgo del edificio, y por la posición del sol deduzco que es un poco después de mediodía; espero, que por ser un lunes de vacaciones de verano, no toparme con nadie mientras camino. Tengo hambre.
Todo está muy tranquilo y callado, casi podría pensar que nada he pasado, pero entonces empiezan de nuevo. Las voces en mi cabeza parecen despertar. Las voces en mi cabeza parecen despertar empiezan a susurrar cosas, cosas malas; sus voces son solo un murmullo de fondo, pero se que tarde o temprano subirán de intensidad.
Después de unos minutos de caminar sin rumbo, veo una tienda pequeña, está abierta y parece que no hay nadie adentro, en cualquier otro momento hubiera entrado a comprar, pero no llevaba dinero conmigo.
-Las puertas están abiertas Adelynn, no hay nadie dentro, a nadie le molestará si entras y tomas algunas cosas- dice una de las voces
-¡No! Eso está mal, ¡están hablando de robar! – Exclamo molesta-
-¡Anda! No pasará nada, después de todo ¿qué es lo peor que podría pasar? Sabes que lo harás… ¿o acaso estás asustada?- me retan.
- Claro que no estoy asustada!
-Nadie lo notará Adelynn, a nadie le importas, ni siquiera notarán que has estado allí… -
-¡Basta ya! - Grito exasperada - ¡Déjenme en paz! –
-Porque habríamos de hacer eso – responden
No lo soporto más, las voces parecen multiplicarse y he descubierto que para hacerlas callar por un rato tengo que hacer lo que me piden. El único problema es que cada vez las cosas que me piden son más graves…
Entro a la tienda y voy por la comida, las voces gritan en mi cabeza y solo bajan el volumen cuando meto en mi bolso las cosas que me piden.
Estoy apunto de irme cuando escucho la campanilla de la puerta, e inmediatamente me pongo alerta, temiendo por quien sea que haya entrado.
-Hay alguien aquí. No lo queremos aquí- dicen las voces en un siseo – Yo digo que hay que matarlo… ¡Sí! ¡Estrangúlalo!... Destrúyelo…- empiezan a exclamar.
Yo solo agarro con fuerza mi bolso y corro fuera de la tienda, me aterra que las voces quieran que mate a alguien, porque, aunque no quiero lastimar a nadie, las voces me obligarán a hacerlo. Así que camino sin rumbo asegurándome de ir por los lugares menos transitados que conozco, para evitar toparme con gente.
Saco algunas cosas para comer de mi mochila, y sigo vagabundeando.
¿Será que todas las personas que hacen cosas malas lo hacen porque tienen voces en su cabeza igual que yo?
- Claro que no Adelynn, tú eres la única a quien se le ha concedido el placer de escucharnos- Responden varias voces a la vez
No las aguanto más, hago un esfuerzo por hacerlas callar, por alejarlas de mi mente; y, por primera vez, lo logro. Entonces decido caminar un rato.
Después de horas evadiendo gente, solo por si acaso, me doy cuenta de que terminé frente a mi casa.
Se que no hay nadie en casa, que mis padres no regresarán hasta entrada la noche y que se irán muy temprano, así que no habrá problema si entro a dormir en mi cuarto, en mi cama.
Entro por la puerta trasera y subo las escaleras con dirección a mi cuarto. Me acuesto en mi cama y me duermo al instante.
Despierto, oigo voces, pero las voces no vienen de mi cabeza
- ¿Ade? ¿Estás despierta mi amor? – escucho a mi madre preguntar preocupada.
No puedo evitar notar que las voces ya no están, también noto que mis ropas no son las que tenía puestas cuando me quedé dormida
-¿Mamá? ¿Qué pasa? – Pregunto preocupada, tal vez en realidad fue un sueño.
- Me iré a trabajar a otra ciudad un par de semanas para cubrir a un compañero, tu madre se quedará contigo, pero me irá a dejar al aeropuerto- Responde mi papá desde la puerta de mi habitación.
-Está bien, dormiré otro poco- respondo. Mis padres asienten y salen por la puerta.
Yo aún me siento cansada, pero debe de ser porque ese mal sueño no me dejo descansar.
Ha pasado una semana, y he llegado a la conclusión de que las voces fueron un sueño provocado por el exceso de alcohol que había tomado antes.
Bajo las escaleras y veo a mi madre dormida en el sillón de la sala.
-Mírala, dormida. Se ve tan… indefensa ¿no lo crees?- creo escuchar.
Pero no puede ser posible, las voces fueron solo un mal sueño.
-¿De verdad creíste que fue un sueño? ¿Qué estabas demasiado borracha? No Adelynn, somos reales, y no pensamos abandonarte
-No es posible, esto no me puede estar pasando- murmuro con pánico en mi voz.
- Y para que veas cuanto te extrañamos vas a matarla, vas a matar a tu madre…- me dicen en un tono dulzón
-¡No! No lo haré. Es mi madre ¡por Dios! – respondo
- Tu sabes que lo harás… verás que va a estar bien- responden todas, y al ver que no me muevo empiezan a gritar.
Y de nuevo, como en la tienda, se que debo obedecer para hacerlas callar. Pero, de alguna manera, también se que en el momento en que lo haga perderé el control de mi misma.
Así que subo a mi cuarto, en el camino tomo una cuerda del cuarto de herramientas, me amarro la cuerda alrededor del cuello y las voces empiezan a gritar
-¿Qué crees que estas haciendo? ¡Quítate eso del cuello en este instante! ¡Basta!
Y entonces, me cuelgo, dejando atrás solo una nota que decía:
“Lo siento, pero ya no pude aguantar más.
Los amo con todo mi corazón, no quise hacerles daño, esto es lo mejor. Se que las voces me hubieran hecho hacerles daño. Los extrañaré mucho.
Adelynn.”