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Y seguimos pidiendo la palabra: LA CALLE (Andanzas) (18-oct-14)

en Sábado, 18 Octubre 2014. Publicado en Literatura, Poesía

Al final del día, tumbarse y clavar los ojos en la nada. Después de un instante, entrever los movimientos de sus largos edificios: brazos curvilíneos que se enganchan a las paredes de mi cuarto; sentir el rasguño de su sombra silenciosa, verla huir de pronto entre luces de carros trasnochados. Pensarla desierta al borde de la noche. Escuchar sus ecos que trepan por el viento. Imaginar sus piernas largas y desnudas curvándose al susurro de una esquina.

En  parpadeos verter el sueño sobre su cadera ancha y asfaltada; contemplar sus formas arquitectónicamente bien trazadas.

Mirar el movimiento fatigado de viejas casas acurrucándose en su falda: contoneo de desnudas azoteas, coqueteo de ventanas adormiladas que revelan la intimidad de una historia, intermitente bostezo de un gemido que se oculta en el mutismo.

Deslizarse en la despabilada luz de las farolas,  huir a barrios despoblados.

Andar en la niebla: cabello enmarañado que corre al sur por techos mojados, anclarse a las cúpulas de su pecho,  desafiar los rincones, callejones agazapados en sus costillas; andar sus banquetas erizadas, sentir bajo los pies el sabor a desvelo de las horas amargas. Ver la desnudez de su enramada quietud creciendo al poniente, desolados espacios comunes donde me pierdo en las madrugadas de frío.

Sigo aquí, Inmóvil al igual que ella.

Demorando la mañana.

 

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