Y seguimos pidiendo la palabra: EL APARECIDO
La televisión no prendió, la habitación oscura, otro apagón en la ciudad. Un frío golpeó su nuca, después de abrir la ventana y dar la vuelta, como cascada recorrió su columna y en ese instante el terror se apodero de sus emociones. Temerosa, se sentía observada. La temperatura bajaba y su miedo había multiplicado. Giró su mirada por su encima de su hombro y una sombra viajó rápidamente a donde su mirada no llegaba. Se quedo quieta un instante. Aquel ambiente perturbador tensó sus músculos y el sol aún tardaría en llegar.
Pasaban las horas. Presa del cansancio se deja ir en un vaivén somnoliento para despertar a ratos, a sustos.
Un murmullo crudo tocó su oído, violentamente. Miro hacia todos los lados de la habitación…nada. Por fin decidió ir a dormir. La idea ser contemplada desde el pie de la cama, hizo que se envolviera entre la sábana, encorvada igual a un feto rígido. Un siniestro aire se coló por entre la sábana, reptó desde la punta de sus pies hasta su espalda, subiendo hasta perderse entre sus cabellos. Dormida, besos y caricias heladas cubrían su cuerpo, fue penetrada por una oscuridad voraz que le destrozaba las entrañas. Aterrada abrió los ojos y el horror reinó sus noches para siempre jamás…