Y seguimos pidiendo la palabra: EL DESTIERRO
Voluntad en tu destierro había. Te fuiste llevando de puño en puño la tierra, esa tierra que te fue cambiando la mirada de lince. Esas tus palabras que hacían nido en mis oídos, que después se volvieron estruendos, rayos que atravesaron muros, que acribillaron los cristales de esta casa. Palabras que se fueron a la calle. Preferiste el adiós, antes que pronunciar mi nombre verdadero, preferiste esos luceros de oropel, preferiste las medusas falsas, la sangre estancada, las muñecas rotas, las minucias, el saltimbanqui.
En tu destierro había voluntad de dejar a la deriva las palabras, de callarlas, para descubrir que la soledad es tu fin, para comprender que Baco pueden más que un latido que musicaliza una esperanza de ver el otoño caer, de oírnos con los ojos descarnados, claritos, como niños de vez en vez. Se te olvidó el juramento como tantas veces, se te olvidaron para siempre las pupilas dilatadas de mis ojos.
Hay voluntad en tu destierro porque ya no espero que regreses.