Y seguimos pidiendo la palabra: DE LO COTIDIANO
En la taza, se me ahoga el café de esta mañana.
No le extiendo una cuchara,
No lo miro.
Se enfría, pensativo, sin azúcar,
Para endulzarse con nuestro silencio.
Cómo le hago para brincar este cerco de palabras,
Y al pasar la hoja, desnudarte;
Y ya sin metáforas que estorben,
Cómo detengo a los versos en su sitio,
Los sustantivos, los verbos, los gerundios.
Si la rima choca a la mitad de la estrofa, como un pájaro sin cielo,
Sin un semáforo crepúsculo,
O un motel de árboles
Para hacerte el amor.
Sobre el tallo del día
Sigue tu luz abierta, deshojada, temblando,
Ala que se adentra en el aire
Y en la médula del vuelo
Se sostiene inmóvil cometa en la mirada.
Las nubes de tu boca, lo confirman,
Lo único imposible es no volar.