Y seguimos pidiendo la palabra: AYER
Sonó la sirena de la cementera.
Su canto recorrió calles
iluminadas por reflejos charcosos.
Vio pasar carcajadas, miradas y dientes.
Nos arrulló su canto
como en aquella historia…
y al despertar fueron los medios
que anunciaron
un espejismo más de la violencia.
Sería ayer que la sirena se confundió
al engolosinarse con los disturbios.
La escuchamos cantar toda la noche.
Nunca se supo si era himno o lamento.