Y seguimos pidiendo la palabra: FÓRMULAS PARA EL OLVIDO
Fórmula cero
Te diré yo del fin de la palabra,
del fin del tiempo y del olvido,
cuando el amor que tú conoces
haya tendido su crepúsculo,
amado mío.
No consultes algún oráculo,
diablo de mis sueños,
dulce desencanto:
nadie habrá para responderte.
No hay cielo ni tierra
para cobijar tu dolor,
el horror de tus humos,
la obstinación de tu muerte.
Que todas las maldiciones
caigan sobre ti,
tu condena sea mi sanación:
estaré limpia de ti al amanecer.