Y seguimos pidiendo la palabra: CANTO AL VUELO DE LA BRUJA
Bruja,
carne de látigo,
pozo de iniquidad,
horrible quintaesencia
de todo lo abominable;
un lobo furioso
emerge violento y desgarrador
del centro de mi pecho,
y un águila negra y crispada
saldrá volando veloz de mi hombro derecho.
Un amotinamiento
de malasangre
infecta
el alma de la tierra;
la crueldad perversa
emponzoña
los besos de los enamorados;
el paseo por los bosques
o por los altos tribunales del mar
se incendia con las vestales más ardientes
y cachondas
que los siete cielos expulsaron
del averno;
Bruja definitiva:
¡Oh, celebrante de orgías incendiarias,
ministro del terror,
saltatumbas solemne,
clerizángano fugaz,
sacerdote de almas rebeldes,
sacristán del deseo!
¡Oh, demonio inspirador,
demonio doctrinero que me alientas
y seduces,
arrástrame contigo!
Ninguna bruja
es tal
sin la insondable
perversidad
que violenta
nuestra blandengue naturaleza