Y seguimos pidiendo la palabra: NAUFRAGIO IN CRESCENDO*
Ya no sé si este octubre llega herido o solo o náufrago; naufragio in crescendo que va hacia las orillas de la soledad; náufrago encadenado: exhibe tatuajes de los días en el desierto, pero ya no dice nada, puro desierto, pura ausencia colorada de tinta y piel, pura memoria vástaga; un recorrer inmenso a lo largo de caricias, uno que otro descubrimiento de soles en la mirada y tan tan (no hay nadie en la puerta), tan tan (nadie toca a la puerta) tan tan, quién es, es Nadie.
Nadie, naufragio, me avisa del torbellino de alas rotas que deshacen el sueño de madrugada: Morfeo se tambalea ridículo, él ya no sabe de estas desolaciones inventadas a flor de sol;
El instinto no despierta, ya murmuraba sonidos siempre entendibles nunca traducibles; ese es el vacío pendular de esta ventana marítima, corpórea, conceptual, tal vez expresiva; no entiendo ni quiero entender nada, solo vivir este aire que algunos respiran y que mi voz quiere adherir a una inmersión más en sus cadencias planetarias; sigo naufragando en ti.
Orinamos la tierra de los vivos que se sienten orgullosos de su Idiotez; escupimos sobre sus tumbas.
Cantamos, pretendemos cantar, seguiremos cantando, balbuciendo, escupiendo, blasfemando, incendiándonos en la palabra como lo aprendimos ayer en la selva y hoy lo practicamos sin pena por las rutas desérticas sin oasis y por los mares ignotos de tu vientre...
* Poema tomado del libro En el Norte ya no hay playas, Andraval ediciones, colección Palabras del Humaya, Culiacán, 2011.