Y seguimos pidiendo la palabra: LA VIDA ES BELLA
En alguna parte de la ciudad donde los altos edificios no dejan de crecer (el centro de la ciudad) árboles y bancas coloridas, se encuentra un hombre vestido de negro y sus zapatos recién lustrados, de pronto se encuentra con su ex-pareja por casualidad.
El tipo acompañado de su soledad cae en una obscura depresión por haber perdido su sentimiento de amor, la mujer con su colorido vestido se miraba de muy buen ver; era alegre y enamorada de la vida misma. Juntos empezaron a platicar después de un saludo muy frío por parte del hombre, y así comenzó la conversación de sus problemas, mientras presenciaba cómo la mujer lo empezó a ayudar a cambiar su forma negativa de ver la vida, y cuando ésta sonreía, el viento soplaba su cara, como si la naturaleza le diera la razón.
Al despedirse el hombre ya convencido de que la vida es bella le da las gracias y se despide de abrazo, justo en ese momento su corazón dejó de latir.