Y seguimos pidiendo la palabra: Distópica I
I
Somos la fractura del paisaje,
la evolución dormida de algún verso.
Heridos en el jamás oscuro que nos llama,
inevitablemente mansos vamos,
corazón triturado en la vulva de la ausencia.
¿Qué nos queda?
Tal vez el cadáver de aquel siempre
que nos estalló en el Dios tatuado al torso,
tal vez el polen que huye del sereno
en un quizá que ya no habita el suelo.
Taller de la Serpiente