Y seguimos pidiendo la palabra: LUZ DE LOS OJOS CERRADOS
Poema XII
El leyó pacientemente los secretos de mis ojos
develó los humedales escritos en mi pelo
lento a ritmo de soltarlo
caían una a una las gotas hebras de cabello,
Mi cabeza voluptuosa hidra de incontables
serpientespensamientos
ahora serena observa
el silbido de sus labios.
Poema XI
Ahora tú piensas en mí como yo en ti. En el borde de la cama
se sientan nuestras mutuas compañías de la ausencia.
Suspiro, crujen las alas de la tarde.
Quejido, tronco de mi plexo destemplado.
Siento al cazador de Blanca Nieves acechando.
Siento la serpiente amor entre mis huesos.
Fuera abajo.
He caído.
¿Por cuánto tiempo esperaré a que me pueblen las hormigas? ¿Cuántas veces más me levanto del estrépito, me regenero las raíces?
El bosque al centro, en el medio de la cama. Tú y yo en el borde.
Nosotros de nuevo en la rama del recuerdo que cruje de nuevo,
de repente
y se cae.
Te veo volar de la orilla de la cama, como un delfín de aire,
nadando en el confín de la distancia.
Tus ojos se niegan a nombrarme, mis labios desisten de llamarte.
Me duermo y tocas la ventana de mi sueño
y empiezo de nuevo el cuento:
ahora tú piensas en mí como yo en ti.